Espacio para la reflexión y el análisis a cargo de parlamentarios europeos españoles.
La urgencia de las movilizaciones sociales contra el CETA (y otros tratados)
Los proÌximos 1 y de 2 de febrero se votaraÌ en el Parlamento europeo la ratificacioÌn del CETA (Comprehensive Economic and Trade Agreement), acuerdo comercial bilateral firmado por CanadaÌ y la UnioÌn Europea el pasado 30 de octubre. Esta firma dio por concluido el largo proceso negociador iniciado siete anÌos antes por ambas partes aunque su plasmacioÌn final estuvo sometida a la duda hasta el uÌltimo momento por la oposicioÌn de la regioÌn belga de Valonia. Y fue precisamente por las reticencias de este pequenÌo territorio que este tratado empezoÌ a tomar cierto protagonismo mediaÌtico y a ser conocido maÌs allaÌ de sus defensores y opositores, ya que hasta la fecha habiÌa permanecido bastante oculto dado el intereÌs de los primeros en mantenerlo lo maÌs alejado posible de la transparencia informativa.
El CETA podriÌa entrar provisionalmente en vigor si el Parlamento europeo lo ratifica. La ComisioÌn Europea aceptoÌ declarar este acuerdo como mixto o de competencias compartidas - que exige la ratificacioÌn en los parlamentos estatales- a cambio de que el acuerdo entre en vigor de forma inmediata, sin esperar a esta ratificacioÌn de los estados, tras su paso por la eurocaÌmara. Esta aplicacioÌn provisional, de buena parte de su articulado, provoca una situacioÌn claramente antidemocraÌtica al ser de obligado cumplimiento para los 28 sin ni siquiera haber sido ratificada su aprobacioÌn en sus respectivos parlamentos, en un proceso que puede durar varios anÌos.
No obstante, desde la firma del tratado, ademaÌs de los retrasos en el calendario de ratificacioÌn en el Parlamento europeo prevista inicialmente para mediados de diciembre, se han producido dos hechos importantes que cuestionan tanto la adecuacioÌn normativa como el fondo de este acuerdo. Por un lado las conclusiones de Eleanor Sharpstson, la Abogada General del Tribunal de Justicia de la UnioÌn Europea, institucioÌn a la que la ComisioÌn Europea ha pedido opinioÌn sobre el acuerdo comercial con Singapur, de considerar a eÌste como acuerdo mixto al invadir las competencias de los estados miembros y que puede extrapolarse tanto a CETA como a TTIP al ser sus objetivos, criterios de aplicacioÌn y contenidos muy similares. Por otro las recomendaciones de la ComisioÌn de Empleo y Asuntos sociales (EMPL) del Parlamento europeo pidiendo a la ComisioÌn de Comercio Internacional (INTA) -que debe informar al Parlamento sobre el acuerdo- su posicionamiento contrario a la ratificacioÌn. El EMPL basa su recomendacioÌn en que estudios recientes pronostican la peÌrdida de 204.000 puestos de trabajo para el conjunto de la UE, la clara disparidad entre el nivel de proteccioÌn previsto para los inversores y los derechos de los trabajadores o la inexistencia de medidas especiÌficas de apoyo a las pymes.
Otra ComisioÌn, la de Medio Ambiente, Salud PuÌblica y Seguridad Alimentaria (ENVI) ha de pronunciarse el proÌximo 12 de enero sobre aspectos de su competencia en referencia al CETA. Finalmente la propia ComisioÌn de Comercio Internacional (INTA) se reuniraÌ el 24 de ese mismo mes para preparar la recomendacioÌn de voto que haraÌ al Parlamento europeo.
Por otra parte, El Parlamento Europeo votoÌ el 23 de noviembre una ResolucioÌn presentada por alrededor de noventa diputados pidiendo que el Tribunal de Justicia de la UE dictaminase si el CETA se ajusta en su totalidad al marco juriÌdico europeo. En igual sentido, en EspanÌa, se presentoÌ el 29 de noviembre una PNL por parte del Grupo Confederal de Unidos Podemos y apoyada por ERC y Bildu, pidiendo que el tratado fuese examinado por el Tribunal Constitucional y que fuese sometido a refereÌndum. En ambos casos estas propuestas fueron rechazadas con los votos de conservadores, liberales y socialdemoÌcratas y que aquiÌ corresponden a PP, C’s y PSOE.
Se ha hecho por tanto un trabajo importante en teÌrminos institucionales contra el CETA y el TTIP tanto en el Parlamento Europeo como en el estatal, sin olvidar el realizado en los parlamentos autonoÌmicos, donde ocho de ellos se han declarado contrarios a estos acuerdos.
Pero no hemos de olvidar otro actor importante en esta ya larga lucha contra los mal llamados tratados de libre comercio y que ha ido cobrando con el tiempo un mayor protagonismo. Nos referimos a las distintas campanÌas y plataformas que tanto en Europa como en el conjunto del estado han sido las responsables de movilizar a las clases populares contra estos acuerdos comerciales que solo favorecen los intereses de las transnacionales y grandes empresas.
En EspanÌa, la campanÌa estatal #NoalTTIP agrupa numerosos nodos territoriales formados a su vez por cerca de 350 organizaciones poliÌticas, sindicales y movimientos sociales. Ha sido esta campanÌa y sus nodos territoriales las que han apoyado a cientos de municipios a presentar mociones declaraÌndose municipios libres de TTIP y CETA (en la actualidad 280 lo son) y que han informado a la ciudadaniÌa en cientos de charlas, jornadas, mesas redondas en el conjunto del estado de todo lo que se ha ido conociendo de estos tratados a traveÌs de varias filtraciones, ocultado durante mucho tiempo por quien los negociaba, pero ya a la luz en el caso del CETA.
