Tras hablar hace unos días del exceso de gases y su relación con posibles trastornos y enfermedades, algunos socios nos han escrito para pedirnos que hagamos el mismo enfoque respecto a la problemática de eructar con frecuencia, sobre todo si el problema subsiste más allá de las horas después de haber comido, o bien no se puede vincular con el consumo excesivo de bebidas gaseosas.
Trastornos de orden psicosomático
El todo caso, dejar claro que los eructos repetitivos son un tema eminentemente digestivo, si bien pueden deberse a un perfil psicológico ansioso, por lo que empezaremos abordando el problema desde esta óptica. De este modo, el estrés puede ser un gran motor de los eructos por distintas vías. La primera sería un aumento de la acidez estomacal y en consecuencia del reflujo gastroesofágico, que en algunos casos puede dar eructos.
Pero también el comer rápido y de pie, propio de personas ansiosas, hace que traguemos más aire del normal y este no vaya a los pulmones sino al estómago, desde donde vuelve muchas veces a ascender en forma de eructo. También las personas ansiosas con taquipnea pueden, al respirar muy deprisa, meter aire en el estómago que acaba saliendo posteriormente de forma abrupta.
Intolerancias
Las intolerancias alimentarias son también una fuente frecuente eructos; de este modo la intolerancia a la lactosa puede, además de dar diarreas, generar reacciones en el estómago que produzcan gases. Y lo mismo sucede con la intolerancia al gluten, así como con la celiaquía. Otro tipo de intolerancias, como a la fructosa, también pueden tener como resultado un aumento de la frecuencia de eructos.
Hernia de hiato
En un orden un tanto más grave podríamos situar la hernia de hiato, un problema poco frecuente hasta ahora pero que con el consumo de bebidas gaseosas va aumentando. Se trata de una rotura del hiato, la membrana que separa el esófago del estómago, con lo que se impide el correcto cierre de la válvula conocida como cardias, encargada de desconectar ambas zonas. Entre los síntomas más frecuentes está la acidez nocturna y los eructos.
En un orden inferior de gravedad está la incompetencia cardiaria, en la que sin haber hernia, el cardias no se cierra por distintas causas, entre ellas el estrés, el alcohol, el consumo de bebidas gaseosas, el exceso de café, etc. En ambos problemas, la solución reside en una dieta acorde y en evitar determinadas posturas al sentarnos y dormir.
Infección por Helicobacter pylori
Hasta fechas más o menos recientes, no se prestaba la adecuada atención a la bacteria Helicobacter pylori; hoy en día se sabe que su presencia en el estómago de los humanos dispara el riesgo de padecer una úlcera y puede ser una de las causas de los cánceres gástricos, así como del linfoma de tejido linfoide asociado a mucosa (MALT), un tipo de cáncer linfático.
El motivo es que se alimenta de la mucosa, desprotegiendo así las paredes del estómago ante los jugos gástricos, que las lesionan. En la reacción de descomposición de la mucosa, una capa proteica, se genera amoníaco y CO2, que termina saliendo en forma de eructo. Esta sería por tanto, una de las casuísticas más probables vinculadas a los eructos extemporáneos, no relacionados con la digestión.
Insuficiencia pancreática
La insuficiencia pancreática deriva de una inflamación crónica del páncreas. Como consecuencia, este órgano va desarrollando tejido fibroso y perdiendo el propio. Esto termina provocando una pérdida de funcionalidad del páncreas que deriva en diabetes y malas digestiones crónicas, al no poder crear los compuestos encargados de digerir los alimentos.
De este modo, se pueden dar a nivel estomacal tanto intolerancias alimentarias como fermentaciones paralelas de los restos alimentarios por parte de las propias bacterias de la comida, generando gases que pueden ser malolientes y den lugar a eructos fétidos.
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