Alfredo de Miguel, ex 'número dos' del PNV de Álava, ingresa en prisión para cumplir hasta nueve años por corrupción
El líder de la trama corrupta del caso que lleva su apellido lo hace más de trece años después de haber sido detenido y en puertas de la campaña de las elecciones generales
Alfredo de Miguel, ex 'número dos' del PNV de Álava, ha ingresado este jueves hacia las 9.00 horas en la cárcel de Zaballa, a las afueras de Vitoria, para cumplir su pena de doce años (nueve de cumplimiento máximo) por ser el líder de una trama de corrupción, un caso que lleva su apellido. Hablando por el móvil, con un polo azul y un petate, se ha personado en la entrada del complejo. Lo hace trece años y medio después de haber sido detenido por la Ertzaintza, cinco años después de finalizado el juicio y tras más de medio año buscando todos los resquicios para evitarlo a pesar de contar con una sentencia firme del Tribunal Supremo. Se da la circunstancia de que este hecho llega en el día en que arranca una campaña electoral, la de las elecciones generales de España.
De Miguel es el tercero de los excargos del PNV en ser encarcelado por esta red después de Xabier Sánchez Robles, que lo hizo en mayo y sin haber intentado pelearlo hasta la extenuación, y de Koldo Ochandiano, que ingresó este mismo miércoles. Un cuarto implicado, Aitor Tellería, tiene pendientes nuevas revisiones médicas ya que ha alegado problemas de salud. La Audiencia Provincial de Álava, encargada de la ejecutoria penal de este proceso, dio el lunes un ultimátum de 72 horas para que De Miguel y Ochandiano acudieran “voluntariamente” a una cárcel de su elección o, de lo contrario, se dictaría una orden de búsqueda y captura.
Según fuentes penitenciarias, las entradas pasan a un módulo de ingreso donde se entrevistan con diferentes profesionales para evaluar sus circunstancias. Al inicio, cuentan con un preso de apoyo para facilitar la aclimatación al nuevo régimen de privación de libertad.
En estos años, De Miguel no ha respondido a ni una sola pregunta más allá de las guionizadas y pactadas con su letrado, Gonzalo Susaeta, sustituido por Estefanía Rojo para esta fase final posterior a la sentencia y previa a la entrada en la cárcel. No ha colaborado en ningún momento con la Justicia ni concedido entrevistas ni admitido ningún hecho. Eso sí, durante el final del juicio estuvo a punto de confesar y tenía casi cerrado un acuerdo con la Fiscalía que le podía haber evitado buena parte de la condena, pero rechazó la oferta y siguió la huida hacia adelante. Forzó a otros acusados a seguirle la estela pero no logró que su exsocio Josu Arruti renunciara a la rebaja y él sí confesó la existencia de una red de comisiones.
En el sumario, desde el principio, había pruebas claras de los ingresos anómalos y de que se gastaban en coches, viajes o copas. Un constructor le reformó también su segunda residencia de Gorliz, en la costa vizcaína. También de que se hacían movimientos con billetes de 500 euros o de que se manipulaban contratos públicos para beneficiar a personas muy concretas. Pese a ello, De Miguel abanderó una teoría de la conspiración que consistió en atacar por tierra, mar y aire a la denunciante, Ainhoa Alberdi, a los medios de comunicación, a la Fiscalía, al juez instructor y a la Ertzaintza. Llegaron a verbalizar teorías como que movía el dinero en efectivo en grandes cantidades por una amenaza de ETA que se demostró falsa.
