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Juncker y el europeísmo

En España no es un personaje tan conocido. Se sabe que es el Presidente de la Comisión Europea. A lo mejor se sabe incluso que fue primer ministro de Luxemburgo durante veinticinco años y que, cuando los socialistas alcanzaron al poder en este país, se convirtió en candidato del Partido Popular Europeo para las últimas elecciones europeas.

Juncker, el candidato popular, el vencedor de las elecciones, fue designado por los grupos mayoritarios del Parlamento Europeo el pasado día 15 de julio al frente de la Comisión. Por su parte, Martin Schulz, el candidato socialista europeo, fue elegido a su vez Presidente de la Eurocámara.

Para justificar tal reparto, con un punto de exageración retórica, se ha llegado a decir que en estos momentos no hay izquierdas y derechas en el Parlamento Europeo. Sólo europeístas y antieuropeístas, debido a la llegada de populistas de izquierda y derecha, así como de varios grupos euroescépticos.

UPyD no apoyó a Juncker, ni ha apoyado su colegio de comisarios, porque sus compromisos en algunos puntos fueron considerados débiles. Entendimos que la Unión Europea necesita estabilidad, pero elegimos ser vigilantes.

Semanas antes, durante el verano, Juncker había contado en Estrasburgo que los países del sur habían sufrido de forma extrema -a causa de las políticas de austeridad impuestas por el conjunto de estados- y se comprometió a que, en el futuro, ante situaciones como ésta, se tendría en cuenta el coste social. Pero de asumir el coste social que arrastramos no dijo nada. Lo escamoteó con su oratoria hábil. Esto, entre otras cosas, fue lo que no nos convenció. Nos preocupaba la lucha anticorrupción, el blanqueo de capitales, el aumento de las desigualdades sociales, de la desigualdad de oportunidades...

La cuestión es que se ha destapado ahora que Luxemburgo ha facilitado la evasión fiscal de, al menos, 340 multinacionales. Si se confirma el trato de favor a multinacionales para ayudarles a ahorrar millones de euros en impuestos, perjudicando al resto de países de la UE, deberán depurarse responsabilidades a todos los niveles. Que muchas de las grandes multinacionales escamoteen el pago de impuestos en la Unión Europea es, de hecho, uno de los grandes problemas estratégicos para encarar la crisis con un mínimo sentido de justicia.

Antieuropeísmo. Si se confirma la gravedad de este escándalo, el antieuropeísmo se escribirá con seis letras: j, u, n,c, k, e, r.

En España no es un personaje tan conocido. Se sabe que es el Presidente de la Comisión Europea. A lo mejor se sabe incluso que fue primer ministro de Luxemburgo durante veinticinco años y que, cuando los socialistas alcanzaron al poder en este país, se convirtió en candidato del Partido Popular Europeo para las últimas elecciones europeas.

Juncker, el candidato popular, el vencedor de las elecciones, fue designado por los grupos mayoritarios del Parlamento Europeo el pasado día 15 de julio al frente de la Comisión. Por su parte, Martin Schulz, el candidato socialista europeo, fue elegido a su vez Presidente de la Eurocámara.