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Los tapones de cera se forman a partir del cerumen, una sustancia amarillenta, similar a la cera, que segregan las glándulas que recubren la parte externa del conducto auditivo. Tiene varias funciones importantes: limpia, hidrata y protege los oídos del polvo y otras partículas que pueden dañar el tímpano y de las bacterias que causan infecciones.
Por tanto, es normal y deseable tener cierta cantidad de cera en el oído. En la mayoría de los casos el cerumen se expulsa de manera fisiológica, es decir, se desplaza por el conducto auditivo externo hacia fuera. Y lo hace gracias a los movimientos cotidianos que ejerce la mandíbula como al hablar, al bostezar o al masticar.
Sin embargo, algunas personas producen mucha más cera de forma natural y son, por tanto, propensas a la acumulación de cerumen. Esto sucede cuando el mecanismo de autolimpieza no funciona como debería hacerlo, lo que provoca que se obstruya el canal auditivo y provoque molestias que requieren tratamiento.
Los tapones en las orejas son uno de los motivos más frecuentes de consulta en atención primaria.
¿Por qué se forman los tapones de cera?
Los motivos por los que se forman los tapones de cera en los oídos son varios, como el uso de audífonos y de bastoncillos de algodón (que aumentan el problema); conductos auditivos estrechos o deformados; la realización de cirugía previa (haberse operado de las orejas, por ejemplo); enfermedades dermatológicas; y la edad, ya que la cera de nuestros oídos se vuelve más seca a medida que envejecemos.
Algunos de los síntomas más comunes de oclusión por cerumen suelen ser dolor de oído; sensación de inflamación; zumbido o ruidos (tinnitus); disminución de la audición brusca o gradual, sobre todo después de un baño, pero que no es permanente; mareos o tos. También podemos reconocer que tenemos un tapón cuando, al masticar, notamos algo que se mueve dentro del oído o sensación de resonancia de nuestra propia voz.
Cómo se elimina un tapón de cera en el oído
Para saber si tenemos un tapón de cera en el oído es necesario realizar en la mayoría de los casos una otoscopia o examen visual del conducto auditivo externo y del tímpano, mediante el uso de un instrumento especial, el otoscopio, que lo ilumina y amplía su visión.
Y, aunque hay varias formas de quitar los tapones, debe ser un profesional sanitario el que realice la extracción para evitar posibles daños en el conducto auditivo, que lo hará solo cuando la cera se acumule en gran cantidad y tape el conducto auditivo.
Debe tenerse en cuenta que la cera tiene una función específica: actúa como una capa útil para el canal auditivo, por lo que no es necesario retirarla salvo en casos de bloqueo o acumulación excesiva.
La mayoría de los tapones se eliminan mediante lavado, reblandeciéndolo para facilitar su extracción. En la mayoría de los casos se realiza con gotas que se aplican durante unos dos o tres días, hasta que se consigue “soltar” el tapón. Es recomendable hacerlo recostándose sobre el lado contrario del oído donde se acumula el cerumen.
Tras introducir unas gotas, debemos permanecer en esta posición durante diez minutos (en ningún caso debe ponerse algodón ya que este absorbería el producto e impediría que hiciera su efecto).
En la consulta, el médico o la enfermera pueden eliminarlo mediante irrigación, es decir, a través de agua tibia con el uso de una jeringuilla en el interior del oído que hace que el tapón salga de manera fácil. El bombeo de agua suave en el canal auditivo a una velocidad controlada permite eliminar la cera.
Es importante, durante esta operación, permanecer muy quieto para evitar lesiones ya que el oído es un órgano muy sensible. Tras la intervención es aconsejable impedir la entrada de agua en el oído durante los días siguientes.
¿Se puede prevenir la aparición de un tapón de cera?
Cuidar nuestra salud auditiva y prevenir la formación de tapones de cera pasa por:
- Secar bien y con delicadeza el pabellón auricular, después del baño, mediante el uso de un pañuelo, la punta de una toalla o de papel higiénico envuelto alrededor del dedo. Los oídos no necesitan un lavado interno, el cerumen solo debe limpiarse cuando está en la entrada del conducto auditivo.
- Evitar el uso de bastoncillos de algodón para limpiar los oídos porque puede empujar el cerumen hacia dentro del conducto y taponarlo; nunca se debe tratar de limpiar el oído introduciendo algún objeto en el conducto auditivo externo.
- Tratar resfriados y alergias para evitar complicaciones porque los procesos catarrales de vía alta pueden afectar al oído medio.
- En el caso de usar audífonos, realizar una revisión del canal auditivo cada tres o seis meses para determinar si hay exceso de cerumen.
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