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Iglesias arrasa a Errejón

La victoria interna de Pablo Iglesias es indiscutible y apabullante. El secretario general de Podemos gana de largo, e incluso Pablo Echenique queda por delante en votos de Íñigo Errejón. Iglesias tiene la mayoría absoluta en los documentos y en el consejo ciudadano por un porcentaje muchísimo mayor a esos apenas dos puntos que separaron a Iglesias de Errejón en la consulta de diciembre. El exnúmero dos del partido –hoy probablemente perderá esa condición– mantiene un tercio del apoyo de los militantes, un porcentaje que es mucho para una corriente interna pero insuficiente para desafiar el liderazgo de Iglesias.

Los votantes piden a los partidos dos cosas contradictorias: que haya debate interno y que haya unidad interna. En Podemos han demostrado ya que de debate interno van sobrados. A pesar de los excesos de esta última semana, donde las cuestiones personales han sido un eje fundamental, nadie puede negar que haya existido una discusión real sobre la estrategia y el rumbo político en Podemos, que contrasta con la opacidad y la falta de debate en otras formaciones. Ahora la prioridad del reelegido secretario general debería ser la unidad.

Para lograrlo, una de las claves será la configuración de su nueva ejecutiva y con las portavocías. Casi todos dan por hecho que Errejón dejará de ser el secretario político de Podemos, pero la gran pregunta es si seguirá como portavoz en el Congreso de los Diputados, o si Iglesias “feminizará” el puesto –como ha dicho en varias entrevistas–, situando a Irene Montero como nueva portavoz.

Iglesias y los suyos tienen votos y argumentos suficientes como para imponerse en toda la organización, cosa que sin duda harán. Para lglesias, es clave controlar los cargos medios del partido, el aparato, los asesores… un ejército que hasta este domingo era en su mayoría fiel a Iñigo Errejón, que fue quien lo montó. Pero se equivocarán completamente si, tras Vistalegre 2, empieza una purga interna que acaba con Inigo Errejón, con Pablo Bustinduy, con Rita Maestre… con unos dirigentes cuya salida sin duda debilitaría electoralmente a Podemos si se llega a producir. Errejón representa a un 33% de los militantes. ¿Y de los votantes? No creo que sea un porcentaje inferior.

Cara al futuro electoral de Podemos, el resultado de hoy sin duda tendrá consecuencias. ¿Perderá Podemos el voto de esa izquierda más moderada a la que seducía Errejón? ¿Recuperará votantes Podemos por “volver a hablar claro”, como defiende Iglesias? No se sabe, porque dependerá también de lo que pase con los demás partidos y también de lo que haga a partir de ahora Podemos. Está por ver si se cumple o no ese pronóstico por parte de los errejonistas de que el nuevo equipo dirigente llevará al partido a la pureza de izquierdas y también a perder votos. Pero si realmente eso ocurre, y la historia le da a Errejón la razón, el hoy derrotado tendrá en el futuro más argumentos para ganar. Nadie podrá decir que no avisó.

Iglesias planteó Vistalegre 2 como un plebiscito y sin duda se habría ido de haber perdido esta votación. La apuesta era a doble o nada y la ha ganado: el aumento en la participación frente a la consulta de diciembre –donde quedaron en un ajustado 41%-39%– ha sido a su favor.

En Vistalegre hoy hay un claro ganador, Pablo Iglesias. Suya es la victoria, suyo es el poder y suya es a partir de ahora la máxima responsabilidad de una tarea urgente para garantizar el futuro de Podemos: volver a unir a un partido que hoy está dividido, una división que también llega hasta su electorado y simpatizantes, no solo a sus dirigentes y militantes.

La victoria interna de Pablo Iglesias es indiscutible y apabullante. El secretario general de Podemos gana de largo, e incluso Pablo Echenique queda por delante en votos de Íñigo Errejón. Iglesias tiene la mayoría absoluta en los documentos y en el consejo ciudadano por un porcentaje muchísimo mayor a esos apenas dos puntos que separaron a Iglesias de Errejón en la consulta de diciembre. El exnúmero dos del partido –hoy probablemente perderá esa condición– mantiene un tercio del apoyo de los militantes, un porcentaje que es mucho para una corriente interna pero insuficiente para desafiar el liderazgo de Iglesias.

Los votantes piden a los partidos dos cosas contradictorias: que haya debate interno y que haya unidad interna. En Podemos han demostrado ya que de debate interno van sobrados. A pesar de los excesos de esta última semana, donde las cuestiones personales han sido un eje fundamental, nadie puede negar que haya existido una discusión real sobre la estrategia y el rumbo político en Podemos, que contrasta con la opacidad y la falta de debate en otras formaciones. Ahora la prioridad del reelegido secretario general debería ser la unidad.