El papel de las nuevas tecnologías, Internet y los teléfonos inteligentes ha sido clave para el desarrollo de múltiples aspectos de la vida cotidiana. Uno de los grandes logros es que permiten conectar a dos o más personas de manera gratuita, sin límites horarios ni barreras geográficas, cambiando las formas de comunicación de manera radical. Los buzones ya no se llenan de cartas ni existen telegramas urgentes. Ahora nuestra bandeja de entrada rebosa emails y las notificaciones de WhatsApp suenan a diario.
Estos avances también afectan a nuestros lazos personales: la innovación tecnológica reduce los kilómetros de las relaciones a distancia, haciendo que sea más fácil mantener un compromiso con alguien que está lejos o conocer a alguien de fuera del entorno cercano y disminuyendo el miedo a adentrarse en un vínculo de estas características.
Este 2024 se cumplen diez años del estreno de 10.000 km, película ganadora del Goya a Mejor Dirección Novel que protagonizaron Natalia Tena y David Verdaguer (Goya a Mejor Actor en la última edición de los premios). El filme plasma el recorrido obligado de una pareja que se separa en un momento clave en su relación por las oportunidades de trabajo de ella, quien desde Los Ángeles se comunica telemáticamente a diario con Sergi. Él se queda en Barcelona con la esperanza de que ese año pase rápido, pero no todo va como esperaban y la relación termina enfriándose.
10.000 km, cuenta su coguionista Clara Roquet a elDiario.es, “va de la desconexión que generan las tecnologías en estos casos. Es decir, de una falsa sensación de conexión generada por el hecho de no poder tocarse o vivir el día a día”. La creciente omnipresencia de las redes sociales y la normalización de nuestras vidas hiperconectadas han pintado en los últimos años un escenario, en teoría, más propicio para estas relaciones, con más vías, pero ¿esto garantiza una mejor resistencia o calidad de las mismas? Hay distintas opiniones.
“Pienso que, aunque hayan pasado 10 años y las herramientas hayan evolucionado a mejor, las dificultades para las relaciones a distancia siguen siendo las mismas. El hecho de que haya más casos no quiere decir que sea más fácil de llevar… y nunca lo va a ser. La sensación de soledad y vacío no la quita una pantalla y, pienso, no hay que glorificar la sensación de falsa conectividad por seguir con una persona”, opina Roquet, directora y guionista barcelonesa.
Aunque hayan pasado 10 años y las herramientas hayan evolucionado a mejor, las dificultades para las relaciones a distancia siguen siendo las mismas (...) La sensación de soledad y vacío no la quita una pantalla
Como en la película, muchas de las relaciones a distancia están condicionadas por las oportunidades educativas o laborales de alguno de los miembros de la pareja. Nacho y Renata, de 26 y 25 años respectivamente, se conocieron en 2021 a través de Instagram. Aunque él vive en Madrid y ella en Uruguay (su país natal), son pareja desde hace dos años. “Nos vimos por primera vez después de hablar durante un año por Instagram. Ella vino aquí de vacaciones y decidimos quedar por el notable interés que teníamos ambos de vernos en persona. Anteriormente ya teníamos conexión, y las conversaciones y el interés salían naturalmente. Desde que nos vimos todo cambió a mejor. Aunque yo tenga que trabajar aquí y ella esté terminando su carrera universitaria en Uruguay, la relación sigue adelante gracias al contacto por teléfono y redes sociales”, cuenta Nacho.
Nuevos contextos para crear relaciones a distancia
Parece que este tipo de relaciones están cada vez más normalizadas, aunque en España no existan apenas encuestas sobre ellas. Según un artículo publicado por Noelia Asensio Antolinos en la Universidad de Murcia sobre Las Nuevas Tecnologías y su influencia en las relaciones interpersonales, uno de los principales impactos positivos de las tecnologías en las relaciones humanas es el “incremento y aceleración” de estas sin la necesidad de un contacto físico constante: “[Las tecnologías] nos permiten tener, mantener y hacer crecer relaciones a distancia tanto a nivel familiar, laboral, escolar, social, etc., obviando el inconveniente de la personificación”.
Aunque Nacho y Renata se ven en persona cada vez que pueden, WhatsApp y Skype han sido sus dos aliados imprescindibles para reducir la distancia entre Madrid y Uruguay, aunque sea de manera figurada. “Puede que hace 20 años costase muchísimo más mantener una relación como la mía. El uso de las redes sociales, siempre que sea de una forma sana, como herramienta y oportunidad de contacto son totalmente positivas. Sin Instagram yo no hubiese conocido a mi novia, vaya. Aunque se hace duro, nosotros lo llevamos bien porque somos cariñosos y atentos pero también muy independientes. No demandamos atención ni comunicación constante en ningún momento, excepto en momentos en los que estamos más tristes”, resume el madrileño.
Aunque se hace duro, lo llevamos bien porque somos cariñosos y atentos pero también muy independientes. No demandamos atención ni comunicación constante en ningún momento, excepto cuando estamos más tristes
Basándose en una encuesta a una población suiza representativa a nivel nacional de 2018 y una muestra de 3.245 encuestados que conocieron a su pareja en los últimos diez años, un estudio de la Universidad de Ginebra concluye que “el uso de aplicaciones de citas en teléfonos inteligentes facilita las relaciones entre parejas geográficamente distantes” —algo extrapolable a las redes sociales y las nuevas comunicaciones en general— además de “simplificar los encuentros entre socios geográficamente distantes (...) Las aplicaciones de citas probablemente produzcan más relaciones no residenciales a larga distancia que otros contextos de encuentro”, sostienen.
