En otra demostración de que, en política, es más importante estar que ser, Isabel Díaz Ayuso va camino de convertirse en la nueva presidenta de la Comunidad de Madrid. Por estar en el lugar adecuado y en el partido adecuado. Por méritos ajenos, más que propios. Por la movilización de Ciudadanos y Vox, que muy probablemente la auparán a la presidencia.
A pesar de perder más de un tercio de sus escaños y de sus votos. A pesar de cosechar el peor resultado de la historia electoral del PP en la Asamblea de Madrid. A pesar de una campaña desastrosa, donde solo destacó por su añoranza de los atascos en el centro de la capital, Díaz Ayuso va a ser la nueva lideresa de Madrid.
Ayuso manejará más de 20.000 millones de euros de presupuesto público al año, la segunda mayor administración gobernada por la derecha durante los próximos cuatro años, solo por detrás de la Junta de Andalucía. No está nada mal para alguien que solo puede presumir en su currículum de poco más de seis meses de gestión, como viceconsejera de Justicia de la Comunidad de Madrid –al medio año, Ángel Garrido la sacó de ese puesto–. Eso, y haber sido la ‘community manager’ de Esperanza Aguirre y el PP de Madrid.
En 2012, Ayuso llevaba la cuenta en Twitter de Pecas, el perrito de Esperanza Aguirre. La gran duda es si Pecas también hubiera sido capaz de ganar las elecciones en Madrid.
¿Cómo una candidata tan inane como Isabel Díaz Ayuso es hoy la casi segura presidenta? ¿Qué ha pasado para que la alcaldesa Manuela Carmena, la más valorada en las encuestas, no logre repetir mandato? ¿Qué ocurre en Madrid para que sistemáticamente la izquierda salga derrotada?
Cuando se analizan los resultados de este domingo en la Comunidad, el mapa para la izquierda es desolador. Madrid es históricamente conservadora y la izquierda, en esta ocasión, tampoco ha sido capaz de cambiar esa tendencia.
La derecha ha ganado en prácticamente todas las elecciones de las últimas dos décadas con contadas excepciones. Una de ellas: el Tamayazo de 2003. Otra: las generales que ganó Zapatero en 2004 tras las mentiras sobre los atentados del 11M. La última: las autonómicas de 2015, donde la izquierda no gobernó por los 130.000 votos que se perdieron en la candidatura de IU y Luis García Montero, que se quedó por debajo del 5% mínimo por muy poco.
En todas sus victorias en Madrid, la izquierda ha vencido por la mínima y solo por la abstención de la mayoría social conservadora en la región. Y sí, el PP está hoy más débil que nunca, pero el ascenso de Ciudadanos y Vox han logrado mantener la mayoría conservadora, pese a la debacle del partido de Pablo Casado.
Ni siquiera en su mejor resultado –1.769.785 votos en 2004–, la izquierda ha estado cerca de los máximos que ha logrado la derecha en sus momentos de mayor participación. La izquierda solo ha ganado en Madrid cuando la derecha ha pinchado y se ha desmovilizado. Es también lo que pasó en 2015. El techo de la derecha en Madrid está por encima de los los dos millones de votos. El de la izquierda, en 300.000 votos menos.
La excepción Manuela Carmena
La llegada de Manuela Carmena a la Alcaldía en 2015 fue gracias a una de esas contadas ocasiones en las que la izquierda quedó ligeramente por delante de la derecha, por derrumbe del contrario. El PP de Madrid, asolado por la corrupción, vivía su peor momento, con Esperanza Aguirre como reina de una charca de batracios. En la ciudad también fue así, por dos factores, que se sumaron a la tendencia: porque hubo más voto extraparlamentario en la derecha que en la izquierda. Vox y UPyD obtuvieron casi 40.000 votos y ni un solo escaño, mientras que en la izquierda el voto perdido con la candidatura de IU fue bastante menor: 27.000 votos. También ayudó que la derecha, en las municipales, se dejó casi 14.000 votos respecto a su propio resultado en la ciudad de Madrid en las autonómicas, ese mismo día.
