231 embarazadas denuncian violencia machista en Euskadi: “Las controlan más porque creen que llevan dentro algo suyo”
El año pasado fueron atendidas 22 mujeres embarazadas víctimas de violencia. “No nos queremos enfocar solamente en el número, sino en sus vivencias y en los patrones que vemos que se repiten. Nos hacen hablar de un momento de especial vulnerabilidad”, asegura la consejera Melgosa
Controlan lo que comen, cuánto han engordado, qué pueden hacer. Quieren saberlo todo, pero desde el ejercicio de poder y utilizando la violencia psicológica en primer lugar y ocasiones acompañada de otros tipos de violencia. Estas son algunas de las pistas que perciben las matronas en consulta para detectar que una embarazada está siendo maltratada por el padre de su hijo. “Las matronas son quienes pueden hacer 'clic' cuando hay violencia porque son las profesionales más visitadas por las mujeres en el estado de embarazo”, ha explicado la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno vasco, Nerea Melgosa en una jornada celebrada junto a Oiane Zarate, coordinadora del servicio del 900 840 111 de Satevi, el servicio vasco de atención a víctimas de maltrato, e Irene Carrera, matrona de Osakidetza y responsable de Igualdad en la OSI Bilbao Basurto.
Según han detallado en el encuentro, que ha tenido lugar en Bilbao, desde que se creó el servicio de atención telefónica a mujeres víctimas de violencia (Satevi) en Euskadi en 2006, un total de 231 mujeres embarazadas han llamado para denunciar o pedir ayuda porque son o han sido víctimas de maltrato, al menos durante ese periodo. El pasado año, llamaron un total de 22 mujeres embarazadas víctimas de la violencia ejercida por su pareja o expareja. “No nos queremos enfocar solamente en el número, sino en sus vivencias y en los patrones que vemos que se repiten. Nos hacen hablar de un momento de especial vulnerabilidad. Les queremos exponer cómo activar las alarmas que indican un maltrato cuando las mujeres están gestando no solo la semilla del padre, sino a una víctima más de la violencia machista”, ha indicado Melgosa.
Las expertas coinciden en que a pesar de no haber nacido, un bebé cuya madre es víctima de violencia machista durante el embarazo, directamente también se convierte en víctima. “Estos hijos e hijas aún siendo no natos, ya son víctimas de violencia machista. El embarazo es un momento en el que los hombres maltratadores ejercen un mayor control sobre las mujeres porque los maltratadores sienten que llevan algo suyo dentro de ellas. En las consultas de las matronas y matrones es algo que se percibe, detectan hombres que quieren controlarlo todo sobre ellas, qué pueden comer, qué pueden, qué pueden hacer, cuánto han engordado, que complementos vitamínicos han de tomar, que próximas citas han de coger… todo”, han asegurado.
Más de la mitad de víctimas de violencia machista son madres de menores
Desde Satevi han aprovechado la jornada para hacer públicos los datos sobre violencia machista recogidos durante el último año. En este sentido, han informado de que en 2022 se atendió a un total de 1.379 víctimas de violencia, de las cuales, más de la mitad, concretamente un 55%, es decir 766, eran madres de menores de edad que tenían a su cargo. “Sumando, más de 1.190 menores se encontraban en riesgo de desprotección, estando expuestos a la violencia directa. Porque, insisto, ellos y ellas también son víctimas”, han detallado. Además, sólo 65 de esas 1.379 mujeres víctimas llamaron al 900 840 111 llevando menos de un año en situación de maltrato. “No llegan al 5%. El resto, llevan años siendo víctimas de ellos”, han lamentado.
De las mujeres que llamaron para denunciar o al menos hablar de su situación, nueve de cada diez fueron o son víctimas de violencia machista ejercida por su pareja o expareja. El uno restante ha sido o está siendo víctima de delitos contra la libertad sexual o la violencia intrafamiliar de género. “En un 100% de las mujeres atendidas que son víctimas de sus parejas o exparejas se detecta el maltrato psicológico, solo o junto con otro tipo de maltrato. Esta es una característica propia y común de la violencia, pues es el primer tipo de maltrato que se da para obtener el sometimiento, menoscabo y control de las víctimas”, ha explicado Melgosa.
Al igual que en los casos de violencia cuando la mujer no está embarazada, cuando lo está, a medida que la relación avanza va aumentando la agresividad y con ella el número de episodios de violencia. Además de eso, desde Satevi alertan que también “pueden aparecer otras formas de maltrato” como la física, la sexual o la económica. “5 de cada 10 mujeres atendidas sufre, además, violencia física, 3 de cada 10, violencia económica y 1 de cada 10 padece violencia sexual, un tipo de agresión difícil de identificar dentro del marco de la pareja. Además de tocamientos, roces o violaciones, la vulneración de los derechos sexuales y reproductivos o los matrimonios forzados también son violencia sexual. Obligar a una mujer a abortar o impedirlo, también entra en esta categoría”, ha señalado Melgosa, quien ha animado a “todas las mujeres que identifiquen señales de alarma” a que llamen al 900 840 111. “Al otro lado del teléfono encontrarán apoyo. Profesionales que ayudan en la contención emocional, que ofrecen orientación e información, que atienden situaciones de crisis y de urgencia, y que derivan y se coordinan con otros servicios. Pero, sobre todo, que acompañan”, ha concluido.
El 900 840 111 es un servicio telefónico que está abierto 24 horas y 365 días al año; es inmediato, anónimo, confidencial y gratuito, y no deja rastro en la factura telefónica. Además, cuenta con un mecanismo online que permite a las personas con discapacidad auditiva y/o del habla acceder al servicio a través de un canal de video-interpretación atendido por intérpretes de lenguaje de signos y atiende a mujeres que hablan más de una cincuentena de idiomas diferentes. Está atendido por profesionales, psicólogas, educadoras y trabajadoras sociales, principalmente y atiende a todas las víctimas, independientemente de su situación administrativa regular o irregular, su empadronamiento o si mantienen o no una relación con el agresor.