Recuerdo lo que sueño con mucha claridad, ¿a qué se debe?

Cristian Vázquez

3 de diciembre de 2021 22:30 h

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El mundo del dormir y de los sueños sigue siendo, en varios aspectos, bastante desconocido para la ciencia. En los últimos años, no obstante, algunos estudios han echado algo de luz sobre algunas cuestiones. Por ejemplo, la de por qué a veces los sueños se recuerdan con gran claridad y en otras no se conserva de ellos ningún registro.

Hay personas que poseen una gran capacidad para recordar los sueños: casi todos los días pueden narrar alguna “aventura onírica” de la noche anterior. Hay otras que, por el contrario, solo pueden hacerlo en casos excepcionales.

Sucede también, en ocasiones, que una persona se da cuenta de que sus sueños son cada vez más intensos y más vívidos, y que los recuerda cada vez con mayor frecuencia y claridad. Y eso la puede llevar a preguntarse por qué experimenta ese fenómeno, si es señal de algo a lo que quizás haya que poner atención.

En otras épocas, ese hecho pudo atribuirse a una pérdida del juicio o incluso a acontecimientos sobrenaturales, como supuestas “posesiones demoníacas”. La ciencia, por fortuna, proporciona otras explicaciones.

Sueños y actividad cerebral

En primer lugar, conviene aclarar que los sueños son “una representación nocturna de ilusiones, preocupaciones, miedos, anhelos y un sinfín de emociones que, al ser reproducidas por la mente al dormir, permiten que se produzca una reelaboración de los hechos y los recuerdos”. Así los define el psicólogo madrileño Fernando Azor.

También es importante destacar que todos soñamos, aunque algunos lo recuerden más y otros menos. La etapa durante la cual soñamos es sobre todo la llamada fase REM (siglas en inglés de “movimiento ocular rápido”), el momento del sueño más profundo y reparador.

Ahora bien, ¿por qué los sueños son tan fáciles de olvidar? Una posible explicación está relacionada con el funcionamiento de las distintas áreas del cerebro al dormir. En concreto, con el hipocampo, una zona fundamental para la tarea de que -mientras la persona duerme- algunos recuerdos se asienten y se fijen en la memoria de largo plazo

El hipocampo es una de las últimas regiones cerebrales en “dormirse” y también una de las últimas en “despertarse”. Podría ser debido a esto que los recuerdos de lo soñado, que tan vívidos parecen en los primeros instantes después de despertar, se pierdan poco después: el hipocampo aún no se había “activado” y, por lo tanto, no los pudo guardar.

Tal hipótesis se desprende de un estudio sobre las ondas cerebrales durante el sueño, realizado hace una década por científicos de Estados Unidos.

Más recuerdos, menos calidad del sueño

Una investigación posterior, por su parte, comprobó que las personas que recuerdan más y mejor sus sueños se despiertan con más frecuencia durante la noche que quienes los recuerdan menos. Y lo que es aún más importante: no solo se despiertan más veces, sino que además tardan más para volver a dormirse.

De acuerdo con este trabajo, los que recordaron mejor los sueños tardaron, en promedio, alrededor de dos minutos para volver a conciliar el sueño, un lapso que le daría tiempo al hipocampo para fijar los recuerdos de lo soñado. Los individuos del otro grupo tardaron un minuto para dormirse otra vez, y lo que habían soñado se les olvidó.

Por lo tanto, lo que ayuda a que se recuerden los sueños es interrumpir el sueño con mayor frecuencia y tardar más en volver a dormir. De hecho, Robert Stickgold, un experto en psiquiatría de la Universidad de Harvard consultado por The New York Times, recomienda a quienes deseen recordar mejor sus sueños que beban mucha agua antes de acostarse.

Así, se despertarán por la noche acuciados por la necesidad de ir al baño, y esas interrupciones facilitarán el recuerdo. Por supuesto, ese método presenta un aspecto muy negativo: la pérdida de la calidad del sueño. Algo que puede derivar, a su vez, en muchos otros perjuicios para la salud.

Estímulos externos y estructura narrativa

Distintas investigaciones han llegado a conclusiones similares a las ya citadas. Científicos franceses han observado que las personas que suelen recordar sus sueños desarrollan una actividad cerebral más fuerte en el área media prefrontal y en la unión temporoparietal.

Tales zonas del cerebro están relacionadas con la orientación de la atención a los estímulos externos. Lo cual explica que esas personas sean más reactivas a los ruidos y otros factores ambientales (como por ejemplo la mención de sus propios nombres, como demostró otro estudio de los mismos investigadores) y, por lo tanto, que tengan un sueño más interrumpido.

Se han esgrimido otras posibles razones por las cuales el contenido de lo soñado desaparece tan pronto de la memoria. Por ejemplo, el hecho de que la mayoría de los sueños son más bien irrelevantes, y que tendemos a conservar solo los más vívidos o los que tienen una estructura narrativa mejor organizada.

Este factor parece especialmente notorio, sin dudas, en el caso de las pesadillas, sueños que, por un lado, son muy intensos y, por el otro, suelen plantear historias de miedo que hacen que quien las padece se despierte y luego tarde un poco más de lo habitual en volverse a dormir.

Estrés y otros causantes de recordar más los sueños

Todo indica, en definitiva, que resulta más saludable pertenecer al grupo de quienes recuerdan muy pocos de sus sueños, pues esto sería un indicador de que se duerme mejor, con menos y más breves interrupciones.

Por el contrario, las personas que descubren que recuerdan sus sueños cada vez con mayor frecuencia y claridad es probable que estén durmiendo peor que antes. Algo que puede deberse al ruido y otras perturbaciones ambientales, a un cambio de rutinas (por ejemplo, dejar de dormir solo y empezar a hacerlo en pareja) o a un aumento en los niveles de ansiedad y estrés.

En cualquier caso, escribir los sueños ofrece beneficios. Si se recuerdan con mucha claridad, se puede adoptar este hábito, que a menudo se convierte en una excelente herramienta de autoconocimiento (de hecho, puede ayudar a entender las causas del estrés que esté afectando la calidad del propio sueño) y también puede ser un aliciente para la creatividad.