Ángela Figuera, la poeta que reivindicó la justicia social y reflejó con su mirada sensible la crudeza de la Guerra Civil
“Si todos nos sintiéramos hermanos. (Pues la sangre de un hombre, ¿no es igual a otra sangre?). Si nuestra alma se abriera (¿No es igual a otras almas?). Si fuéramos humildes. (El peso de las cosas, ¿no iguala la estatura?). Si el amor nos hiciera poner hombro con hombro, fatiga con fatiga y lágrima con lágrima. Si nos hiciéramos unos. Unos con otros. Unos junto a otros. Por encima del fuego y de la nieve; aún más allá del oro y de la espada. Si hiciéramos un bloque sin fisura con los dos mil millones de rojos corazones que nos laten. Si hincáramos los pies en nuestra tierra y abriéramos los ojos serenando la frente, y empujáramos recio con el puño y la espada, y empujáramos recio, solamente hacia arriba, qué hermosa arquitectura se alzaría del lodo”, escribía la poeta Ángela Figueras (Bilbao, 1902-Madrid, 1984) representante de la denominada poesía desarraigada de la Primera generación de posguerra española.
En su memoria y en el aniversario de su nacimiento el 30 de octubre, el Ayuntamiento de Bilbao ha realizado un homenaje en su honor en la plaza Jado, cercana a la casa en la que nació. “Es nuestro deber como sociedad reivindicar su memoria, la memoria de una figura literaria excepcional que nos muestra a través de sus versos una mirada siempre sensible pese a la crudeza de muchos de sus poemas. Escribió con palabras sencillas sobre temas que aún hoy, un siglo después, siguen siendo muy complejos: la justicia social, el compromiso, la libertad pisoteada mil veces a lo largo del siglo XX. Sobre su primer hijo, fallecido al nacer y sobre el segundo, nacido en 1936 en medio de un bombardeo. Sobre la igualdad y el feminismo, asuntos tan reivindicados aún hoy en día”, ha expresado el alcalde Juan Mari Aburto.
Aburto ha recordado que Figueras fue “una mujer muy adelantada a su tiempo que vivió el pleno estallido de la Guerra Civil y fue represaliada cuando finalizó” y la matemática y divulgadora científica Marta Macho, e Itziar Lazkano, actriz y directora curtida especialmente en el teatro han recitado algunos de sus poemas en su memoria.
Tras desarrollar sus estudios en Valencia y Madrid, en 1933 ganó la cátedra de Lengua y Literatura para Institutos de Segunda Enseñanza, y se casó con el ingeniero Julio Figuera . Fue destinada al Instituto de Educación Secundaria de Huelva, ciudad donde su primer hijo murió al nacer. Regresó a Madrid, donde residía al estallar la Guerra Civil española. Su marido, de ideología socialista, se alistó en el ejército republicano. El 30 de diciembre de 1936 nació su hijo Juan Ramón en medio de un bombardeo algo que reflejó en sus poemas a través de los versos “con salvas, como los reyes”. En febrero de 1937, Ángela y su familia fueron evacuados a Valencia donde fue destinada al Instituto de Alcoy, y más tarde en el de Murcia. Al finalizar la guerra fue represaliada. Volvieron a Madrid y durante un tiempo, ella y su hijo, se marcharon a Soria.
En 1948, publicó 'Mujer de barro', y un año después 'Soria pur'a. Se trata de una poesía simbolista que dejó paso a lo que ella llamaría “etapa preocupada”, que comenzó con la publicación de su tercer libro, 'Vencida por el ángel', y duró dos décadas. En esta etapa, la escritora conectó con la miseria extrema, el hambre y la desolación en que los vencedores habían sumido a los vencidos. 'Mujer de barro' y 'Soria pura' había tenido problemas con la censura por su sensualidad y velado erotismo. En 1952 empezó a trabajar en la Biblioteca Nacional de Madrid y en 1954 se incorporó al servicio de “bibliobuses” que se ocupaba de llevar libros a la periferia de Madrid. Escribió 'El grito inútil', ganador del premio Ifach y en 1953 publicó las obras 'Víspera de la vida' y 'Los días duros'.
En 1957 recibió una beca para estudiar en París y conoció a Pablo Neruda, que le entregó una carta dirigida a los poetas españoles en la que reclamaba una “universalización del canto poético”. Publicó, para eludir la censura, en 1958 en México 'Belleza cruel', con prólogo de León Felipe, con el que obtuvo el premio de poesía Nueva España concedido por la unión de Intelectuales Españoles de México. En 1961 se reunió con su esposo en Avilés, donde Julio Figuera había logrado un puesto como ingeniero de la empresa Ensidesa. Ese año se publicó en Caracas su 'Primera antología'. Al año siguiente, publicó 'Toco la tierra. Letanias', tras el cual se fue alejando de la poesía. En 1966 visitó la Unión Soviética y en 1969 México, invitada por el librero exiliado Alfredo Gracia. Tras la jubilación de su esposo, en 1971, el matrimonio se trasladó de nuevo a Madrid, sin llegar a integrarse en el mundillo literario y manteniéndose crítica con el proceso de la llamada transición política. En 1979, presentó el libro, dirigido a los niños, 'Cuentos tontos para niños listos'. Tras varios meses de enfermedad, murió el 2 de abril de 1984, pero sus obras completas no fueron publicadas hasta dos años después de su muerte.
1