Tragar semen durante el sexo oral es una práctica bastante habitual para muchas personas. Por ello, resulta normal que en algún momento surja la pregunta: ¿acaso puede ser malo para el estómago, algún otro órgano del aparato digestivo o para la salud en general? Fue, por cierto, una de las 100 preguntas sobre sexualidad adolescente editadas por la Municipalidad de Santiago de Chile en 2016, un libro que generó revuelo entre los sectores más conservadores de ese país.
La respuesta es que ingerir el semen solo representa un riesgo ante enfermedades de transmisión sexual (ETS), como el VIH, la clamidia y la gonorrea. En el caso de otras ETS, como el herpes oral y genital, la sífilis y el virus del papiloma humano, el riesgo de contagio radica ya en el contacto piel con piel, es decir, ya está dado por la misma práctica del sexo oral; luego, tragar o no el semen ya no tendría mayor importancia.
Más allá de eso, y en concreto para el estómago y el aparato digestivo, el semen no representa ningún riesgo:es casi siempre inocuo.El casi tiene que ver con que, en ocasiones,puede ser causa de diarrea para la persona que lo ingiere. Esto se debe a que el semen contiene prostaglandina, una sustancia derivada de los ácidos grasos esenciales de la dieta, cuya principal función consiste en favorecer la coagulación y prevenir las pérdidas de sangre, pero que genera diarrea como efecto colateral. De hecho, es la misma sustancia que hace que muchas mujeres padezcan este mismo problema durante su período menstrual.
Componentes y beneficios del semen
Por lo demás, el semen es inofensivo. Y no solo eso: según algunas investigaciones, podría tener efectos beneficiosos, como consecuencia de las más de cincuenta sustancias -además de la prostaglandina- que lo componen. Entre ellas hay proteínas, fructosa, calcio, fósforo, magnesio, vitaminas C y B12, sodio, potasio y zinc. Por supuesto, en muy pequeñas cantidades. Pero aun así, su ingesta podría acarrear algunas ventajas.
Un trabajo realizado por científicos de Estados Unidos halló en 2013 una asociación entre la ingesta de semen y un menor riesgo de padecer preeclampsia, una complicación del embarazo relacionado con la tensión sanguínea. El estudio, de todos modos, aclaraba que basaba sus resultados en una muestra pequeña (224 mujeres) y que requería de nuevas investigaciones que ratificaran -o pusieran en duda- sus conclusiones.
También se atribuyen al semen propiedades antidepresivas. Pero en este sentido no hay ninguna evidencia de que haya que tragar el semen. De hecho, la investigación más citada al respecto se basó en dos grupos de mujeres sexualmente activas, con la diferencia de que las del primer grupo habían tenido relaciones sin usar condón y las del segundo sí lo habían utilizado. Además de que las mujeres del primer grupo estaban menos deprimidas, siempre según las conclusiones del trabajo, “los síntomas depresivos y los intentos de suicidio entre las mujeres que usaban condón eran proporcionales a la persistencia en su utilización”.
Los niveles de los síntomas de depresión fueron evaluados a través del Inventario de Depresión de Beck, uno de los instrumentos más comunes para detectar y medir la gravedad de un estado depresivo. En el caso de las mujeres que no usaron condón, esos niveles eran mayores cuanto más tiempo había pasado desde su última relación coital.
Dado que la vagina está rodeada de una red vascular compuesta por arterias, venas y vasos sanguíneos y linfáticos, se torna una fuente de absorción mucho más poderosa que el tracto digestivo cuando se trata de que una sustancia llegue al sistema circulatorio periférico. De modo que, según cierta literatura científica, el semen sí tendría un efecto antidepresivo, pero es mejor si llega a través de la vagina que por la boca. Ahora bien, la ciencia se limita a constatar este hecho y obviamente hay otros modos también naturales de mejorar nuestro estado de ánimo mucho más seguros para nuestra salud.
Verdades y mitos en torno al esperma
Otra de las virtudes del semen, de acuerdo con estudios recientes, es que favorece la ovulación y la fertilidad. Pero esto tampoco requiere tragarlo. Una proteína incluida en el esperma, llamada factor de crecimiento nervioso, desempeña un importante rol en el proceso de liberación de los óvulos. Además, actúa como una hormona “abriéndose paso a través de las paredes de la vagina, hacia la sangre y hasta el cerebro, donde estimula la liberación de otras hormonas que afectan los ovarios”. Así lo señala un artículo publicado en la revista especializada Nature.
Con respecto a las bondades del semen para con el cabello y la piel, los especialistas no se ponen de acuerdo. Si bien era utilizado con estos fines ya desde los tiempos del antiguo Egipto, en la actualidad hay dermatólogos que consideran que el esperma, una sustancia alcalina, es un muy mal complemento para la piel humana, de naturaleza ácida. Al menos, si el plan es que entren en contacto directo la una y la otra.
Lo que sí está claro es que el semen no ayuda a prevenir el cáncer. El bulo de que ingerir semen dos veces a la semana reduciría hasta en un 40% el riesgo de cáncer de mama surgió en 2003, a partir de un supuesto artículo de la cadena estadounidense de noticias CNN. Esta información no ha dejado de reproducirse hasta el día de hoy, incluso en medios pretendidamente serios, pero no fue más que una fake news, una noticia falsa que muchos tomaron por verdad.
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