Es por ello que las expresiones 'hacer match' o 'deslizar a la derecha' están relacionadas culturalmente como una forma de encajar con una persona o idea por el gesto que hacen los usuarios de las apps de citas cuando descubren a alguien que les gusta. Responder a una historia de Instagram o mandar varios likes a las publicaciones que más destacan de un perfil son métodos que se usan en la era digital para mostrar que se está interesado en una persona a través de las redes sociales sin necesidad de conocerse previamente ni de pertenecer a un entorno cercano.
Los avances tecnológicos han dado otro punto de vista a las relaciones a distancia, surgiendo una nueva forma de experimentar un vínculo
Paula y Clara, ambas madrileñas y de 25 años, se conocieron en diciembre de 2023 por Instagram a través de seguidores en común. En el momento en que comenzaron a tener una conversación, se gustaron y, al cabo de unos días, llegó el mensaje: “Me gustaría quedar contigo y conocernos en persona, pero estoy en Birmingham de Erasmus hasta mayo, por lo que me va a ser imposible ir a España durante estos meses”, escribió Clara.
Paula nunca ha entablado relación con alguien que estuviese tan lejos, y menos con expectativas de conocerse y tener algo juntas en un futuro, pero no le importó seguir hablando con ella para ver en qué terminaba. “Después de mucho pensarlo… decidí ir a verla a Inglaterra. En febrero fui un fin de semana y ya he cogido otro vuelo para marzo. Es cierto que apenas nos conocemos cara a cara y me parece un poco arriesgado, pero hacemos muchas videollamadas y hemos cogido confianza. No ha habido día desde que se puso en contacto conmigo que no hayamos hablado y reído durante un buen rato por las distintas redes sociales”, cuenta Paula, agradeciendo que las llamadas por WhatsApp sean gratuitas.
Ambas han decidido seguir con la dinámica de tener contacto diario por redes sociales, algo que, dicen, harán “sin miedo a que nada salga mal” hasta que puedan quedar para pasear por su ciudad natal.
La distancia se hizo muy pesada en ciertos momentos. Me hacía estar triste, irascible… y no llegaba a comprender muchas cosas de nuestra relación a pesar de estar en constante conexión
Compromiso, sintonía, expectativas de futuro: cómo hacer que funcione
“Los avances tecnológicos han dado otro punto de vista a las relaciones a distancia, surgiendo una nueva forma de experimentar un vínculo”, dice Sergio García Soriano, psicólogo especializado en vínculos de pareja. Pero más allá de herramientas, el psicólogo cree relevante que en toda relación a distancia se establezcan unas bases claras e imprescindibles: “La conexión depende de muchos factores y si tenemos que eliminar la intimidad que rodea a lo físico —el olor, el tacto o la vista cara a cara—, lo que nos quedan son los pactos. El compromiso, el estar en el mismo momento de la relación y las expectativas de futuro con esa persona son claves para que las relaciones a distancia salgan adelante con sintonía”.
Así intentan hacerlo Natalia, madrileña, y Pablo, malagueño, que llevan juntos seis años (la mayoría de ellos a distancia). Se conocieron en Belfast haciendo el Erasmus y ahora cada uno vive de nuevo en su ciudad natal. “Volver a Madrid después de estar casi todos los días conviviendo con él, fue muy duro. Hacíamos videollamadas, hablábamos constantemente por WhatsApp para contarnos todo lo que hacíamos, veíamos películas e incluso estudiábamos con la cámara puesta en silencio”, cuenta Natalia. “La distancia se hizo muy pesada en ciertos momentos. Me hacía estar triste, irascible… y no llegaba a comprender muchas cosas de nuestra relación a pesar de estar en constante conexión”, añade la madrileña. “Además, Pablo es de las personas a las que no les gusta hablar por teléfono, así que ambos tuvimos que poner de nuestra parte”.
Hemos construido 'códigos de supervivencia' (...) A todo el mundo le gusta tener intimidad con aquella persona que adora. Pero cuando la meta futura es mayor, se buscan formas de congeniar y de seguir aportando y creciendo. Esta es la forma juntos
En opinión del psicólogo García Soriano, “no por convivir con una persona tenemos más compatibilidad o confianza, sino que eso se construye de otra manera”. “Para que la relación a distancia fuese sana, ambos teníamos que saber a qué nos enfrentábamos”, cuenta Natalia sobre cómo plantearon la relación desde el inicio. “Hemos ido aprendiendo a gestionar nuestros pensamientos y emociones sabiendo que hay un fin en todo eso: el de estar juntos. Nuestro compromiso, nuestra intimidad y nuestra comunicación de lo bueno y lo malo probablemente sea mucho mayor que la de cualquier pareja que convive día a día”, sostiene.
Nacho piensa que ha creado una nueva forma de intimidad con su pareja Renata: “Hemos construido 'códigos de supervivencia’, por decirlo de alguna forma divertida. Está claro que a todo el mundo le gusta tocar o tener intimidad con aquella persona que adora. Pero cuando la meta futura es mayor, se buscan formas de congeniar y de seguir aportando y creciendo. Esta es la forma juntos”. En su caso, dice haber encontrado lo que le resulta primordial para esa 'supervivencia’: “Confianza, sinceridad, atracción, diversión y futuro. Si alguna de esa ecuación te falta, hay menos probabilidad de que salga bien”, opina.