El PSOE de Pedro Sánchez es el gran vencedor de la noche. Gana ampliamente las elecciones europeas, las municipales y las autonómicas. Logra mayorías absolutas en Castilla-La Mancha y en Extremadura. Aumenta su mayoría en todas las comunidades donde ya gobernaba salvo Aragón, que aún está en duda. Es primera fuerza hasta en Murcia y probablemente también presidirá Canarias, Navarra y hasta La Rioja, donde el PP mandaba desde hace un cuarto de siglo. Pedro Sánchez le ha dado la vuelta a un escenario electoral que nadie podía imaginar así hace no tanto. El PSOE se coloca en una posición de claro liderazgo en la política española, frente a una derecha dividida y también frente a su izquierda, Unidas Podemos, que vuelve a caer hasta nuevos mínimos.
El PP de Pablo Casado salva los muebles, a pesar de que cae respecto a las anteriores europeas, autonómicas y municipales. Mantiene la joya de la corona, la Comunidad de Madrid, y recupera la guinda: el ayuntamiento de la capital. Lo hará como en Andalucía: con una “alianza de perdedores” –como llamaba a los pactos parlamentarios hace no tanto–, con menos escaños y votos de los que ha tenido nunca y con la ultraderecha de Vox como socio imprescindible de Gobierno. Pero el PP se mantiene como primera fuerza de la derecha, sube en porcentaje en las europeas respecto a las generales de hace un mes y le gana por un amplio margen a su principal rival, Ciudadanos.
Para Casado, el resultado es lo bastante bueno como para que pueda aguantar, al menos por un tiempo. Sus dos apuestas más personales –Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida– son dos de los vencedores de la noche, aunque gobernarán con menos concejales y escaños de los que nunca antes ha tenido el PP en Madrid.
Casado también gana en la pelea interna. Su principal rival, Alberto Núñez Feijóo, ha salido trasquilado: el PP gallego no gobernará en ninguna de las ciudades importantes. De repetirse este resultado en las autonómicas, la izquierda gobernaría en Galicia.
El partido de Albert Rivera, Ciudadanos, se estrella en su estrategia de superar al PP y convertirse en el nuevo líder de la derecha. No lo ha conseguido ni en las europeas ni en una sola de las autonomías ni tampoco en ninguna ciudad relevante. Ni siquiera logran el sorpaso en la Asamblea Madrid, donde confiaban en ser primera fuerza de la derecha y lo fueron en las últimas generales. Será socio de Gobierno en todas las administraciones del PP, pero en un papel subalterno que, además, tendrá que compartir con la extrema derecha.
Vox logra un resultado aún peor que el de las generales, pero serán socios de gobierno del PP en las autonomías de Madrid y Murcia y en todas las ciudades importantes, para desgracia de sus ciudadanos. Respecto a las generales, en las europeas Vox se deja en porcentaje más de un tercio de sus votos y la mayoría de ellos vuelven al PP. Entra en el parlamento europeo con tres escaños. En comparación con otros países europeos, la ultraderechita española es muy pequeña.
En Catalunya, la lista de Carles Puigdemont le gana a la de Oriol Junqueras, tras la victoria de ERC sobre JxCAT en las generales de hace un mes. ERC sin embargo se lleva una de las batallas más disputadas: la alcaldía de Barcelona, que pierde Ada Colau por la mínima. Y pese a la victoria simbólica de Puigdemont, la antigua Convergencia se lleva una gran derrota en las municipales.
Tres de los encausados en el juicio del procés van a ser europarlamentarios, algo que el Tribunal Supremo no va a poder resolver con el Parlamento Europeo tan fácilmente como ha ocurrido con la mesa del Congreso de los Diputados.
Unidas Podemos sufre un descalabro importante. La posición de Pablo Iglesias para negociar un gobierno con Pedro Sánchez es hoy más débil que antes de las elecciones. Pierde todas las alcaldías del cambio salvo Cádiz –donde Kichi se queda al borde de la mayoría absoluta– y, en el caso de IU, la de Zamora, –donde Francisco Guarido gobernará en solitario y por un margen muy amplio–.
