El puente del Cardenal en Monfragüe y la iglesia de Torre de Don Miguel, bienes de interés cultural
El consejo de gobierno de la Junta reunido este martes ha aprobado dos decretos similares, uno primero por el que se declara Bien de Interés Cultural el Puente del Cardenal, en los términos de Jaraicejo y Torrecillas de la Tiesa
El Consejo de Gobierno ha aprobado el decreto por el que se declara Bien de Interés Cultural, con categoría de monumento, el Puente del Cardenal ubicado sobre el río Almonte, en los términos municipales de Jaraicejo y Torrecillas de la Tiesa.
Se trata de un puente cuyo origen puede ser romano y por el que transcurría el antiguo camino real que comunicaba Madrid y Toledo con Extremadura y Portugal, a través de Trujillo, y que convergía con un ramal de la cañada real leonesa occidental, motivo por el que se construyó la rampa para el ganado.
Es una construcción muy relevante tanto por su historia como por sus valores estéticos, entre los que sobresalen la inusual rampa central, el templete y las dos hornacinas que se sitúan sobre el mismo.
El puente original lo promovió el obispo de Plasencia, Juan de Carvajal, también cardenal de Sant´Angelo y señor de la villa, y lo construyó en 1440 el cantero y maestro mayor del obispado de Plasencia, Pedro González. Posteriormente, fue reparado por orden de los Reyes Católicos en 1493 y ampliado entre 1634 y 1639 por el maestro Lucas González de la Gándara.
Estuvo en uso hasta la construcción del puente de la carretera Nacional V, situado a poca distancia, en los años cincuenta del siglo XX.
Además del entorno inmediato al bien protegido, se ha considerado oportuno incluir la chimenea de ladrillo situada en una industria lanera próxima. El motivo es destacar una de las funciones (industria de la lana) vinculada a la trashumancia del ganado por el puente objeto de protección y al río Almonte.
Lo mismo ha sucedido con la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Torre de Don Miguel, que constituye un elemento singular relevante y de valor incuestionable dentro de la arquitectura religiosa de Extremadura.
Se trata de un edificio paradigmático en el patrimonio de la Sierra de Gata y en él trabajaron algunos de los principales artistas renacentistas de la región, como el arquitecto Pedro de Ybarra.
Su valor también radica en la propia imagen del edificio, que domina la trama urbana y cuyo juego de volúmenes refleja las características constructivas de los periodos gótico y renacentista en la región.
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