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Siete claves para usar el táper y que no se cuelen tóxicos

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Planos, redondos, cuadrados, de plástico, de vidrio, grandes o pequeños. La variedad es inmensa cuando hablamos de envases destinados a almacenar comida, conocidos como táperes, que para tantas personas son parte del día a día.

De acuerdo con un informe de la Federación de Usuarios Consumidores Independientes (FUCI), seis de cada diez españoles comen fuera de casa, de los que un 37% se llevan la comida preparada; una práctica que permite ahorrar y que no debe estar reñida ni con la nutrición ni con la seguridad. 

Pero en ocasiones suelen asaltarnos dudas sobre su uso, como si podemos ponerlos en el microondas para calentar la comida o si podemos congelar alimentos en ellos.

Según una reciente encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) sobre el uso de envases alimentarios, la mayoría de los encuestados no están bien informados sobre la composición y los materiales ni sobre la forma correcta de guardar los alimentos o la migración química del envase al alimento.

Los símbolos, una herramienta informativa importante (siempre con matices)

Los símbolos que acompañan los envases son más importantes de lo que solemos pensar y son los que nos sirven para darles el uso más adecuado. En el caso sobre todo de los envases de plástico, antes que nada, para saber si son de uso alimentario deberemos comprobar que el recipiente lleva impreso, en la base, el símbolo de un tenedor y una copa. Si el envase no lleva esta imagen es que no es apto para guardar alimentos. 

A pesar de que cualquier envase con este símbolo puede almacenar comida, debemos prestar atención al material plástico y alimentos ácidos, como el tomate troceado, y grasos, como un guiso con aceite, porque son los más propensos a que se produzca la transferencia de tóxicos desde el recipiente en ciertas condiciones.

Es muy importante comprobar que este tipo de envases se encuentra en buen estado y que no tiene ninguna imperfección, como cortes, que pueda suponer un riesgo para los alimentos.

Es mejor tirar los envases con mucho olor o sabor a plástico o metal porque puede ser signo de que el material ha dejado de ser estable. Usar un envase demasiado gastado aumenta el riesgo de migración, así como almacenar en ellos comida que aún está caliente.

En el caso de que queramos saber si podemos calentar comida en ellos también deberemos prestar atención a las indicaciones del fabricante.

Si puede ir en el microondas debe llevar en la base un símbolo con un microondas o rayas onduladas horizontales. Por otro lado, el número 5 en un triángulo nos informa que se trata de polipropileno, por tanto, apto para el microondas.

Pero cuidado de nuevo con estos envases de plástico, que son los que representan un mayor riesgo de migración a temperaturas altas. Es aconsejable usar un envase de vidrio o cerámica para calentar comida y así reducir el riesgo de tóxicos.

El lavado es otra parte clave de estos táperes. Para comprobar que pueden ir en el lavavajillas los fabricantes lo indican con un símbolo en el que aparecen dos platos y unas rayas en diagonal que caen sobre ellos. En cuanto al tipo de plástico, debe tenerse en cuenta que el PET tolera mal el calor, pero no el polipropileno, que es más resistente.

En cuanto a si podemos congelar alimentos, solo podremos hacerlo cuando en la base aparezca un símbolo de un copo de nieve, que nos está indicando que sí es apto para el congelador.

En resumen, los envases de plástico son muy prácticos, ligeros y no se rompen. Pero tienen limitaciones y su uso plantea algunas dudas, como si podemos almacenar en ellos cualquier tipo de alimentos, si pueden ir al microondas o si migran sustancias no deseadas del plástico al alimento, como explicamos más adelante.

Los envases de cristal, en cambio, son más pesados e incómodos y se rompen, pero aguantan mejor las temperaturas calientes y frías, no se deterioran con el uso y son más cómodos para comer directamente de ellos.

Según la OCU, los materiales más seguros y con menos riesgo de migración de sustancias tóxicas son el vidrio, el acero inoxidable y la cerámica.

El problema del bisfenol A y los envases de plástico

Una de las principales preocupaciones sobre los materiales plásticos y los alimentos es el riesgo de que migren ciertas sustancias tóxicas no deseadas a los alimentos.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha vuelto a poner sobre la mesa un tema que genera inquietud entre los consumidores: el riesgo del bisfenol A (BPA), uno de los disruptores endocrinos más estudiados y presente en la mayoría de los plásticos que se usan en objetos cotidianos como el envasado de comida y bebida.

El problema con el BPA está en que, al actuar como un disruptor endocrino, cambia la forma en la que funcionan las hormonas de nuestro cuerpo, imitando nuestras propias hormonas naturales, en este caso el estrógeno.

Los expertos acaban de rebajar en 20.000 veces la ingesta diaria tolerable porque consideran que “constituye un elevado riesgo para la salud humana”, una medida que se traduce en una Ingesta Diaria Tolerable (IDT) de 0,02 nanogramos por kilogramo de peso corporal al día. 

Cuando se compara la nueva IDT con las estimaciones de la EFSA sobre la exposición actual de los consumidores, los expertos concluyen que se supera con creces. 

El problema está en que el BPA puede migrar en pequeñas cantidades a los alimentos y bebidas que se almacenan con materiales que contienen esta sustancia. El grado de filtración depende de factores como la temperatura del líquido y de la antigüedad del envase.

De ahí que sea tan importante atender a aspectos como los que hemos comentado: la temperatura a la se someten ciertos envases y la importancia de desprendernos de los táperes que están viejos y en mal estado.

Claves para manipular envases con seguridad

  1. Comprobar que el envase es de uso alimentario mediante el símbolo de un tenedor y una copa.
  2. Revisar que el envase está en buen estado: mirar imperfecciones, cortes, mucho olor o sabor a plástico o metal y descartarlos para evitar riesgo de migraciones de sustancias no deseadas.
  3. No ponerlo en el microondas si no lleva el símbolo con un microondas o rayas onduladas horizontales.
  4. Vigilar con el plástico y las altas temperaturas: es recomendable calentar comida en envases de vidrio o cerámica.
  5. Solo pueden ir en el lavavajillas los que llevan el símbolo de dos platos y unas rayas en diagonal sobre ellos.
  6. Los envases que pueden ir al congelador llevan un símbolo de un copo de nieve; los demás, no.
  7. Es recomendable no guardar alimentos ácidos, como tomate troceado, ni grasos, como guisos, en envases plásticos porque aumenta el riesgo de transferencia de químicos del recipiente.

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