A falta de siete días para entrar en el verano, la mayor parte de la península ya se ha sumido en la primera ola de calor de la temporada, con temperaturas superiores a los 40ºC en la mitad sur y noches tropicales -es decir, con temperaturas superiores a los 20ºC- en gran parte del país. Este hecho provoca que se dispare el riesgo de golpes de calor, deshidrataciones, hidrocuciones y otras afecciones relacionadas con las altas temperaturas y, por tanto de ingresos hospitalarios en las franjas de edad más sensibles: menores de 12 años y mayores de 65 años.
En consecuencia, no debemos tomarnos a ligera la prevención simplemente porque el tiempo invite a estar al aire libre, ya que según un informe del Instituto de Salud Carlos III, más de 13.300 personas fallecieron en España entre 2000 y 2009 con consecuencia de las sucesivas olas de calor que acontecieron. Como dato de referencia reciente, la ola de calor de 2003, la más fuerte que se recuerda en lo que va de siglo, causó en Europa cerca de 35.000 muertes.
Las cuatro principales afecciones de las olas de calor
Las cuatro afecciones que hay que evitar a toda costa, son:
- Hipertermia: la hipertermia es la subida de la temperatura corporal por encima de los valores normales sin que nuestro organismo sea capaz de controlarla y sin que funcionen los sistemas de evacuación de calor, como el sudor o la hiperventilación. No hay que confundirla con la fiebre, donde la subida de temperatura está relacionada con causas internas del organismo. En este caso es la exposición a una fuerte de calor externa la que provoca el aumento corporal, que puede derivar en fallos a nivel orgánico y del sistema neurológico, con riesgo de muerte.
- Deshidratación: la deshidratación se produce por una pérdida cuantitativamente importante del agua corporal así como de sales debido a la excesiva sudoración. Puede conllevar alteraciones de la concentración de sales minerales tanto a nivel muscular, con la generación de calambres y contracturas, como a nivel plasmático, lo que puede dar lugar a mareos, bajadas de tensión y sueño entre otros síntomas.
- Hidrocución: se trata del clásico corte de digestión de la piscina, que en realidad no tiene nada que ver con el sistema digestivo. Los antes llamados cortes de digestión, que se achacaban a haber comido demasiado e inmediatamente lazarnos al agua fría de la piscina, están en realidad relacionados con el cambio brusco de temperaturas extremas entre calor extremo y frío y su impacto sobre los sistemas neurológico y circulatorio, que pueden dar lugar a un síncope.
- Insomnio: La dificultad o imposibilidad para dormir adecuadamente por el excesivo calor. El 'insomnio estival' es tal vez el síntoma más extendido y el menos grave de cuantos provocan las olas de calor. Aunque si se prolonga demasiado puede derivar en una caída en el agotamiento y la inmunodepresión que propicie afecciones de otra índole, por lo que conviene no dejar que se cronifique.
Decálogo para salir airosos y frescos de las olas de calor
A continuación se relatan diez consejos para que las olas de calor no nos afecten o como máximo suframos las molestias propias de la excesiva temperatura, pero sin que altere nuestra salud. Aunque nos parezcan obvios, conviene prestarles atención, pues no cumplirlos puede implicar encontrarnos de repente situaciones desagradables y peligrosas.
- No permanecer en exteriores en las horas centrales del día: no importa que estemos a la sombra si la temperatura es excesivamente alta, ya que terminaremos por sufrir los efectos del calor, como mareos y tal vez vómitos cuando no algo peor. Si las temperaturas rondan los 40ºC deberemos estar en interiores y protegidos de la luz hasta que el sol comience a declinar. Es conveniente incluso bajar persianas y correr cortinas.
- En las piscinas mojarnos con mayor frecuencia: para evitar la hidrocución, sobre todo en piscinas o en el Atlántico, no debemos esperar a que nos dé demasiado el sol y nos suba la temperatura para refrescarnos, pues el cambio térmico brusco puede darnos el clásico 'corte'. Si de repente comenzamos a sentir mareos, dolor de cabeza así como sensación de somnolencia, debemos salir rápidamente de la piscina.
- Nada de deporte hasta bien entrada la noche: el running y otros deportes de exteriores no se recomiendan hasta la puesta total del sol en una ola de calor, y si esta es severa, es mejor no hacer ejercicio extenuante que nos suba la temperatura corporal, ya que aumentaremos la probabilidad de golpes de caor, deshidrataciones, etc.
- La botella de agua siempre al alcance: si no tenemos medios de refrigeración de nuestra casa eficaces, deberemos contar con agua cerca para ir bebiendo a fin de evitar deshidrataciones. No conviene que sea fría en exceso, ya que el contraste con el agua fría puede provocar un aumento de temperatura en el cuerpo para compensar el cambio térmico, con lo que padeceremos más calor.
- Ducharnos con agua tibia: una buena medida, sobre todo de cara a la hora de acostarse, es ducharse con agua ni fría ni caliente para dejar que nos quite el calor con su evaporación. Si el agua es fría en exceso, el cuerpo reaccionará subiendo la temperatura corporal y por tanto la sensación de calor, con lo que nos costará más dormirnos.
- Evitar aires demasiado bajos: los aires acondicionados en exceso bajos, además de resecar las mucosidades y entumecer los músculos, pueden provocarnos alteraciones si pasamos bruscamente al calor de la calle durante un tiempo demasiado prolongado, y viceversa, que pueden derivar en inmunodepresiones y resfriados. Es mejor un aire cercano a 26ºC.
- Siempre a la sombra y con sombrero: si no podemos evitar estar en la calle durante un tiempo prolongado, caminaremos siempre evitando el sol y usaremos sombreros para evitar el excesivo calor en la cabeza. Adicionalmente usaremos también pañuelos vaporosos para cubrir cuello y nuca.
- Nunca dejaremos ni niños, ni ancianos ni mascotas dentro del coche: pase lo que pase, nunca dejaremos, ni siquiera unos minutos, en el coche a personas o animales encerrados dentro, ni con aire acondicionado ni a la sombra. La temperatura dentro de un coche se dispara aunque no le dé el sol directo y niños, personas de edad y animales gestionan peor el calor.
- Evitaremos pasarnos con el alcohol: los excesos con el alcohol y otras drogas derivan en la clásica resaca, en la que la deshidratación del cerebro es uno de los principales causantes de los malestares. Si unimos la deshidratación de una resaca a otra asociada a una ola de calor, la mezcla puede ser muy perniciosa en las horas centrales del día.
- Comeremos abundante fruta y verdura: la razón es que son los alimentos que más agua tienen y que por tanto nos mantendrán más hidratados. Además son de digestión más ligera, con lo que evitaremos la pesadez digestiva que concentra la sangre en el estómago e impide que el sistema circulatorio haga correctamente sus funciones de refrigerador corporal.
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