Del 'offboarding' al 'team building': cómo la jerga laboral se ha pervertido para atomizarnos y hacernos currar más
En muchas ocasiones el entorno laboral se tercia como un contexto independiente dentro de nuestra sociedad. Es cierto que cuando se accede a él por primera vez se cree que se sigue habitando algo conocido, pero no siempre es así. Esto se debe a que al pisar el suelo de ciertos espacios empresariales se dejan atrás las normas sociales que hasta ese momento determinaban la existencia del individuo, que pasa a convertirse en un trabajador con un contrato laboral por el que cede su tiempo a un motivo ulterior a su existencia: el de hacer algo productivo.
Ese contexto está plagado de palabras propias con las que se define así mismo, aunque muta constantemente. Lo hace construyendo un argot propio (y muy moderno) invadido por eufemismos que consiguen transformar muchos espacios laborales es simulaciones de un mundo ideado por Mr. Wonderful. En él lo liberal se camufla mediante una positividad tóxica propia solo de un capítulo de Black Mirror. La mayoría de trabajadores lo perciben, pero las jornadas laborales interminables, el miedo a perder el trabajo y el deseo de conciliar la vida laboral y personal hacen que la resistencia se diluya la mayoría de las veces.
Así se da un cambio de lealtades, el trabajador teme más la pérdida de su trabajo que desea una vida ajena al mismo. “Utilizar ese tipo de estrategias me parece que no es ético y, por otro lado, es una técnica de manipulación. La gente se da cuenta porque tiene experiencia y aprendizaje e identifica cuando alguien le cuenta una película para su beneficio o solo para el del otro”, dice a elDiario.es Elisa Sánchez, psicóloga, consultora y formadora en las áreas de recursos humanos y salud laboral con más de 20 años de experiencia.
A día de hoy no solo se requiere que la persona trabaje, también que esté feliz y aporte ciertas actitudes específicas a su puesto. Así se utilizan eufemismos como soft skills para definir habilidades humanas como “blandas” o team building para hablar de la “construcción” de relaciones humanas, muchas veces forzadas, dentro de los espacios laborales.
Hoy no solo se requiere que la persona trabaje, también que esté feliz y aporte ciertas actitudes específicas a su puesto
Eufemismos más comunes en el espacio laboral
Uno de los eufemismos básicos en muchos espacios laborales actuales es el de onboarding (incorporación). Este se utiliza para definir la entrada de una persona a la empresa. Mediante su expresión se reduce la resonancia de toda la burocracia añadida al proceso, que en ocasiones puede durar meses hasta que el trabajador se adapta a su puesto.
Según Sara A., sales manager (jefa de ventas) con 15 años de experiencia en empresas de ámbito nacional e internacional, “esta palabra es importante para la persona que emplea y para aquella que entra a trabajar. Esto es debido a que define el inicio del trabajo de la persona y el proveerla de todo lo técnico que requiera dicho trabajo. Hoy en día las empresas que más se ocupan de los empleados tiene un sistema de implementación mediante una plataforma por la que se provee de todo el equipo técnico y todo lo que sea necesario, como organizar las charlas con tus jefes y otros compañeros. Incluso si es una empresa muy grande hay alguien encargado de ti que se llama hiring manager, [coordinador de contrataciones] y está pendiente del proceso administrativo y burocrático”.
Así los eufemismos se relacionan con una jerarquía de 'cuidados' dentro de las empresas para delegar la tutela del proceso en compañeros o personas específicas cuya labor es más amplia que la palabra que los verbaliza. “Sirven para ubicar la entrada del trabajador dentro de la empresa e indican el estado del proceso de entrada, así como las figuras que te encuentras en dicho proceso. También te asignan un buddy que es como un 'amiguito' que puede ser de otro departamento y que te guía por todos los procesos, espacios y la tecnología. Si te sientes sola o estás con ansiedad, pues tienes a este buddy”, cuenta Sara A.
Se usan eufemismos como 'team building' para hablar de la construcción de relaciones, muchas veces forzadas, en el espacio laboral
Lo que onboarding esconde es un proceso que puede durar meses y, en muchas ocasiones, ser desesperante. “Mucha gente joven se va de bastantes empresas porque el proceso de onboarding ha sido tan horrible que no quiere seguir experimentando la realidad laboral a la que va a entrar.”, añade Sara A.