Ahora, a De Miguel solamente le queda la baza del indulto. Su entorno ha pedido la medida de gracia política al Gobierno de España alegando, entre otras cuestiones, su buena conducta en los últimos años, incluso su labor de apoyo a niños del Amazonas. Tras ser detenido en 2010, el partido le despojó de sus responsabilidades públicas y orgánicas pero se pudo acomodar en una sociedad pública llamada Hazi donde ha tenido varios ascensos y subidas salariales. Cuando fue despedido hace apenas unos meses con la sentencia firme -ni siquiera la condena de primera instancia alteró su posición- ocupaba un puesto del más alto nivel entre los empleados públicos con una nómina de tres 57.400 euros y funciones de “coordinación” de una entidad pesquera llamada Itsas Garapen Elkartea, con la que ejerció como representante de Euskadi en algunos foros y hasta recogió premios.
¿Quién es Alfredo de Miguel?
Conocido como Txitxo, Alfredo de Miguel Aguirre (Bilbao, 1972), estaba llamado a todo en su partido hasta que un 17 de marzo de 2010, por orden de un juez de Vitoria de su misma edad, Roberto Ramos, fue arrestado por la Ertzaintza acusado por una empresaria, Ainhoa Alberdi, de haberla extorsionado después de que se negara a abonarle una comisión de 100.000 euros. Txitxo se afilió al PNV sin cumplir los 22, en el verano de 1994 y en su pueblo de la Rioja Alavesa, Lanciego. Lo hizo siendo estudiante de Informática -terminó la carrera en 1997- y apadrinado por su hermana mayor, Eguzkiñe, que es alto cargo del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza), y por su cuñado, Miguel Ángel Díaz Arana. Le entregaron el carné con número 3.472, ahora ya suspendio. Pronto empezó a escalar en el partido y ya en 1996 era dirigente de EGI, las juventudes nacionalistas, en las que organizaba actos como el Alderdi Eguna. Veteranos 'jeltzales' lo recuerdan desde siempre en la sede del Araba Buru Batzar, la Ejecutiva territorial alavesa, como liberado. Cerca del poder.
Las hemerotecas guardan una fotografía muy significativa de Txitxo en un acto político de 1998 que demuestra su proximidad con la cúpula del partido a pesar de su corta edad. Con apenas 25 años, De Miguel está ubicado justo detrás del histórico líder peneuvista Xabier Arzalluz -a quien admiraba y con quien compartió vino y queso hasta el final de sus días este 2019- y del lehendakari Juan José Ibarretxe. Fuera de plano queda otro lehendakari, José Antonio Ardanza. Y eso que sólo ha aparecido una vez en una candidatura electoral y de relleno, en unas municipales en Lanciego junto a su cuñado Díaz Arana.
Ya en 2000, el conocido como “hombre del maletín”, el histórico dirigente del PNV alavés José María Gerenabarrena, lo promocionó a secretario del Araba Buru Batzar con otro grupo de jóvenes como Nerea Antia, Izaskun Martínez de Lahidalga o Marta Bajo. El sobrino de Gerenabarrena, Iñaki, tomó el relevó en el partido y Txitxo continuó como un 'número dos' cada vez más influyente y en la sombra. Él lideró la millonaria operación de traslado de la sede central del PNV alavés de Abendaño al centro de Vitoria, a la Virgen Blanca, a través de la sociedad instrumental Landaburu Etxea. Los empresarios que participaron en ella han acabado procesados junto a De Miguel. Para el arquitecto Sergio Fernández Oleaga, Txitxo era un “padrino”. “De Miguel era un padrino y en este país, sin uno de ellos, no tienes un contrato”, se le escuchó en el juicio al fiscal del caso, Josu Izaguirre.
Con el cambio de milenio, el partido también le procuró actividades laborales bien remuneradas en algunas de las abundantes sociedades públicas del Gobierno vasco. Como muchos 'jeltzales' recaló en 2000, coincidiendo con su nombramiento en el Araba Buru Batzar, en IKT, ahora rebautizada como Hazi. En 2001 saltó a la entidad urbanística Sprilur como gerente del Industrialdea -polígono industrial- del Valle de Ayala, a lo que en 2005 sumó el control de la zona de Orduña. Sorpresivamente, el PNV logró con una carambola el Gobierno de la Diputación de Álava en 2007 y el diputado general, Xabier Agirre, recibió la recomendación de Iñaki Gerenabarrena de que colocara a De Miguel como nuevo “hombre del maletín”, como responsable de Administración Local y Equilibrio Territorial, es decir, como controlador de las subvenciones a los pueblos, de las obras forales y del urbanismo. En la misma época, se convirtió en vicepresidente de la Caja Vital, la politizada entidad financiera de la provincia.
