Llega la temporada de gripe, ¿tengo que vacunarme?

La gripe es una infección vírica de las vías respiratorias muy contagiosa. Llega en invierno, a partir del mes de octubre. A diferencia de otras infecciones víricas más benignas, la gripe suele aparecer de forma brusca, con fiebre alta, dolor muscular, tos seca, malestar general y dolor de cabeza y garganta. Cuando una persona enferma tose o estornuda, puede transmitir los virus de la gripe a través de diminutas gotas que “viajan” por el aire.

Las personas también pueden llegar a contraer la enfermedad si tocan una superficie o un objeto contaminado con el virus y después se tocan la boca o la nariz. La enfermedad suele durar unas dos semanas, en función de la gravedad y siempre que no aparezcan otras complicaciones. La gravedad varía cada temporada y de una persona a otra (personas con otras enfermedades o de edad avanzada).

¿Porqué una vacuna antigripal?

La gripe está considerada un problema de salud pública importante por los altos niveles de morbilidad y por la presencia de complicaciones en grupos específicos de personas. Uno de los máximos temores es la posibilidad de una pandemia gripal. Se estima que la morbilidad de la gripe estacional puede afectar entre el 5% y el 20% de la población general. Y una de las más importantes medidas de prevención primaria de esta enfermedad es la vacunación.

Además de la vacunación, debe prestarse atención a aspectos como lavarse las manos frecuentemente, mantener la casa limpia y desinfectada, ventilar el hogar, taparse la boca al estornudar o toser y protegerse de los cambios de temperatura. Son medidas que nos ayudan a prevenir el contagio de la gripe o que este sea más leve.

¿Tengo que vacunarme?

La vacuna de la gripe tiene como objetivo reducir la mortalidad y morbilidad, por tanto, debe ir dirigida a proteger a las personas con un mayor riesgo de sufrirla y a las que pueden transmitirla a otras con mayor. ¿Cuáles son estas personas?:

  • Personas que si enferman tienen mayor riesgo de complicaciones: en este grupo se incluyen mayores de 60 años; personas que sufren una enfermedad crónica (enfermedades pulmonares o cardiovasculares, por ejemplo); mujeres embarazadas; personas con obesidad mórbida; personas que viven en residencias geriátricas o centros de enfermedades mentales.
  • Grupos que pueden transmitir la gripe a personas en situación de riesgo alto: personal médico y de enfermería, farmacéuticos, trabajadores sociales, personal de apoyo administrativo, personal de limpieza y de mantenimiento de centros hospitalarios.
  • Personas que están expuestas por trabajo a virus aviares o porcinos.
  • Viajeros internacionales: personas de los grupos de riesgo no vacunadas durante la temporada gripal que van a zonas tropicales en cualquier momento del año. 

¿Debo vacunarme cada año?

Sí, porque los virus gripales cambian continuamente, varían sus características antigénicas con facilidad de un año a otro. Cada año hay modificaciones en las cepas que circularán durante la temporada gripal. La vacuna se prepara para proteger contra los virus que se prevé que llegarán ese invierno y se intenta mantener la efectividad adaptándolas a las cepas que con más probabilidad serán las responsables de los casos de gripe de la temporada que viene.

Las vacunas se elaboran a partir de las cepas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La mejor época para vacunarse es durante los meses de octubre y noviembre, tal como recomiendan los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Durante estos meses la vacunación suele ser más efectiva. Debe tenerse en cuenta que lo empieza a ser a las dos semanas de su administración y dura un año.

No debe olvidarse que durante la temporada de invierno circulan otros virus respiratorios que pueden dar síntomas similares a los de la gripe y para los cuales la vacunación antigripal no tiene efecto preventivo. Además, en algunos casos puede ser que la vacuna provoque molestias locales leves y menos habitual es que provoquen fiebre o malestar.

Cómo se prepara la vacuna

Cada año, y durante el mes de febrero, la OMS publica la composición de la vacuna para su uso en zonas como Europa, Norteamérica y casi toda Asia. La vacuna se elabora a partir de virus gripales muertos, de ahí que no se pueda producir la enfermedad. Para este año, la OMS recomienda el uso de vacunas tetravalentes con dos cepas del virus A y dos cepas del virus B, con las que quedan cubiertos los dos linajes del virus B.

Para las vacunas trivalentes recomienda una cepa del virus B. La vacuna de esta temporada 2018-2019 debe contener, según las Recomendaciones de vacunación frente a la gripe:

Cepa análoga a A/Michigan/45/2015 (H1N1)

Cepa análoga a A/Singapore/INFIMH-16-0019/2016 (H3N2)

Cepa análoga a B/Colorado/06/2017 (linaje B/Victoria/2/87)

Ha habido algunos cambios respecto la vacuna del año anterior. Pese a las limitaciones de la vacuna, que las hay, debe tenerse en cuenta que protege contra los virus de la gripe que más probablemente circularán durante la temporada gripal, teniendo en cuenta las indicaciones de los sistemas de vigilancia internacional. Pero es importante no olvidar que la vacuna de la gripe no protege contra el resfriado común (no hay vacunas contra él) ni contra otras infecciones respiratorias víricas.

La efectividad de la vacuna puede variar de una temporada a otra y entre distintos grupos de edad y de riesgo, incluso según el tipo de vacuna y, sobre todo, de los virus que circulan esa temporada. Pero es difícil predecir qué virus prevalecerán. Según los CDC, estudios recientes demuestran que la vacuna reduce el riesgo en aproximadamente “un 40% a 60% en la población general”, durante las temporadas en que la mayoría de los virus que circulan son similares a los de la vacuna.

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