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La narcolepsia es un trastorno neurológico crónico provocado por la incapacidad cerebral de regular los ciclos de sueño y de despertar. Las personas que sufren narcolepsia suelen quedarse dormidas de manera súbita durante unos segundos o minutos en cualquier momento del día, tanto si están hablando como trabajando.
Los estudios epidemiológicos estiman que este problema se da entre 20 y 60 casos por cada 100.000 habitantes, lo que supone que en España hablemos de entre 10.000 y 24.000 personas que conviven con la enfermedad, aunque solo el 15% está diagnosticada y bien tratada. Por su baja frecuencia, es considerada una enfermedad rara.
Causas de la narcolepia
Aunque se desconocen las causas exactas que provocan narcolepsia, sí se ha señalado que esta enfermedad neurológica crónica podría estar relacionada con la carencia de hipocretina, un neurotransmisor que juega un papel central en la regulación del estado de alerta, la motivación y el estado de ánimo.
Se cree que el daño a este sistema es el resultado de un ataque autoinmune que aparece de la combinación de predisposición genética y una agresión al sistema inmunitario. Por tanto, los factores genéticos juegan un papel decisivo en el desarrollo de la narcolepsia.
Un 5-15% de los parientes de primer grado de personas con narcolepsia tienen otros trastornos que cursan con somnolencia excesiva como denominador común. Otras causas que se han señalado son cambios hormonales o estrés, una disfunción del sistema inmunitario o una infección.
Síntomas más frecuentes de narcolepsia
Como hemos visto, la manifestación clínica más evidente y una de las primeras que suele aparecer es la somnolencia diurna, que se hace notoria con un cansancio permanente y ataques súbitos de sueño, a los que se añaden otros como:
- Cataplejías: consiste en una pérdida súbita y breve del tono muscular que suele durar de segundos a pocos minutos, sin que se llegue a la pérdida de conciencia. Suele aparecer tras una emoción fuerte, en la mayoría de los casos positiva, como la risa y afecta a los músculos de la cara, tronco y brazos.
- Parálisis del sueño: en algunos casos, al despertar la persona no es capaz de hablar o moverse durante unos segundos aunque mantiene la conciencia de estar despierto. No es un estado que ponga en riesgo a quien lo sufre y suele resolverse en cuestión de minutos, aunque genera angustia.
- Alucinaciones hipnagógicas: también puede ocurrir que la persona viva los sueños como reales, lo que se conoce como alucinaciones hipnagógicas, cuando las alucinaciones son antes de quedarse dormida, o alucinaciones hipnapómpicas, cuando se experimentan al despertar.
- Fragmentación del sueño: suelen aparecer sueños vívidos y múltiples despertares que reducen la calidad del sueño nocturno.
La prevalencia de la obesidad en personas con narcolepsia es el doble que en el resto de población. Los expertos lo atribuyen al hecho de que cae la tasa metabólica a causa de la pérdida de hipocretina.
No todas las personas sufren el mismo tipo de narcolepsia
Según la Clasificación Internacional de Trastornos del Sueño, hay dos tipos de narcolepsia:
- Tipo 1: está asociada con el síntoma de cataplejía, la pérdida repentina del tono muscular. Este tipo de narcolepsia puede diagnosticarse cuando una persona tiene niveles bajos de hipocretina.
- Tipo 2: las personas con este tipo de narcolepsia tienen síntomas similares a los del tipo 1, pero sin cataplejía ni niveles bajos de hipocretina.
Cómo se llega al diagnóstico de la narcolepsia
Si se experimenta alguno de los síntomas descritos es importante acudir al neurólogo para que pueda confirmar el diagnóstico. Las pruebas para detectar narcolepsia suelen incluir, según la Asociación Española de Enfermos del Sueño (ASENARCO), las siguientes:
- Una polisomnografía nocturna (PSG) -el registro de la actividad cerebral, de la respiración, del ritmo cardiaco, de la actividad muscular y de los niveles de oxígeno en la sangre mientras se duerme- para determinar la excesiva somnolencia diurna.
- Un examen de latencia múltiple del sueño para medir la aparición del sueño y la rapidez con la que se presenta la fase del sueño con movimientos rápidos de los ojos.
- Un examen genético de la sangre para medir ciertos antígenos que tienen las personas con predisposición a la narcolepsia.
¿Existe tratamiento para la narcolepsia?
No existe una cura para la narcolepsia ni una forma de prevenirla. En la mayoría de los casos, el tratamiento consiste en mejorar la seguridad del paciente, reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida. Se trata de enfoques conductuales como formas de terapia no médicas:
- Siestas programadas y cortas: de dos a tres cortas durante el día para controlar la somnolencia.
- Higiene de sueño saludable: mantener un horario de sueño constante, a la hora de acostarse y despertarse, un entorno de sueño sin distracciones e interrupciones mínimas y uso limitado de dispositivos electrónicos.
- Evitar el alcohol: esta bebida o cualquier otro sedante contribuye a la somnolencia y pueden empeorar los síntomas de narcolepsia diurna.
- Mantener una alimentación equilibrada: teniendo en cuenta que las personas con narcolepsia tienen un mayor riesgo de sufrir obesidad, seguir una alimentación saludable es una parte importante de la salud en general.
- Realizar actividad física: estar activo, además de prevenir la obesidad, contribuye también a mejorar el sueño por la noche.
- Buscar apoyo y ayuda para conseguir una buena salud emocional y contrarrestar los riesgos de aislamiento social o depresión.
Si todos estos enfoques conductuales no son suficientes, el médico puede considerar necesario un tratamiento con medicamentos que ayuden a controlar algunos síntomas.
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