Formalmente, a partir de 2007 abandonó sus responsabilidades orgánicas, pero 'de facto' Txitxo continuaba controlando la organización alavesa del PNV. La lectura de sus correos electrónicos -escritos en un pésimo castellano- muestra que era, verdaderamente, una persona influyente. ¿Una entrada para el Baskonia? Alfredo de Miguel. ¿Un pase para la catedral de Santa María de Vitoria? Alfredo de Miguel. ¿Un trabajo para un primo de un militante ‘jeltzale’? Alfredo de Miguel. ¿Colocar a un familiar? Alfredo de Miguel. ¿Cargarse a un secretario municipal? Alfredo de Miguel. ¿Dinero para el Araba Euskaraz? Alfredo de Miguel. ¿Conseguir un crédito en la Caja Vital por la vía rápida? Alfredo de Miguel. ¿Organizar una visita de niños de Estados Unidos? Alfredo de Miguel. ¿Subvencionar un campeonato de aeromodelismo? Alfredo de Miguel. ¿Pactar el titular de un periódico local a golpe de talonario? Alfredo de Miguel.
Era la puerta a la que todos llamaban. Su compañero de partido y de banquillo de los acusados y amigo Aitor Tellería dejó por escrito la siguiente reflexión sobre Txitxo cuando le nombraron en 2007 en una revista local como el octavo líder político más poderoso: “Estás acostumbrado a descalzaputas, lameculos y demás vagos cuya única virtud es decirte lo grande que eres y las buenas ideas que se te ocurren”. Y seguía: “La proximidad y el continuo contacto nos ha impedido distinguir y valorar en su justa medida las virtudes de un líder nato, como parece que es, en este caso, nuestro apreciado amigo Txitxo. Esa manida asociación entre Don Txitxo y el señor de las tinieblas se derrumba y se ilumina el lado oscuro. Estamos ante la máxima expresión del arrojo y la capacidad de influencia y… ¡nosotros sin darnos cuenta! Acostumbrados a mucho talante con poco talento, la amistad parece que nos ha impedido ver que en Txitxo se unen ambas características: talante y talento. Número 8… de mirada franca y sonrisa noble, parco en palabras y largo en hechos, mucha gente estará temblando y no precisamente de frío ante la irrupción de este animal… político en el panorama institucional arabarra. Su primera incursión en la vida política le ha llevado a ser el octavo más poderoso de Araba, pero todos esperamos que evolucione favorablemente hasta llegar a la cima”.
Desde muy joven, un De Miguel deportista, que sabe tocar la alboka y amante de la gastronomía y de los vinos -tenía hasta tres 'txokos'- simultaneaba la política con una intensa actividad mercantil privada. Un 'curriculum vitae' del político incorporado al sumario muestra que en 1997 montó una primera empresa, Eder Natural Company, una “conservera de hongos”, que fue premiada con 400.000 pesetas por el Gobierno vasco por ser un proyecto juvenil innovador. Un viejo boletín oficial lo atestigua. En esos años, echaba una mano con la informática a su cuñado, Díaz Arana, titular de una empresa de distribución de bebidas y alimentos (Irasar) que luego se cobró el favor con numerosas oportunidades de negocio abiertas por el político, lo mismo que la imprenta Gárgola en la que igualmente colaboró de veinteañero.
