Blanca Portillo: “En otras partes del país no se sabía lo que realmente se vivía en Euskadi en los años de ETA”

Maialen Ferreira

19 de septiembre de 2021 22:18 h

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Hay un momento en el que Blanca Portillo (Madrid, 1963) deja de ser ella para meterse en la piel de Maixabel Lasa y ya nunca más vuelve a ser la misma Blanca. Esa mimetización es la que merecía una historia como la que vivió la protagonista de la película que lleva su mismo nombre. Ella misma ha sido la encargada de guiar personalmente a la actriz, a la directora y a las guionistas hacia la verdad de su relato. El resultado ha podido verse este sábado por primera vez en el Festival de Cine de San Sebastián y podrá verse el próximo 24 de septiembre en cines.

“Todo el mundo merece una segunda oportunidad”, dijo una vez Maixabel Lasa, incluyendo en ese “todo el mundo” a Ibon Etxezarreta, uno de los asesinos de su marido, el exgobernador civil de Gipuzkoa, Juan María Jauregi, asesinado por ETA en el año 2000. 14 años más tarde se enfrentaría a un cara a cara con él, que Blanca Portillo y Luis Tosar han tratado de reproducir siendo lo más fieles posibles a la realidad en la cinta de la directora Icíar Bollaín.

Entre los miedos de Portillo a la hora de interpretar a Lasa se encontraba el llegar a acercarse demasiado y poder hacerle daño de alguna manera. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. “Ha sido una cosa muy sorprendente y muy especial porque ella ha sido muy generosa y me ha contado todo lo que le he pedido que me contara y la he podido ver andar, comer, beber, vivir, mirar y tenerla ahí tan cerquita ha sido maravilloso”, asegura la actriz.

Tras rodar 'Maixabel', Portillo confiesa tener ahora más conocimientos sobre lo que fueron realmente los años de ETA en Euskadi, una historia que por los sesgos informativos no llegaba a todas partes de España por igual. “Imagínate los años de ETA en activo, en Córdoba, la única manera que tienen de enterarse es leer el periódico o escuchar la radio. Obviamente los crímenes de ETA se expandieron por todo el país, eso es evidente, pero en otras partes del país no se sabía lo que realmente se estaba viviendo realmente en Euskadi”, señala.

¿Cómo está siendo la resaca ‘post-proyección’?

Me he despertado casi igual que me acosté, en el mismo estado de ánimo, con mucha emoción y todavía viviendo esta cosa tan especial que está ocurriendo. Contenta, me he despertado muy contenta igual que me acosté anoche, feliz.

¿Considera que rodar esta película le ha cambiado de alguna manera?

Sin duda. Son temas tan delicados, tan importantes, que nos conciernen a todos, que tienen un componente de revisión de nuestras vidas, de nuestra historia, que indudablemente te cambia. Conocer a Maixabel, que es una mujer tan especial, se convierte en un antes y un después.

¿Qué se lleva de Maixabel?

Sus profundas convicciones. Es una mujer que tiene un discurso muy claro, pero no es solamente un discurso, es algo que pone en práctica sistemáticamente. Ella cree en las segundas oportunidades, cree en una serie de cosas profundamente y las lleva a cabo. Y eso es una cosa ejemplar absolutamente. Es una mujer profundamente empática que es capaz de reconocer sus errores y los errores de los otros y que está dispuesta a trabajar mirando hacia adelante. Maixabel son muchas cosas ejemplares unidas en una sola mujer.

¿Cómo preparó el personaje y qué papel jugó la propia Maixabel Lasa en esa preparación?

No es habitual tener a la persona a la que vas a interpretar a tu lado. Normalmente los personajes que haces los ha inventado alguien o si son personajes reales normalmente son históricos. No es normal que tú tengas que interpretar a alguien que está ahí, a tu lado, vivito y coleando.