En las autonómicas, el retroceso generalizado de las candidaturas de Unidas Podemos es aún más relevante, y no solo por su fractura en Madrid. Pasa de 10 a 1 escaños en Castilla y León. De 6 a 4 en Extremadura. De 9 a 4 en Asturias. De 6 a 2 en Murcia. De 14 a 5 en Aragón. De 3 a 0 en Cantabria. De 3 a 0 en Castilla-La Mancha. De 10 a 6 en Baleares. De 7 a 4 en Canarias. De 7 a 2 en Navarra. De 4 a 2 en La Rioja. De 27 a 7 en Madrid, donde todos los diputados autonómicos que pierde Unidas Podemos con Isa Serra los gana Iñigo Errejón con Más Madrid.
En Madrid, el desastre para la izquierda es mayúsculo. Manuela Carmena es la más votada, pero pierde la alcaldía frente al tripartito de la derecha. La candidatura de Carlos Sánchez Mato, en la que Pablo Iglesias se volcó en los últimos días, se queda muy por debajo del 5% mínimo. No ha sido una sorpresa: era el resultado que pronosticaban absolutamente todas las encuestas, que en la irrelevancia de Madrid en Pie no han fallado.
En la Asamblea de Madrid, la lista de Isa Serra se queda por detrás de Vox, con un tercio de los votos que obtiene Iñigo Errejón con Más Madrid. El ex número dos de Podemos no logra su principal objetivo: gobernar en la Comunidad de Madrid. Pero sí derrota ampliamente a la lista de su antigua formación, que ha estado a apenas medio punto de ser extraparlamentaria en la Asamblea de Madrid. Hace solo un mes, las encuestas daban a Unidas Podemos ampliamente por delante.
Pese a no gobernar, los resultados de Más Madrid, de Carmena y Errejón, contrastan con el retroceso mucho más amplio y generalizado de Podemos y las antiguas confluencias en la mayor parte de España, con las contadas excepciones de Zamora y Cádiz.
Para Pablo Iglesias, la única buena noticia es que se demuestra empíricamente hasta qué punto su campaña y su candidatura salvó los muebles de su partido en las generales. Entre el 28A y el 26M, en apenas un mes sin él como candidato, Unidas Podemos ha pasado del 14% a menos del 10%.
En las europeas, Unidas Podemos se ha quedado en un porcentaje ligeramente menor al que sacó la lista de La Izquierda Plural de Willy Meyer en 2014: apenas el 10%. Hace cinco años, en esas europeas, entre Podemos e IU sumaban el 18%.
El PSOE de Pedro Sánchez es el gran vencedor de la noche. Gana ampliamente las elecciones europeas, las municipales y las autonómicas. Logra mayorías absolutas en Castilla-La Mancha y en Extremadura. Aumenta su mayoría en todas las comunidades donde ya gobernaba salvo Aragón, que aún está en duda. Es primera fuerza hasta en Murcia y probablemente también presidirá Canarias, Navarra y hasta La Rioja, donde el PP mandaba desde hace un cuarto de siglo. Pedro Sánchez le ha dado la vuelta a un escenario electoral que nadie podía imaginar así hace no tanto. El PSOE se coloca en una posición de claro liderazgo en la política española, frente a una derecha dividida y también frente a su izquierda, Unidas Podemos, que vuelve a caer hasta nuevos mínimos.
El PP de Pablo Casado salva los muebles, a pesar de que cae respecto a las anteriores europeas, autonómicas y municipales. Mantiene la joya de la corona, la Comunidad de Madrid, y recupera la guinda: el ayuntamiento de la capital. Lo hará como en Andalucía: con una “alianza de perdedores” –como llamaba a los pactos parlamentarios hace no tanto–, con menos escaños y votos de los que ha tenido nunca y con la ultraderecha de Vox como socio imprescindible de Gobierno. Pero el PP se mantiene como primera fuerza de la derecha, sube en porcentaje en las europeas respecto a las generales de hace un mes y le gana por un amplio margen a su principal rival, Ciudadanos.