Una informacioÌn ahora disponible en las 1600 paÌginas de ese acuerdo que confirma los peores temores que se teniÌan. Un tratado que en su articulado contiene -y no dudamos que el TTIP tendraÌ similitudes con el mismo- una apuesta por un modelo agroindustrial que perjudica la biodiversidad y pone en riesgo la salud humana y que la propia FAO no considera la maÌs adecuada, una apuesta por los combustibles foÌsiles que pone en peligro los objetivos de la COP21 de mitigar los efectos del cambio climaÌtico, un ataque a los derechos sociales que se desprende del apoyo a las desregulaciones en materia laboral, educativa, sanitaria, un ataque a los servicios puÌblicos al apoyar la mayor privatizacioÌn posible, un ataque a la independencia judicial al pretender crear tribunales de arbitraje al margen de los estatales para dirimir conflictos entre inversores y estados, un apoyo incondicional a los grandes inversores y un olvido de las 21 millones de pymes europeas que dan trabajo a 90 millones de personas, un ataque a la soberaniÌa de los estados que pueden ver mermadas sus iniciativas legislativas al poder ser eÌstas supervisadas por un organismo creado al efecto de manera poco democraÌtica.
Por eso ahora, a la vista de esta situacioÌn tan lesiva para los intereses de las mayoriÌas sociales es importante trabajar tambieÌn maÌs allaÌ de las instituciones. Es el momento de las movilizaciones. El CETA, pero tambieÌn el TTIP, el TiSA, el TPP y otros acuerdos bilaterales firmados o a punto de serlo tanto por EEUU, CanadaÌ o la UE no son tratados inocentes que quieran mejorar el comercio de bienes y servicios entre partes. Representan la estrategia neoliberal actual de maximizacioÌn de beneficios a costa de la desregulacioÌn normativa, el blindaje de las inversiones y el control poliÌtico por parte del poder financiero a costa de los derechos sociales, laborales, ambientales y culturales de las clases populares.
Estos tratados no se paran desde el Parlamento Europeo o desde el Congreso de los Diputados, se paran desde la organizacioÌn y la movilizacioÌn. Por ello es importante desbordar la realidad institucional y bajar a la calle. Y es en este sentido que cobra importancia la existencia de estas campanÌas contrarias a los tratados, ya que representan a miles de activistas y a cientos de organizaciones unidas con un mismo objetivo. Organizaciones poliÌticas y sindicales pero tambieÌn y en gran medida movimientos sociales, organizaciones ecologistas, asociaciones de consumidores, asociaciones de agricultores y ganaderos, asociaciones de pymes y un largo etceÌtera que trabajan para que no se aprueben estos tratados y conseguir foÌrmulas alternativas de comercio que contemplen a las personas y al planeta –como dice el lema de la campanÌa- antes que los intereses de las multinacionales.
El proÌximo 21 de enero habraÌ movilizaciones en toda Europa contra el CETA. La campanÌa estatal #NoalTTIP hace un llamamiento, al igual que se hizo el pasado 15 de Octubre, a toda la ciudadaniÌa para que acuda a esta convocatoria y a todas las organizaciones adheridas a que movilicen a sus militantes, simpatizantes y votantes. Salgamos a la calle contra los tratados de las multinacionales y por nuestros derechos.
Marina Albiol. Eurodiputada de IU. Portavoz de Izquierda Plural en el Parlamento Europeo // Pablo JimeÌnez. Miembro del AÌrea Federal de Medio Ambiente de IU y de la campanÌa estatal #NoalTTIP. Cocoordinador del libro “Las amenazas del TTIP y el CETA”
Los proÌximos 1 y de 2 de febrero se votaraÌ en el Parlamento europeo la ratificacioÌn del CETA (Comprehensive Economic and Trade Agreement), acuerdo comercial bilateral firmado por CanadaÌ y la UnioÌn Europea el pasado 30 de octubre. Esta firma dio por concluido el largo proceso negociador iniciado siete anÌos antes por ambas partes aunque su plasmacioÌn final estuvo sometida a la duda hasta el uÌltimo momento por la oposicioÌn de la regioÌn belga de Valonia. Y fue precisamente por las reticencias de este pequenÌo territorio que este tratado empezoÌ a tomar cierto protagonismo mediaÌtico y a ser conocido maÌs allaÌ de sus defensores y opositores, ya que hasta la fecha habiÌa permanecido bastante oculto dado el intereÌs de los primeros en mantenerlo lo maÌs alejado posible de la transparencia informativa.
El CETA podriÌa entrar provisionalmente en vigor si el Parlamento europeo lo ratifica. La ComisioÌn Europea aceptoÌ declarar este acuerdo como mixto o de competencias compartidas - que exige la ratificacioÌn en los parlamentos estatales- a cambio de que el acuerdo entre en vigor de forma inmediata, sin esperar a esta ratificacioÌn de los estados, tras su paso por la eurocaÌmara. Esta aplicacioÌn provisional, de buena parte de su articulado, provoca una situacioÌn claramente antidemocraÌtica al ser de obligado cumplimiento para los 28 sin ni siquiera haber sido ratificada su aprobacioÌn en sus respectivos parlamentos, en un proceso que puede durar varios anÌos.