En 2015 los neerlandeses de Vanmoof vieron que tras expedir sus bicicletas a los EEUU estas llegaban a sus destinatarios como si hubieran sido concienzudamente maltratadas. ¿Qué hacer? ¿Buscar otra compañía transportista? ¿Utilizar cajas más resistentes? ¿Empacar las bicicletas de otra forma?
Quizás, pero, sin embargo, optaron por una solución más creativa, brillante y sin duda más barata. Ties Carlier, fundador de la compañía, se fijó en que las cajas de sus bicicletas eran de similar tamaño a las que se utilizaban para preservar algunas grandes televisiones de alta gama, así que su propuesta fue simple: ponemos una imagen de uno de esos televisores en cada caja y suponemos que así, de forma instintiva, sus transportistas las tratarán con más cuidado por miedo a dañarlas.
Y funcionó, dado que a partir de entonces la cantidad de bicicletas que llegaban a su destino con desperfectos descendió casi un 80%. Una idea creativa que en Vanmoof plasmaron en un lema con igual dosis de ingenio, “TV or not TV”.