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Cientos de fosas comunes siguen sepultadas bajo el silencio a la espera de reabrirse

Imagen de los trabajos de la fosa común de Arroyo de San Serván, la última de las fosas que se financió con fondos estatales en 2012

Jesús Conde

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El paso del tiempo y el silencio las ha abocado al olvido. Se trata de cientos de fosas comunes repartidas a lo largo de toda la región. En ellas yacen las víctimas de la represión franquista, que ascienden al menos a 14.000 personas en Extremadura.

A dos metros bajo tierra, en cunetas o cementerios, se estima que en la mayoría de municipios de la provincia de Badajoz hay al menos una o dos fosas. No se trata de una cifra desorbitada si se tiene en cuenta que la provincia pacense fue una de las más castigadas, con al menos 11.000 víctimas. Una cifra que sólo supera Sevilla.

Los historiadores han confirmado la existencia de al menos cincuenta fosas en la región, aunque se trata de una cifra de mínimos que cada año va aumentando. El paradero de muchas de ellas se desconoce.

El franquismo no dejó un mapa con las personas fusiladas y enterradas, y el proceso resulta complejo. Faltan muchas piezas para componer el gran rompecabezas y determinar el paradero de las víctimas de la represión.

El historiador Ángel Olmedo explica cómo el régimen trató de hacerlas desaparecer, y a menos que haya alguna clase de información o un testimonio oral resulta complejo hallar nuevas pistas.

El proceso de exhumación de los cuerpos se realiza bajo un minucioso protocolo científico y de documentación que comienza con los primeros sondeos. Con ellos se determina si efectivamente hay restos en ese lugar.

A veces se encuentran evidencias muy claras, porque los cuerpos de las víctimas del franquismo suelen presentar fuertes signos de violencia, con disparos y casquillos de bala. Lo más normal es que sean enterramientos múltiples, colocados de una forma forzada. También pueden estar boca abajo, con los brazos atados y sin ataúd.

Tipos de fosas

Hay que diferenciar entre dos tipos, dependiendo del momento histórico en que se produjeron los asesinatos.

Durante la guerra, y los años después de la contienda, se puede hablar de fosas clandestinas, enterramientos que no están inscritos en la mayoría de los casos. Se produjeron en los primeros momentos, en los que las tropas de los golpistas iban entrando en los pueblos a ‘sangre y fuego’, y en los que los fusilamientos se producían sobre la marcha.

En el caso de los consejos de guerra es diferente. Estos fusilamientos sí que están inscritos en el registro de defunción, aunque las víctimas también acabaron igualmente en las fosas comunes. Existen datos de fusilamientos por consejos de guerra a lo largo de la década de los 40. De hecho, transcurridos diez años del comienzo de la contienda, la dureza de la represión franquista seguía siendo igual o más.

Más de 300 víctimas recuperadas desde 2002

En la década de los 2000 comenzó en Extremadura el trabajo del Proyecto de Recuperación de la Memoria, un organismo conformado por la Junta y la universidad, y que cuenta también con la financiación de las dos diputaciones.

Su trabajo, en comunidad con los movimientos asociativos memorialistas, ha permitido trabajar en este periodo en medio centenar de fosas, de las que se han recuperado más 300 cadáveres. Han sido excavadas unas 40 fosas, mientras que los sondeos y prospecciones ascienden a 50, informan fuentes de la Consejería de Cultura.

En próximas fechas se producirá la apertura de tres fosas en la región con fondos del Gobierno central. El Ejecutivo retoma las actividades que paralizó en seco el gobierno del PP. La última de las fosas excavadas con fondos estatales fue la de Arroyo de San Serván en el verano de 2012, a cargo de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica en Extremadura (ARMHEX).

En esta ocasión han sido seleccionadas las fosas de Fuentes de León, en la que se continuará la segunda fase de las excavaciones iniciadas por el Proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica. Se sumarán las catas previas y prospecciones en los cementerios de Navalmoral de la Mata y Puebla del Maestre.

Otras fosas reabiertas

Con la llegada de la democracia fueron abiertas varias de ellas, las denominadas 'fosas al alba'. Muchos municipios tomaron la iniciativa tras cuatro décadas de silencio, aunque el movimiento se paralizó tras el golpe de estado de Tejero.

Casas de Don Pedro fue el primero de los municipios en abrir una, y detrás vinieron Alconchel y Almendral, Calamonte, Higuera de la Serena, Jerez de los Caballeros y Oliva de Plasencia. Éstos son sólo algunos de los pueblos en los que se abrieron enterramientos, hasta sumar 35.

También hay que tener en cuenta las fosas que abrió el franquismo por orden del dictador con motivo del traslado masivo de cuerpos al Valle de los Caídos. Se calcula que allí hay en torno a 260 extremeños, de una veintena de localidades. Se conocen los nombres de la mitad de ellos.

En algunos casos hay cifras muy llamativas, como el traslado de 71 personas de Logrosán, 63 de Badajoz o 49 de Trujillo. No se sabe a qué se debe, aunque sí hay constancia de una circular que se envió desde Madrid a los gobiernos civiles, con el objetivo de rellenar el valle. Puede que algunas autoridades locales fueran más diligentes que otras y se pusieran manos a la obra, explica Ángel Olmedo.

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