Termina un año y comienza el siguiente, y a muchos de nosotros acude el deseo de realizar propósitos para el año nuevo. Es el atractivo de “empezar de cero”, como si cambiar el calendario equivaliera a dejar en el pasado todos los errores y -ahora sí- cumplir con todo eso que deseamos y hasta ahora no hemos podido.
Los propósitos más comunes son auténticos clásicos: bajar de peso, hacer deporte, ahorrar dinero, dejar de fumar, etc. Pero casi todos sabemos que es difícil cumplir con esos propósitos. De hecho, se estima que apenas el 8% de quienes se los plantean logran el objetivo.
Dado lo frustrante que puede resultar proponerse unas metas y luego no alcanzarlas, conviene formular la pregunta: ¿es recomendable efectuar una lista de propósitos para el año nuevo, o es más bien perjudicial y, por lo tanto, lo mejor es evitarlas?
Algunas estadísticas sobre los propósitos de año nuevo
Un estudio -realizado por científicos de la Universidad de Scranton, en Estados Unidos- comparó el éxito de dos grupos de personas para alcanzar determinados objetivos: por un lado, gente que los proyectó como propósitos para el año nuevo; por el otro, individuos que anhelaban esos objetivos, pero no se los plantearon de esa manera.
Seis meses después, casi la mitad (el 46%) de quienes se habían puesto propósitos para el año nuevo estaban cumpliendo con sus metas. En el otro grupo, apenas el 4% seguía adelante. De acuerdo con estos resultados, la respuesta sería que sí: la lista de propósitos es recomendable.
Por su parte, un trabajo científico de 2020 realizado en Suecia determinó que hasta el 55% de quienes se hicieron propósitos de año nuevo los habían cumplido doce meses más tarde.
El grado de cumplimiento fue mayor en aquellos que se plantearon objetivos positivos (hacer determinadas cosas) que en quienes proyectaron evitar conductas.
También es cierto, en cualquier caso, que un estudio anterior de la misma Universidad de Scranton había evidenciado el modo en que, con el paso del tiempo, los propósitos de año nuevo se van abandonando.
Según esta encuesta, casi una cuarta parte de las personas (el 23%) había “olvidado” sus intenciones cuando había transcurrido apenas una semana del nuevo año.
Un mes después, solo mantenía sus propósitos un 55% de quienes se los habían propuesto; seis meses después, un 40%, y dos años después, un 19%, un número mucho más cercano al citado 8% de las estimaciones menos optimistas.
Motivos por los cuales los propósitos no se cumplen
¿Cuál es el problema? ¿Por qué cuesta tanto mantener los propósitos? Uno de los principales obstáculos, según la Asociación Psicológica Estadounidense, es la creencia de que será suficiente con la fuerza de voluntad. Esta es, según este organismo, la razón que alega la mayoría de la gente cuando explica por qué no pudo alcanzar sus metas.
Otras causas frecuentes de no poder llevar a cabo esos propósitos son proyectar metas poco realistas, haberse planteado demasiados objetivos, no efectuar un seguimiento de los progresos o incluso olvidar qué propósitos se habían planteado.
Existen, no obstante, motivos psicológicos más profundos. Uno de ellos es que el cambio de calendario, aunque sea importante a nivel simbólico, no lo es a efectos prácticos, porque la vida -las actividades, el entorno, etc.- sigue siendo la misma.
Más que el comienzo del nuevo año, lo que puede ser un incentivo mucho mayor para modificar conductas son otros cambios grandes en el día a día como una mudanza, un cambio de trabajo, el comienzo o el final de una relación, etc.
Así lo explican los psicólogos Bas Verplanken y Deborah Roy, investigadores de la Universidad de Bath, en el Reino Unido, quienes denominan "efecto de discontinuidad” a esta facilidad para alcanzar estas metas en el estilo de vida si vienen acompañadas de cambios más profundos y estructurales.
Consejos para formular los propósitos de año nuevo
Por supuesto, esto último no significa que uno no pueda hacer sus propósitos para el año nuevo. Como demuestran algunos de los estudios citados, plantearse tales objetivos para el nuevo ciclo puede tener resultados positivos y ser muy beneficioso.
La psicología, además, plantea algunos consejos para hacerlo de forma adecuada. Algunos de los principales son los siguientes:
1. Elegir propósitos que motiven
Lo más importante es pensar en algo que realmente motive, que genere pasión, sin pensar tanto en qué “es importante” o “debería hacer”: “Antes de plantearte un objetivo, pregúntate siempre el porqué -indica la psicóloga Rosario Linares-. La respuesta a esa pregunta será lo que te dará fuerzas para luchar por tu meta”.
2. Valorar las recompensas inmediatas que el propósito pueda generar
Un estudio de 2016 reveló que, más allá del valor que se dé al objetivo final de un propósito, lo que realmente ayuda a persistir en el camino hacia él es recibir una recompensa inmediata. Es decir, no solo hay que tener en cuenta la importancia del objetivo final, sino también la satisfacción que pueda otorgar a lo largo del camino.
3. Ser realista
Como ya se ha mencionado, ponerse metas poco realistas es uno de los principales obstáculos para alcanzar el objetivo. Cuanto más ambicioso es el propósito, más difícil es mantenerlo pues “la motivación inicial disminuye según pasa el tiempo”, como explica en un artículo la psicóloga Sara Jódar
4. Establecer objetivos precisos
Rosario Linares señala la importancia de no plantear los objetivos en términos demasiado vagos, como “perder peso” o “ahorrar dinero”, pues de ese modo son difíciles de cuantificar y hacen difícil saber si se han alcanzado o no. Es mejor que el objetivo sea, por ejemplo, “bajar un kilo por mes” o “ahorrar cien euros por mes”.
5. Llevar un registro
Como se ha señalado, la falta de un seguimiento de los progresos es una de las causas habituales por las que se abandonan los propósitos. Por eso, como aconseja Sara Jódar, suele ser de ayuda tomar nota tanto de los avances como de las dificultades, o ir tachando objetivos en una lista.
6. Enfocarse en los logros
Del mismo modo que los objetivos positivos dan mejores resultados que los negativos (las “prohibiciones”), también es importante centrarse en los logros y pequeños triunfos.
“Todo desarrollo implica retrocesos”, señala Linares, de modo que eso es normal. Lo aconsejable, agrega, es focalizarse en los éxitos “porque es eso lo que te dará la energía que necesitas para continuar esforzándote”.
7. Plantear los propósitos en forma de pregunta
Las preguntas son más efectivas que las órdenes o las afirmaciones cuando se trata de lograr que alguien cambie una determinada conducta. Al menos esa fue la principal conclusión de un metaanálisis publicado en 2015 tras analizar más de un centenar de estudios sobre la cuestión publicados en las cuatro décadas previas.
Los investigadores señalaron que el mensaje “Si bebes, no conduzcas” es menos convincente que cuando se formula como pregunta: “¿Has bebido y vas a conducir?”. Del mismo modo, un propósito de año nuevo planteado a manera de pregunta, como por ejemplo: “¿Vas a hacer ejercicio dos veces por semana?”, podría dar mejores resultados que si se enuncia en tono imperativo (“Hacer ejercicio”).
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