Los besos en las relaciones de pareja cumplen básicamente dos funciones. La primera es evaluar a la otra persona, es decir, de alguna manera corroborar si esa otra persona es la “indicada”, la compañía con la que se desea estar. La segunda, facilitar el apego entre los miembros de la pareja en las distinttas etapas de la relación y, por lo tanto, fortalecerla. De ahí, sin duda, la importancia de los besos. Esas son las principales conclusiones de un estudio realizado por científicos del Reino Unido y publicado en la revista especializada Archives of Sexual Behavior.
De esa manera, el trabajo, basado en encuestas a unas 900 personas, corroboró dos de las hipótesis de las cuales partía, pero halló muy pocas evidencias para la tercera: que la función principal de los besos consistía en aumentar los niveles de excitación e inducir la interacción sexual (aunque esta es, por supuesto, una de sus consecuencias).
Por otra parte, los científicos, quienes señalan en el texto que las investigaciones en torno a este tema se encuentran “aún en su infancia”, no pudieron resolver a qué se debe el apego que los besos -al igual que darse abrazos y tocarse- propician en la pareja: si al aumento del deseo sexual, a la reducción de los niveles de estrés, a la liberación de neurotransmisores como endorfinas y oxitocina, o a que afectan directamente los centro de recompensa relacionados con la dopamina en el cerebro. Porque eso sí se sabe: los besos tienen el poder de generar todos esos efectos.
Menos estrés, más “hormona del amor”
Son varios los estudios que han comprobado los efectos positivos de los besos. Científicos del Lafayette College en Pennsylvania, Estados Unidos, advirtieron que la liberación de oxitocina -conocida como “la hormona del amor”-, endorfinas y dopamina llegaba acompañada por una reducción en los niveles de cortisol, una hormona que el cuerpo produce como respuesta al estrés. Esta es una de las explicaciones por los cuales besarse, además de excitante, tiene efectos relajantes y ayuda a combatir el estrés y la ansiedad.
Además, este gesto de cariño y pasión contribuye con el sistema inmunitario, dado que el intercambio de saliva de un beso de diez segundos de duración involucra unos 80 millones de bacterias. Esa cantidad fue calculada por científicos holandeses en un estudiode 2014, quienes llegaron también a la conclusión de que en parejas que se dan nueve de estos besos por día la microbiota salival -es decir, la composición bacteriana de sus salivas- es similar. Se supone también que, por razones evolutivas, uno se siente más atraído por personas con una microbiota muy distinta, ya que esto es beneficioso para la salud de una eventual descendencia.
Por cierto, los 80 millones de bacterias parecen una cifra elevada, pero se queda pequeña cuando se tiene en cuenta que en un apretón de manos se pueden intercambiar hasta 124 millones de bacterias, de acuerdo con lo indicado por una investigación publicada en la revista American Journal of Infection Control. De hecho, los especialistas recomiendan que los médicos y otros profesionales sanitarios eviten estrechar las manos y saluden de otras maneras, como chocando los puños o las palmas (lo que en inglés llaman high five).
Con besos, una relación más satisfactoria
Otro experimento, por su parte, concluyó que besarse más con la pareja tiene beneficios emocionales y fisiológicos. Científicos de Estados Unidos seleccionaron a 52 personas adultas y les realizaron una encuesta y un análisis de sangre. Luego las dividieron en dos grupos: a unos les indicaron que aumentaran la frecuencia en que besaban a sus parejas, mientras que a las demás (el grupo de control) se les encomendó que continuaran con su vida normal.
Seis semanas más tarde realizaron un análisis de sangre y una encuesta similares a los anteriores. El grupo de las personas que se habían besado más con sus parejas mostró índices más bajos de colesterol sérico colesterol(debido a los efectos que los besos producen a nivel hormonal y en los lípidos transportados por la sangre) y en la percepción del propio estrés y depresión, al mismo tiempo que manifestó un aumento en sus niveles de satisfacción con su relación de pareja.
Los propios autores del trabajo aclaran que este se basa en una muestra pequeña y por lo tanto sus conclusiones debieran ser corroborados por investigaciones futuras. Pero, más allá de eso, aseguran que tales resultados “proporcionan evidencia experimental” de que la prescripción de besarse con más frecuencia, utilizada a menudo como un componente de la terapia matrimonial, “puede mejorar la satisfacción de la relación”. “Besarse -añaden- es un comportamiento comunicativo que produce mejoras en algunos parámetros vinculados con el bienestar físico, mental y relacional”.
Buenos para la salud dental e incluso para quemar calorías
De alguna manera, todas estas investigaciones vienen a corroborar algo que más o menos todos podemos percibir a través de nuestro propio sentido común: los besos solo pueden ser algo positivo. Contribuyen con la salud y el bienestar de la pareja y, por ende, con los de cada uno de sus miembros. Pero los efectos positivos de besarse no acaban allí: todavía hay más. Por un lado, porque los besos son buenos para la salud dentalbuenos para la salud dental, debido a que darlos y recibirlos estimula la producción de saliva, la cual a su vez favorece una reducción de la placa bacteriana, es decir, la principal causa de caries y otros problemas bucales.
Por el otro lado, unos treinta músculos faciales se ponen en acción al dar un beso, lo cual da como resultado -quizás el efecto más sorprendente de todos- que al besar también se queman calorías. Muy pocas, claro está: entre dos y seis calorías por minuto. Pero ese pequeño ejercicio físico se suma a los ya descriptos beneficios emocionales y fisiológicos, lo cual da como resultado el placer y el bienestar que los besos producen y por los cuales besarse más siempre resulta un buen consejo.
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