Palabras sintomáticas de la situación dentro de las empresas
Otro de los eufemismos que más se ha popularizado en los medios de comunicación es quiet quitting o renuncia silenciosa. Sara A., por su trayectoria, lo ve “de dos formas: cuando ocurre esto es que con anterioridad ha habido un burnout y lo único que quieres de verdad es renunciar de forma silenciosa. No quieres ni discutir, ni aclarar y en realidad tú te vas solamente pensando en que quieres salir de esa empresa y no quieres ni siquiera aplicar a tus derechos porque estás muy quemada. Por el lado del jefe he visto muchos casos en los que le deniega al empleado la posibilidad de despedirse de sus compañeros. Las empresas quieren alejar a los demás empleados de la situación para que no afecte al equipo. Esto les facilita blanquear la realidad aún más”.
Burnout, el término que se emplea para hablar del síndrome del trabajador quemado, es otro de los eufemismos más populares empleados en estos entornos, debido a que diluye la realidad del estrés laboral al que muchos trabajadores se ven sometidos. “No sabes si echaron a la persona o se fue. Tampoco quieren mostrar en reuniones mensuales que la persona ha renunciado. Solo pone offboarding [baja, abandono] y no sabes si ha sido despedido o si la persona se ha ido por sí misma. Suena muy neutro, incluso muy positivo: 'lamentablemente hemos hecho offboarding a dos personas en este mes y estamos en el proceso de onboarding de otras dos personas' (imitando una situación que he vivido)”, comenta a este medio Sara A. Por ello, las personas mediante los eufemismos se convierten en engranajes de procesos muy mecanizados y 'limpios', en los que se intenta no inquietar al resto de la plantilla.
Lees 'offboarding' [baja, abandono] y no sabes si ha sido despedido o si la persona se ha ido por sí misma. Suena neutro, incluso positivo: 'lamentablemente hemos hecho offboarding a dos personas este mes
Según Rolf C. Zipf, fundador de Rindus, una empresa de desarrollo tecnológico con base en Málaga que sus trabajadores valoran con un 4,1/5 en la plataforma Glassdoor de búsqueda de empleo, “uno de los eufemismos que más escucho en el ámbito laboral es el de work-life balance [balance entre vida y trabajo]. Cuando una empresa utiliza este eufemismo quiere dar la impresión de que hay un balance entre la vida y el trabajo, pero muchas empresas crean una situación en la que los trabajadores siempre tienen que trabajar más. Por ejemplo, antes de la pandemia el día laboral tenía dos partes: la mañana y la tarde. La gente empezaba la jornada a las ocho o nueve de la mañana. Después tenían un descanso para almorzar y la otra parte del día laboral. Hoy en día hay bastantes reuniones en estas dos partes, por lo que muchas empresas esperan que trabajen una tercera parte después de las ocho de la tarde para documentar o tratar los resultados. Si hablan de work-life balance fingen que crean más flexibilidad en la jornada laboral, pero en realidad la gente no tiene ninguna posibilidad de desconectar del trabajo”.
Camuflar la realidad usando otras palabras
Cabría preguntarse si estos eufemismos construyen una realidad propia dentro del ámbito empresarial, yendo más allá de rebajar el tono de ciertas situaciones. Según la psicóloga Elisa Sánchez, sirven “para apartar la mirada de la realidad. Los eufemismos van solo hacia lo positivo manipulador para evitar que la persona sea consciente de todo lo que ocurre. Esto es infantilizar y desempoderar a las personas. Cuando tienes toda la información real, certera y honesta tú puedes tomar las decisiones con base en una realidad, pero si te disfrazan esa realidad y te la camuflan te están infantilizando. Para hacer que una persona se responsabilice de las consecuencias de sus acciones tiene que haber tomado esas decisiones sin estar manipulada y de una manera que conozca toda la realidad. De lo contrario se toman decisiones basándose en informaciones muy sesgadas”.
Esto no solo provoca una barrera jerárquica, ya que también lo pueden fomentar los propios compañeros de trabajo, “así esta comunicación puede ser tanto ascendente como horizontal porque hay personas que por miedo a decir las cosas como son la disfrazan y no dicen lo que es tal cual, no negándose, por ejemplo, a quedarse un par de horas más trabajando o hacer el trabajo de otra persona”, añade la psicóloga.
