La primavera se acerca y multitud de plantas se preparan para perpetuar su especie lanzando al viento sus semillas. ¡Ha llegado la época de llanto para quienes sufren de alergia al polen! Y, de entre esas personas, aquellas que se desplacen pedaleando podrán verse más expuestas a esas microscópicas partículas que flotarán en el aire.
Estas alergias primaverales o estacionales se manifiestan produciendo ojos llorosos, estornudos, picores e incluso crisis asmáticas, en el caso de quienes son más sensibles a los alérgenos del ambiente.
El pelo de los animales, los ácaros, el moho y ciertos alimentos pueden generar una reacción excesiva de nuestro sistema inmunitario en cualquier momento del año, pero es ahora, en esta estación, cuando la concentración de polen de plantas comienza a ser más elevada. Por eso se utilizan los calificativos de estacional o primaveral. Entre los meses de abril y junio, según nuestra ubicación geográfica, las personas sensibles o atópicas sufrirán un aumento de la producción de inmunoglobulina E, o “IgE”. Será la respuesta de su sistema inmunitario ante el contacto íntimo con el polen de abedules, álamos, cipreses, pinos, robles, olivos, encinas o con el de la amplia familia de las gramíneas.
En el caso de quienes utilicemos la bicicleta como medio de desplazamiento, nuestra velocidad agudizará ese contacto. Pero frente a este incordio de la alergia estacional podemos hacer algo más que resignarnos.
Conocer las rutas de desplazamiento habitual es una opción para prevenir problemas. Bastará con que veamos qué especies vegetales pueblan sus orillas y saber cuándo polinizarán o cuándo lo han hecho con especial abundancia. Por ejemplo, podemos consultar páginas de internet, como la página de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, https://www.polenes.com/es/home, que nos indicará día a día el nivel de alerta debido a diferentes especies de polen por todo el país.
También la página https://www.eltiempo.es/polen, en su pestaña 'Salud', ofrece información sobre el nivel de polen, organizándola por provincias o por el tipo de polen. Otra con información polínica es la Red Española de Aerobiología, alojada en la página de la Universidad de Córdoba: https://www.uco.es/investiga/grupos/rea/
Además de informarnos, debemos saber que los días secos y con viento facilitan la dispersión de alérgenos, y que las peores horas para exponernos oscilan entre las 5:00 y las 12:00 de la mañana, y entre las 19:00 y las 22:00 horas. Si teníamos dudas sobre la conveniencia de llevar gafas en bicicleta, reducir el contacto del polen con elementos tan sensibles como los ojos es un motivo más para utilizarlas al rodar.
También el uso de un 'buff' o de mascarilla nos ayuda a protegernos de las partículas de polen suspendidas en el aire, ya que se filtra su entrada al aparato respiratorio.
Y, sin recurrir a elementos artificiales, recomendaremos la respiración nasal, siempre que la intensidad del pedaleo nos lo permita, ya que las vellosidades, mucosidad y el laberinto de esa vía respiratoria reducirán el paso de alérgenos a los pulmones. Teniendo ciertas precauciones, también durante la primavera podremos disfrutar de la bicicleta.
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