Las infusiones forman parte de la rutina cotidiana de mucha gente. De manera consciente o no, las personas que las consumen aprovechan los numerosos beneficios de ingerir estas bebidas. Unos beneficios que no se limitan a las cualidades derivadas de los componentes orgánicos incluidos en ellas, sino que van mucho más allá. A continuación, un listado con seis de las principales ventajas de aficionarse al consumo de infusiones.
1. Combaten el frío
En un invierno tan intenso como el que estamos atravesando, la capacidad de las infusiones de contribuir al calor corporal se torna sin duda una de las más destacadas. Una bebida caliente ayuda sobre todo a combatir la sensación de frío, esa que a menudo se queda en el cuerpo y que lleva a decir que uno “está destemplado”.
Por estos motivos, las infusiones que más ayudan a combatir el frío son las que ayudan a mejorar la circulación sanguínea, entre las cuales se pueden destacar el jengibre y la menta, así como la cola de caballo, el diente de león, la corteza de sauce y el romero. Y si nos atrevemos, las que contienen cebolla y ajo.
2. Ayudan a relajarse
Las infusiones de ciertas hierbas tienen efectos relajantes y ansiolíticos. Con ese fin las han bebido personas de innumerables culturas a lo largo de la historia, y –en nuestros tiempos– diversos estudios científicos han comprobado esa cualidad en el caso de la manzanilla, la tila, la valeriana y el té de Ashwagandha, una infusión consumida con mucha frecuencia por los practicantes de religiones orientales como el hinduismo.
A muchas otras clases de hierbas se les atribuyen capacidades relajantes, como la pasionaria, la lavanda, el té de Kava y el cedrón o hierbaluisa. En estos casos, los estudios científicos son escasos o carecen de contundencia para asegurar que ayudan a serenar el organismo y reducir el estrés.
De todos modos, siempre que prepararse y beber una infusión implique hacer una pausa y bajar el ritmo acelerado del día, será una especie de remedio natural contra la ansiedad que a veces genera una vida muy acelerada.
3. Propician un sueño más saludable
Casi como una consecuencia de la relajación citada en el punto anterior, muchas infusiones también ayudan a dormir mejor. El caso es que no son solo sus propiedades orgánicas las que tienen un potencial beneficioso en ese sentido.
Una infusión al final del día puede formar parte de una suerte de ritual que incluya también otros hábitos saludables para evitar el insomnio, como cenar de forma ligera, evitar la actividad física intensa y el uso excesivo del teléfono móvil en las últimas horas del día, crear un entorno propicio, acostarse siempre a la misma hora, etc.
4. Contribuyen a una buena digestión
Las propiedades digestivas de las infusiones también se hallan entre las más citadas al hablar de sus beneficios, y pueden ser muy oportunas en tiempos en que el frío intenso puede promover los atracones.
Algunas de las hierbas ya mencionadas contribuyen a metabolizar los alimentos ingeridos, en particular la manzanilla, la menta y el jengibre, así como el boldo, el hinojo y la alcachofa (estos últimos deben evitarse durante el embarazo y la lactancia). También el té ofrece beneficios digestivos.
Aunque en ocasiones se usan como sinónimos, té e infusión no son lo mismo: el primero proviene de una planta llamada Camellia sinensis, de la cual se obtienen todas sus variedades tonales (té negro, té verde, pu–erh o té rojo, té amarillo, té blanco, oolong o té azul), y contiene cafeína, que en este caso es llamada teína. Por eso, los tés no se recomiendan para la relajación o el sueño, pero sí para la digestión, además de sus otros efectos positivos para la salud.
5. Favorecen una buena hidratación
Aunque en general el riesgo de deshidratación se relaciona sobre todo con el verano y las altas temperaturas, también puede producirse en invierno. En concreto, porque el frío reduce la sensación de sed, lo cual puede llevar a una insuficiente ingesta de líquidos.
Más aún en el caso de los adultos mayores, ya que la sensación de sed también se reduce con la edad, sobre todo a partir de los 65 años. Por estos motivos, incorporar el hábito de beber infusiones puede resultar un buen aliado al momento de mantener una correcta hidratación en el cuerpo.
6. Contrarrestan la retención de líquidos
Algunas infusiones –como la de alcachofa, el hinojo, el diente de león, la cola de caballo y también el té verde– poseen un importante efecto diurético. Si se piensa en la hidratación, estas bebidas pueden ser contraproducentes.
El motivo es que la cantidad de líquido ingerido en general es menor que el eliminado a través de la orina. Sin embargo, estas últimas son beneficiosas en otro sentido: ayudan a combatir la retención de líquidos, un problema bastante común y que también puede ser resultado de un atracón de comida.