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“Beber los sólidos y masticar los líquidos” es una regla oriental que nos da a entender la importancia que tiene masticar bien los alimentos. Porque esta acción, en realidad, es como una forma de predigestión: descompone la comida en pedazos más pequeños mientras estimula la saliva y los jugos digestivos.
Sin embargo, apenas le damos importancia al hecho de masticar. Nos fijamos más en aspectos como qué comemos y en qué cantidad que no en cómo lo hacemos. Pero es una parte fundamental de todo el proceso de la alimentación saludable.
Es aconsejable masticar los alimentos hasta que queden casi reducidos a líquido, masticando las veces que sea necesario cada bocado (hay quien habla de unas 40 veces por bocado).
Los principales beneficios de masticar bien la comida
1. Favorece la digestión
Masticar es el primer paso de la digestión. Sin esta acción, no podríamos tragar los alimentos con facilidad. Masticar deja la comida lo suficientemente pequeña para que los jugos gástricos en el estómago la degraden aún más y la reduzcan.
Cuanto más lo hacemos, mejor se descompone la comida, con la ayuda de las enzimas digestivas liberadas en la boca, antes de llegar al estómago. Cuando los alimentos se descomponen bien, disminuye el riesgo de síntomas gastrointestinales adversos.
2. Impulsa la absorción de nutrientes
Los alimentos contienen todo tipo de nutrientes que el cuerpo necesita para crecer. Uno de ellos son las proteínas, un nutriente esencial porque se descompone en aminoácidos, necesarios para el crecimiento y desarrollo de los músculos.
Cuanto más masticamos, más nutrientes como las proteínas absorbemos porque la comida se digiere y metaboliza de manera más efectiva. Y es que los nutrientes de la comida que está bien masticada se digieren, se asimilan y se liberan de una manera más rápida.
En un estudio publicado en American Journal of Clinical Nutrition los expertos demostraron por ejemplo que las personas que masticaron almendras durante más tiempo absorbieron las partículas más pequeñas mejor y más rápidamente por el cuerpo.
3. Nos hace sentir más saciados
Se calcula que la sensación de saciedad nos llega a los 20-25 minutos de comenzar a comer. Por tanto, cuanto más despacio comamos mejor porque menos cantidad de comida ingeriremos.
4. Previene la obesidad
Cuando comemos despacio masticamos más la comida y somos más conscientes de lo hambrientos o saciados que estamos en realidad. También tardamos más en acabarnos el plato. Cuando esto sucede, nuestro cerebro puede procesar mejor el mensaje de que ha comida lo suficiente y está lleno.
Algunos estudios muestran datos curiosos, como el que dice que aquellas personas que masticaron su comida durante un mínimo de 30 segundos ingerían dulces con mucha menos frecuencia dos horas después de la comida, en comparación con los que masticaban menos.
Otra investigación sugiere que masticar bien hasta que “no queden grumos” aumenta la cantidad de calorías que el cuerpo quema durante la digestión: en concreto, habla de unas 10 calorías adicionales para una comida de 300 calorías. Comer rápido, en cambio, apenas nos permite quemar calorías.
5. Mejora el sistema inmunitario
Un estudio realizado por expertos de la Universidad de Manchester descubrió que comer más despacio puede incluso mejorar el sistema inmunológico. En concreto, demostraron que, cuando masticamos, la acción estimula un tipo específico de célula inmunitaria llamada Th17, que protege contra las infecciones bacterianas y fúngicas que se encuentran sobre todo en la lengua y los dientes.
6. Reduce la acumulación de placa en los dientes
La masticación lenta prolongada produce más saliva, que permite descomponer la comida en la boca y asegura que está preparada para el estómago. Una mayor producción de saliva también ayuda a remineralizar los dientes y restaurar los niveles de pH de la boca después de comer ácidos y azúcares, reduciendo así la posibilidad de caries.
Cómo conseguir masticar más despacio
En la mayoría de los casos comemos casi sin darnos cuenta, sin prestar atención a lo que estamos haciendo. Esto nos lleva a comer demasiado rápido casi en todas las comidas, lo que puede llevarnos a problemas digestivos.
Es recomendable que dediquemos a la comida al menos entre 20 y 30 minutos, no menos. Podemos conseguir un buen ambiente a la hora de comer si seguimos unas pautas sencillas:
- Sentarse para comer: es necesario prestar atención a lo que estamos comiendo porque no solo beneficiará nuestra salud sino que nos permitirá disfrutar más de la comida. No debemos comer de pie.
- Tomarse un tiempo: cogerse unos minutos antes de comer mejora la digestión; preparar uno mismo la comida también nos prepara para después, estimula la producción de saliva y nos ayuda a realizar una absorción adecuada.
- Comer en compañía, mejor: cuando comemos solos tendemos a hacerlo mucho más rápido, frente a una pantalla de móvil o del televisor, sin prestar atención a lo que estamos comiendo (además de otras razones poco saludables, como explicamos en este artículo). Comer en presencia de otra persona ralentiza el proceso y permite masticar y digerir los alimentos correctamente.
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