Si hablan de 'work-life balance' [balance entre vida y trabajo] fingen que crean más flexibilidad en la jornada laboral, pero en realidad la gente no tiene posibilidad de desconectar del trabajo
Team building: ración extra de felicidad neoliberal
Las empresas, movidas por una competitividad pasiva entre sucursales, con otras empresas del mismo sector o simplemente por crear contenido para LinkedIn, ese espacio idílico para los eufemismos, intentan convertir el entorno laboral en una especie de Pekín Express en el que demostrar habilidades de liderazgo y competitividad empresarial maquilladas con juegos que parecen simples actividades para compartir, pero que se convierten en medidores de las capacidades del individuo. Es así como el trabajador se ve sometido a un estrés adicional que se ve reducido a un simple hashtag como #teambuilding.
Habría que preguntarse si este colegueo impuesto es una invasión de la vida privada de los trabajadores y si es ético. Según Sara A. “yo lo veo como algo bastante enmascarado porque las empresas son capitalistas y no están ahí para decirte lo bien que lo pasamos. Quieren resultados y para motivar a los empleados hacen conferencias anuales, organizan almuerzos, etc., donde todo el mundo festeja e intenta comunicarse. Las amistades surgen en el trabajo por tu conexión con la persona, pero tú notas los espacios en los que el jefe quiere crear un contexto para conseguir resultados forzándolo. Esto son los momentos happy together, otro eufemismo más”. Es así como la vida laboral y la social se interconectan y los límites quedan poco definidos. “Está todo enmascarado porque si quieres tener una amistad sales fuera de tu entorno laboral y no tienes que forzar una reunión para hacer un jueguito juntos. Es todo muy artificial en mi opinión, para que el jefe demuestre en las revistas internas de la empresa que lo pasamos genial”, añade.
Cuando tienes toda la información real, certera y honesta tú puedes tomar las decisiones con base en una realidad, pero si te disfrazan esa realidad te están infantilizando
Los trabajadores ya perciben que este tipo de propuestas se corresponden con actividades nada inocentes y a la presión del trabajo se le añade la de demostrar competencias sociales que quizás no posee todo el mundo y que se les exige. “Yo me permitía decir no a cosas porque no me importaba lo que pudieran pensar de mí, pero había gente que no podía negarse a una reunión con unos días de antelación a la que todo el mundo debía adaptarse”, concluye Sara.
Recursos humanos, el mayor eufemismo
Quizás el mayor eufemismo y más extendido sea el término recursos humanos, referida tanto al departamento como a quienes trabajan dentro de una empresa. En ese sentido Elisa Sánchez entiende que “recursos humanos siempre debe de ser algo transparente, honesto y coherente y que las palabras que utilicemos describan la realidad. Es decir, si alguien está sufriendo acoso, está quemado por su trabajo, tiene estrés o insatisfacción, dar una respuesta coherente y adecuada”.
Rolf C. Zipf añade que “la situación en España es mucho más precaria que en contextos como el alemán. En bastantes empresas españolas los empleados son tratados como números, como herramientas. Son recursos humanos; piensa realmente en lo que significa esta expresión. Nosotros no somos recursos, somos personas. Tenemos experiencias, conocimientos, pero en primer lugar somos seres humanos y no recursos. Es una expresión que odio pues me muestra una idea jerárquica. Los eufemismos son sobre todo utilizados por el ámbito de los recursos humanos que es en sí un eufemismo para definir una realidad muy compleja: la de trabajadores, esenciales dentro de las empresas”.
Convierten el entorno laboral en una especie de 'Pekín Express' en el que demostrar habilidades de liderazgo y competitividad maquilladas con juegos que parecen actividades para compartir, pero que son medidores de las capacidades del individuo
Diferencia entre persuasión y manipulación dentro de la empresa
Sin embargo, hay que tener claro que no es lo mismo disuadir que manipular dentro de un contexto laboral. “Si en campañas de sensibilización se utilizan herramientas para concienciar a los trabajadores, por ejemplo, para utilizar equipos de protección individual o de vacunación, eso es una persuasión y se realiza por un beneficio; ya que así una persona se cuida a sí misma, a su trabajo y a la organización”, explica la psicóloga Elisa Sánchez.
“Por el contrario, está la manipulación que se da cuando tu jefe intenta que cambies tu conducta no pensando en tu beneficio, sino solo en el suyo. Cuando te manipulan blanqueando el lenguaje y se utilizan los eufemismos para ello. Creo que ahora las personas estamos más sensibilizadas y pueden utilizar la manipulación una o dos veces, pero por lo general se suele percibir. Esto es debido a que hay bastante sensibilización ante lo tóxico que es estar siempre feliz. Hay que tener un optimismo realista e identificar la realidad, pero no rechazar lo negativo porque eso tiene una parte muy dañina para las personas”, concluye Sánchez.
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