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Gafas reticulares: ¿una solución a los problemas de visión?

José Manuel nos escribe el siguiente correo: “Querría que publicarais en Consumo Claro las evidencias científicas actuales, si existen, sobre el uso de gafas reticulares con función terapéutica. Veo que se venden por internet y no sé incluso si no podrían ser perjudiciales para la salud ocular”. 

Las gafas reticulares o estenopeicas fueron creadas por el médico ruso Svyatoslav Fyodorov, uno de los oftalmólogos pioneros en los años 60 y 70 del siglo pasado en la microcirugía oftalmológica, y por tanto una personalidad de renombre mundial. 

Sin embargo, Fyodorov no las creó como un sustituto de las lentes graduadas sino como una mejora para aquellas personas que no podían costearse unas gafas con lentes de cristal. Pero con la mejora de los materiales, la tecnología y el abaratamiento de los precios, las gafas reticulares quedaron en el olvido frente a la revolución de las graduadas. 

¿En qué se basan?

Se trata de unas gafas negras que en lugar de lentes de cristal, presentan dos retículas punteadas de agujeros, como los ojos de una mosca, para entendernos. El principio que las guía es que al no tener mucho espacio de paso y atravesar una superficie oscura, el rayo luminoso se concentra en la zona de la mácula, la parte de nuestro ojo que tiene mayor concentración de receptores ópticos. 

Con ello, es cierto, se consigue una mayor nitidez de visión, pero tal como puntualizan desde el blog de óptica Manolito Gafitas, “se puede conseguir el mismo efecto mirando un texto por un agujero muy pequeñito”, lo que se conoce como estenopeico por dirigir los haces de luz a la mácula. 

Algunas páginas pseudocientíficas las recomiendan para leer y realizar múltiples actividades, salvo conducir, porque están prohibidas, bajo la teoría de que ayudan a corregir defectos visuales como la presbicia, la miopía, el astigmatismo o la hipermetropía, al obligar a trabajar los músculos oculares.

¿Es cierto que mejoran la vista?

A este respecto investigadores oftalmólogos del Colegio Universitario de Medicina de Seul, en Corea del Sur, estudiaron los efectos que las gafas pueden tener en sujetos sanos, para comprobar si son capaces de prevenir la presbicia o vista cansada. Publicaron el estudio bajo el nombre Análisis cuantitativo de los cambios funcionales provocados por las gafas estenopeicas.

Tras más de una semana de llevarlas puestas, los sujetos estudiados, individuos sanos que previamente habían sido controlados, mostraron algunas mejoras en su agudeza visual, pero también una disminución general de la calidad de visión, así como una mayor tendencia a la fatiga visual y una disminución de la estereopsis.

Esto es la capacidad de acoplar las imágenes que proceden de casa ojo en una sola. Por lo tanto, los investigadores coreanos recomendaban “prestar especial atención al usar anteojos estenopeicos mientras conduce, practica deportes o trabaja con instrumentos”. 

Por su parte, en un artículo de 2018, Susana Marcos, investigadora del Instituto de Óptica del CSIC, declaraba que las gafas reticulares “no solo reducen el tamaño del campo visual y la luz, sino que pueden causar una alteración del sistema nervioso llamada poliopia y que provoca la visión de imágenes múltiples”. Además, producen la dilatación permanente de la pupila, “lo que desmonta la teoría de que los músculos trabajan más y así mejora la acomodación en pacientes con presbicia”. 

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