Vivir sin miedo
Siempre pienso que mi espacio seguro son mis amigas, mi red de apoyo, son mis amigas, el lugar donde vivir sin miedo son ellas. Ojalá todas las mujeres que sé que son muchas, que en algún momento de su vida han sufrido agresiones tuvieran una red de apoyo como lo son para mí ellas.
Muchas veces pienso en esto, en todas las mujeres silenciadas, todas las mujeres que se sienten solas ante la discriminación, ante los abusos. Es muy triste ver cómo desde el espacio de la izquierda no hacemos una reflexión profunda y amplia para analizar desde donde ocurren este tipo de situaciones. Por qué no vamos al fondo, por qué no vamos a la razón por la cual las mujeres sufrimos abusos y lo vivimos con miedo, calladas, silenciadas, solas.
¿Por qué, si era un secreto a voces no se paró antes? ¿Por qué permitimos que siguiera acosando y maltratando mujeres?
Las organizaciones políticas de izquierdas, donde militamos muchas de las que queremos cambiar las cosas, de las que luchamos por un mundo más justo, deberían ser nuestro espacio seguro, pero no lo son. Nuestras organizaciones políticas también están profundamente atravesadas por el patriarcado, al igual que lo está la sociedad.
Lo de Iñigo Errejón no es un caso aislado. Ojalá ahora las mujeres agredidas nos sintamos con fuerza, con fuerza de seguir luchando, con fuerza para alzar la voz, todas, juntas, y denunciar las violencias sufridas.
Es muy triste, lo considero casi demoledor, vivir en una sociedad en la que es más seguro para una mujer contar su testimonio de los abusos sufridos a otra mujer, que no conoces de nada, que denunciarlo públicamente. Es muy triste que el sistema no te dé garantías, es demoledor vivir bajo un sistema que te discrimina, te humilla y te cuestiona sin parar como víctima.
Es por eso que son tan importantes personas como Cristina Fallarás, como las amigas que acompañan y no te cuestionan, como toda la gente que se preocupa de crear redes de mujeres, espacios seguros creados por nosotras y para nosotras y así avanzar hacia el cambio, para darnos fuerza y luchar. Sin este tipo de redes nunca hubieran salido a la luz testimonios como los de las mujeres que han sufrido maltrato por parte de Iñigo Errejón. Sin mis amigas, mi espacio seguro, nunca hubiera sido tan consciente de lo atravesadas que estamos por el sistema patriarcal.
La existencia de este tipo de redes son fruto de años y años de lucha feminista. Desde mis primeras manifestaciones feministas, y me sigue ocurriendo a día de hoy, me emociona el cántico: “Mi abuela luchó, mi madre luchó, y aquí estoy ahora, luchando yo”. Estamos aquí hoy, siendo capaces de hablar un poco más alto, y un poco más acompañadas, gracias al sufrimiento y lucha incansable de mis abuelas, de mi madre y de tantas y tantas mujeres.
Que caigan todos los que tengan que caer, que salgan a la luz todas las violencias sufridas por mujeres. No paremos nunca de gritar y reivindicar que queremos vivir de una vez por todas sin miedo.
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