El punto de inflexión llegó en 2005. Ese año, él, Tellería y un tercer dirigente del PNV alavés, Koldo Ochandiano, también encarcelado estos días, montaron una sociedad llamada Kataia Consulting y que pusieron a nombre de las esposas de los tres, Ainhoa Bilbao -con la que tiene un hijo y una hija-, Araceli Bajo e Iratxe Gaztelu-Urrutia. Las iniciales de los seis conforman el nombre de la empresa. Su cuñado le cedió el almacén de Irasar como sede social, aunque la actividad de la compañía no era la ordinaria de una empresa al uso. Díaz Arana convertiría aquel lugar en un 'txoko' años después. Todavía hoy De Miguel y su cuñado son socios de esa sociedad gastronómica que en su día fue registrada por la Policía aunque hace años que el político no se deja ver por allí.
El primer ingreso de Kataia Consulting fue una comisión procedente del 'pelotazo' urbanístico de 65 millones que una promotora catalana, Riera, aspiraba lograr en Zambrana, al sur de Álava. Su amigo Josu Arruti, el encargado de comprar para el PNV las campas en las que ahora se celebra todos los años el Alderdi Eguna, olfateó un nicho de negocio en Zambrana y los catalanes vieron en De Miguel una persona influyente que podía remover obstáculos aunque en aquel momento no tenía cargo institucional alguno.
Ocurrió lo mismo con el contrato de Ainhoa Alberdi, el que motivó la denuncia. La joven abogada trabajaba para la adjudicataria de las labores de ampliación del parque tecnológico de Miñano y, al comprar a su socio Jon Iñaki Echaburu todo el negocio, se dio cuenta que había un “interlocutor” ajeno al parque para hablar de la letra pequeña. Era algo “dentro de lo normal”, le contó Echaburu. El contacto era Txitxo y años después le pidió en su despacho de la Diputación la mordida. Incluso entre órdagos y envidos se lo recordó al padre de la joven jugando a las cartas. Pero en 2006, cuando él propuso para el trabajo a la empresa de Alberdi, tampoco ocupaba oficialmente ningún cargo en Miñano. Siendo diputado, el constructor Prudencio Hierro le pagó la reforma de la vivienda de su esposa en Gorliz, en la costa de Bizkaia. El empresario dijo que siempre viene bien hacer “favores” a la gente con poder. Nadie ha explicado aún quién situó a De Miguel en posición de hacer favores. “Si esto era tan fácil de hacer yo no sería la única a la que se lo habían hecho”, enfatizó Alberdi.
Además de Kataia Consulting, De Miguel estaba detrás de Errexal, Ortzi Muga, Diru Kapital, Eskalmelo, Marratik y otros muchos negocios. Algunos funcionaron -tres de estas firmas obtuvieron contratos del área de Juventud del Gobierno vasco 'a dedo' por trabajos que no se realizaron- y otros quedaron en ideas locas, como la promoción de viviendas en Andalucía o la importación de vino y miel desde Argentina. En general, en los negocios compartía intereses con amigos que se conocieron en su día en EGI, una generación muy activa tras la escisión de EA. Allí coincidieron Josu Arruti, Iñaki San Juan, Koldo Ochandiano, Josu Montés, Jon Iñaki Echaburu, Iratxe Gaztelu-Urrutia y otros. También Tellería, aunque es algo mayor. En este viaje Txitxo también ha embarcado a su hermana pequeña, Aintzane, a su esposa, Ainhoa Bilbao, y a unos cuantos amigos. Hasta su suegra ha cobrado dinero de Kataia Consulting, 34.000 euros.
En el partido, el portavoz parlamentario y presidente en Gipuzkoa, Joseba Egibar, otro hijo político de Arzalluz, es el que más claramente ha defendido públicamente que Txitxo nunca se ha enriquecido con sus actividades. Años antes, Txitxo había alineado al aparato alavés a favor de Egibar en su pugna con Iñigo Urkullu por liderar el Euzkadi Buru Batzar, lo que incluyó maniobras poco presentables y respuestas no menos contundentes.