Victor Lafay, nuevo héroe francés en el Tour y crédito para Cofidis quince años después

En las rampas de Pike Bidea, en Bilbao, y de Jaizkibel, en Donostia, donde en el mismo kilómetro se han descolgado Thibaut Pinot, Julian Alaphilippe y el del maillot tricolor Valentin Madouas, ha nacido un nuevo héroe francés en el ciclismo. Se llama Victor Lafay. En la primera etapa del Tour de Francia de 2023, el francés de 27 años fue el único en aguantar el ritmo de los dos grandes favoritos, Tadej Pogačar y Jonas Vingegaard. Y, en la segunda, el 'puncheur' se ha adelantado al grupo de elegidos en las calles de la capital guipuzcoana, justo al pasar la 'flamme rouge' -como se llama aquí a la bandera triangular roja que indica el último kilómetro-, y ha conseguido levantar los brazos junto al Kursaal mientras una de las grandes estrellas del pelotón, Wout van Aert, lamentaba la oportunidad perdida.

Lafay corre para el Cofidis, un patrocinador que da mucho crédito a la estructura ciclista pero que llevaba 15 años sin ganar en el Tour de Francia. Lo hicieron en 2008 dos corredores ya retirados, Samuel Domoulin y Sylvain Chavanel. Por la mañana, en la salida de la segunda etapa desde Vitoria, uno de sus colegas en el equipo afirmaba que estaba en un gran momento. Pero también que es capaz de lo mejor y de lo peor en muy poco tiempo. Lafay, que lleva más de un lustro corriendo, hasta ahora solamente había destacado por su victoria de etapa en el Giro de Italia de 2021. Acaba contrato en 2023 y ahora está en el escaparate internacional.

Adam Yates sale de Donostia como líder por segunda jornada consecutiva. Es compañero de Pogačar. Está tan emocionado con esta circunstancia que ha preparado un maillot amarillo para su perro, que era con quien todos querían fotografiarse en la salida. Su hermano gemelo Simon, rival en otro equipo, ha intentado atacar y saborear él mismo las mieles del liderato, pero ha salido de la etapa sin el amarillo y sin el maillot verde de la regularidad, que será también para Lafay.

El jerséi de topos rojos, que identifica al mejor escalador, lleva dos días en las espaldas de Neilson Powless, la cara positiva para un Education First que se ha quedado sin líder a las primeras de cambio con la retirada de Richard Carapaz. Powless, ganador en 2021 de la clásica de Donostia -en la que estaba inspirado el final- ha ido en fuga hasta que quedaban 2,4 kilómetros para coronar Jaizkibel.

El Tour de Francia ha completado ya dos de sus tres etapas vascas. La jornada del domingo ha partido de Vitoria, donde miles de personas han tomado tanto el recinto de Mendizabala, en el que se ha ubicado el control de firmas y toda la estructura de la caravana, como en la Virgen Blanca, el punto más icónico de la capital vasca. La alcaldesa, Maider Etxebarria, ha ejercido de maestra de ceremonias.

Ha habido espectadores durante todo el recorrido, particularmente en la subida de Jaizkibel. Y, en Donostia, la ciudad se ha volcado con la llegada aporreando las vallas para animar al pelotón. Las tiendas de regalos se vacían a gran velocidad. Ni siquiera la lluvia o la niebla han detenido a la afición. La ciudad ya vivió una salida del Tour en 1992. Entonces hubo dos atentados de ETA en las horas previas, como recordaba el entonces alcalde, Odón Elorza.

En paralelo, continúa la batalla por el relato político de la carrera. La organización insiste en que las etapas se corren en el “País Vasco español” y los locutores en euskera destacan no solamente la abundancia de ikurriñas sino que se reivindique el derecho de autodeterminación. Gure Esku, la plataforma con ese objetivo político, ha editado una guía para periodistas extranjeros en la que explica algunas claves al respecto. Entre el público donostiarra, justo junto a la línea de meta, ondeaban decenas de banderas vascas y también una de España.