¿Qué ha pasado en 2019? En números redondos, los movimientos en la izquierda no han sido tantos. Respecto a su resultado de hace cuatro años, Carmena ha pasado de alrededor de 519.000 a 504.000 votos. Poco más de 15.000 votos menos: prácticamente lo mismo que ha sumado IU-Madrid en Pie respecto a la candidatura de IU de 2015. Ambas fueron extraparlamentarias; pero en 2019, con el apoyo de última hora de Pablo Iglesias, IU gana 15.000 votos respecto a lo que consiguió hace cuatro años.
La simetría es casi exacta. La suma de Carmena+IU da prácticamente los mismos votos en 2015 (547.312) que en 2019 (546.845). La diferencia es de solo 527 votos en estos cuatro años. La izquierda a la izquierda del PSOE suma lo mismo hoy que entonces y la razón de la derrota está en otro sitio: en los 25.000 votos que se deja el PSOE con el fallido intento de Pepu Hernández. Y más aún, en los 40.000 votantes más que moviliza la derecha entre PP, Ciudadanos y Vox. Y en que prácticamente no hay votos sin representación en la derecha.
Que Carmena+IU sume lo mismo hoy que hace cuatro años es, en cualquier caso, un fracaso del gobierno municipal. Los alcaldes suelen mejorar porque el cargo siempre ayuda y en este caso –bien sea por la división interna en la lista de Ahora Madrid, bien por los errores de gestión, bien por las muchas zancadillas que ha recibido la alcaldía de Carmena desde que arrancó– el gobierno de Madrid no ha logrado sumar un solo voto a los que ya tenía. Cádiz o Zamora también son feudos conservadores, y aún así Kichi o Guarido han triunfado.
Los flujos entre candidaturas sin duda han sido más complejos, pero la foto final ofrece muchas pistas: los pocos votos que ha perdido Carmena se los ha llevado su exconcejal de Economía y Hacienda, Sánchez Mato. El único consuelo es que ese porcentaje sin representación que logra la lista de IU –por primera vez en la historia, sin un solo concejal en el Ayuntamiento de Madrid– no ha influido en el resultado. Incluso sumando esos votos, la derecha gobernaría.
Otra cosa es ese imponderable: cómo ha afectado a los votantes de Carmena que su propio exconcejal de Economía diga que la alcaldesa apoya las políticas de Montoro. A cuántos votantes de Manuela Carmena han desmovilizado estas críticas desde la izquierda.
Por barrios, el mapa también aporta pistas importantes. Carmena ha ganado en los distritos del sur. La derecha, en los del norte: los más ricos. Es lo mismo que ya pasó hace cuatro años, con una diferencia: la abstención ha bajado en los feudos del PP y ha subido en los de la izquierda. La única excepción a esta tendencia es el distrito Centro: donde Carmena ha impuesto limitaciones al tráfico, donde ha ampliado las aceras de la Gran Vía. Pero en los barrios del sur, más populares, Carmena ha perdido apoyos. Todos los distritos giran a la derecha, salvo el de Centro.
Los barrios del sur se han sentido peor tratados por el Ayuntamiento de Madrid que el centro de la ciudad. Y en un campo de batalla extremadamente difícil para la izquierda, esto ha pasado una factura muy cara a Más Madrid.
Pese al fiasco de perder en ambas elecciones, en la ciudad y en la Asamblea, el de Madrid es el único Parlamento autonómico entre los que se han renovado este domingo donde la izquierda que no es el PSOE no pierde escaños. Mantiene los mismos: 27, entre UP (7) y Más Madrid (20). Son los mismos que, en 2015, tenía Podemos, aunque ahora vayan en dos listas.
En todas las demás autonomías, la caída de Unidas Podemos es bastante aparatosa.
Los detractores de Errejón argumentan que las guerras internas son la causa de este derrumbe en toda España. Sus partidarios, que las causas de esa caída son previas; que Más Madrid ha servido para mantener un espacio electoral en retroceso; que sin esta candidatura, el resultado de la izquierda en Madrid habría sido aún peor.