Cómo elegir la composición de las sábanas y edredones para dormir mejor cuando hace frío
La calidad del sueño se puede ver muy afectada por la temperatura. En las noches muy calurosas de verano es muy difícil conciliar el sueño. La temperatura interna del cuerpo necesita bajar entre uno o dos grados por la noche, por lo que los expertos recomiendan dormir en una habitación fresca, entre 15 y 19 grados. Sin embargo, demasiado frío también puede interrumpir el sueño.
En verano, lo más importante es dormir sobre sábanas y colchones que absorban la humedad y el sudor y transmitan el calor, alejándolo del cuerpo, como el algodón de punto tupido, el bambú o el lino. Los tejidos con efecto frío son especialmente eficaces.
Por el contrario, en invierno buscamos materiales aislantes para evitar enfriarnos durante la noche. Esto quiere decir que las sábanas deben ser de un material que retenga eficazmente el calor. Además para una mayor comodidad, el material debe ser suave al tacto. La franela cepillada, por ejemplo, ofrece una textura agradable y acogedora y una sensación más cálida. No puede olvidarse la transpirabilidad, ya que si los tejidos retienen la humedad pueden producir sensación de frío.
El otro componente de la ropa de cama en invierno es el edredón, que en los últimos años ha sustituido con ventaja a las mantas por su ligereza y capacidad aislante. Los edredones tienen una estructura acolchada de plumas o fibra que atrapa el aire caliente generado por el cuerpo, manteniendo así una barrera contra el frío exterior. Este aire atrapado, al ser un mal conductor de calor, reduce la pérdida de calor del cuerpo hacia el ambiente exterior. Los edredones de buena calidad permiten además cierta transpiración, lo que evita que se retenga humedad del ambiente o del cuerpo y se pueda mantener un confort térmico constante a lo largo de la noche.
La elección de los materiales de sábanas y edredones es decisiva para dormir bien en invierno y, aunque hay distintos precios y opciones, los beneficios para la salud de dormir bien por la noche pueden justificar invertir en materiales de buena calidad.
Materiales para sábanas de invierno
Para el invierno es preferible elegir materiales de sábanas que proporcionen calidez y confort. Esto no solo depende del material, sino también de la textura. Los materiales con tacto aterciopelado, por ejemplo, resultan más cálidos porque retienen el aire caliente mejor que una sábana lisa. Estas son algunas de las mejores opciones:
- Franela: la franela es una excelente opción para el invierno. Hecha de algodón cepillado, ofrece una sensación extra suave y mantiene el calor de manera eficiente, lo que la hace ideal para noches frías.
- Microfibra polar: este material de poliéster es conocido por su capacidad para retener el calor. Las sábanas de tejido polar de microfibra son ligeras pero proporcionan un aislamiento excelente, manteniendo el calor cerca del cuerpo durante la noche.
- Coralina: es un tejido de poliéster con una textura extremadamente suave y aterciopelada, similar al vellón, lo que la hace particularmente cómoda y cálida al tacto.
- Algodón de tejido más grueso: algunas variedades de algodón, como el algodón egipcio de mayor gramaje, pueden ser adecuadas para el invierno. Estas ofrecen la suavidad y transpirabilidad del algodón, pero con un poco más de grosor y calidez.
Es importante que las sábanas se ajusten bien al colchón para evitar que se deslicen o se acumulen durante la noche, lo que podría interrumpir el sueño. Para aquellas personas con piel sensible o alergias, es además preferible elegir sábanas hipoalergénicas para evitar irritaciones.
Materiales para los edredones en invierno
Aunque podemos usar las mismas sábanas de algodón en invierno y verano, el edredón es la pieza que marca la diferencia entre las temporadas. La oferta de edredones en el mercado es cada vez más variada, con la incorporación de fibras naturales y sintéticas que prometen calidez, ligereza y transpirabilidad. Estos son los más habituales:
- Plumón (down): estos edredones se fabrican con las plumas esponjosas que se encuentran debajo de las plumas exteriores de patos o gansos. Es un material extremadamente ligero y muy eficiente en la retención de calor. Ofrece una excelente relación calor-peso, es muy suave y puede comprimirse fácilmente. Por otro lado puede ser caro, y no es la mejor opción para personas alérgicas a las plumas. También requiere airearse con frecuencia y limpiarlo para asegurarse de que no acumule ácaros.
- Fibras sintéticas: estos edredones están rellenos de materiales sintéticos, como el poliéster, que imitan las propiedades del plumón. Son hipoalergénicos, más económicos que el plumón, fáciles de lavar y mantener, y son una buena opción para personas con alergias. Sin embargo, no son tan eficientes como aislantes. Para obtener la misma temperatura, un edredón de fibra es más pesado que el edredón de plumas equivalente.
- Fibra hueca: se trata de edredones de filamentos de poliéster que tienen espacios huecos en su interior. Esta estructura hueca mejora su rendimiento como aislantes frente a las fibras más simples, que atrapan el aire en sus espacios vacíos, lo que proporciona mayor aislamiento térmico. Para hacer su tacto más suave, las fibras se recubren de silicona o aloe vera. La fibra hueca no absorbe mucha humedad y se seca rápidamente, lo que es ventajoso en ambientes húmedos.
- Fibra de bambú: la fibra de bambú se obtiene de la planta de bambú, conocida por su rápido crecimiento y sostenibilidad. Los edredones de fibra de bambú son suaves al tacto, a menudo comparables con tejidos como la seda o el algodón egipcio de alta calidad. Esta fibra es conocida por su alta transpirabilidad y capacidad para regular la temperatura, por lo que es una opción para los edredones de entretiempo o para las personas calurosas. Es hipoalergénico y tiene propiedades naturales antibacterianas.
Compartir cama en invierno
Cuando dos personas que comparten una cama tienen diferentes necesidades de temperatura, la elección de la ropa de cama se complica. Hay varias estrategias que pueden adoptar para asegurar que ambos estén cómodos. Una de ellas, habitual en los países del norte de Europa, es utilizar dos edredones individuales separados en lugar de un solo edredón de mayor tamaño. De esta forma cada persona puede usar su propio edredón según sus preferencias de calidez.
Esta estrategia se puede extender a las almohadas, e incluso a los colchones, uniendo dos camas individuales, lo que además permite elegir distintos grados de firmeza o materiales. Compartir la cama es una idea romántica, pero que puede afectar a la calidad del sueño. Los edredones separados pueden ser la salvación.
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