Maixabel es muy generosa, era uno de los miedos que yo tenía, que si me acercaba igual podía hacer daño, podía molestar y para nada. De repente tienes ahí la mejor fuente de información para poner a un personaje de una manera. Está ella para darte todos los datos que necesites y eso ha sido una cosa muy sorprendente y muy especial porque ella ha sido muy generosa y me ha contado todo lo que le he pedido que me contara. La he podido ver andar, comer, beber, vivir, mirar y tenerla ahí tan cerquita ha sido maravilloso.

Cuando vine a Donosti y vi y hablé, me di cuenta de que hay muchas cosas que desconocemos

¿Da más vértigo interpretar a un personaje que ya existe?

Claro, porque es necesario que ella sienta que eso que se está contando le pertenece. No podíamos contar algo que no fuese ella o con lo que ella no estuviese de acuerdo. El diálogo que Icíar e Isa Campo, que es la otra guionista de la película, han mantenido con Maixabel ha sido permanente. No hay nada en la película que no haya sido de alguna manera supervisado por ella, era importante que ella supiera que lo que se va a contar es lo que ella vivió. Sí que da vértigo, pero sabes que el material lo conoce, ha venido a rodajes, sabíamos que estaba contenta con lo que había.

¿Conocía de antes la historia?

A ella sí. Sí que había oído hablar sobre todo porque cuando comenzó lo de los encuentros restaurativos sí sabía de ello y sabía de ella y sabía que había sido la Directora de la Oficina de Atención a la Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco.

¿Tras rodar esta película ha cambiado su percepción sobre la banda terrorista y lo que ocurrió aquellos años en Euskadi?

Lo que tengo es mucha más información. Hay una cosa que es cierta y es que la información que nos llega de las cosas que ocurren es muy sesgada, es una parte nada más. Cuando vine a Donosti y vi y hablé, me di cuenta de que hay muchas cosas que desconocemos y creo que en la película también se ve. Hay muchas cosas que el ciudadano normal desconoce sobre lo que pasó. No es que haya cambiado mi opinión es que ahora ya tengo mucha más información y evidentemente eso me hace tener pensamientos distintos a los que tenía antes de saber, obviamente.

¿Cuáles?

No me voy a poner a hablar de ETA. No voy a hacer eso porque lo que cuenta la película está muy claro.

¿Los medios de comunicación pueden hacer que la sociedad reciba un relato sesgado?

Es obvio. Imagínate los años de ETA en activo, en Córdoba, la única manera que tienen de enterarse es leer el periódico o escuchar la radio. Obviamente los crímenes de ETA se expandieron por todo el país, eso es evidente, pero lo que se estaba viviendo realmente en Euskadi no se sabía en otras partes. Tú tienes un titular, no tienes la información directa. Nos llega a través de los medios de comunicación y los medios de comunicación cuentan lo que quieren contar o como lo quieren contar.

No vio a Luis Tosar hasta la secuencia en la que se encuentran por primera vez los personajes. ¿Por qué?

Es intentar utilizar algo que me parecía importante. Antes de ese encuentro Maixabel no había visto a Ibon Etxezarreta más que una vez, en el juicio, le había visto la cara una vez nada más. Yo solamente había visto a Luis en mi vida una vez en persona y nos saludamos. Me pareció que podía ser interesante para aportar a la escena, a ese momento, que es el momento cumbre de la película, cuando esos dos personajes se encuentran, preservar ese desconocimiento mismo para ponerlo en juego en ese encuentro.

Para los hombres en el cine no hay límite de edad y para las mujeres a cierta edad empieza a escasear el trabajo

¿Se ha quedado algo por contar en esta historia?

Siempre quedan millones de cosas por contar.

¿Por qué es importante que la sociedad conozca este tipo de historias?

Porque nos pertenecen a todos. La historia es nuestra y la tenemos que construir todos juntos un futuro mejor.

¿Se ve a sí misma algún día detrás de la cámara, dirigiendo?

Me gustaría, no lo descarto, pero en estos momentos trabajo como actriz, como intérprete y me lleva demasiado tiempo. Para eso debería tener mucho tiempo para aprender a hacer algo así.

¿La edad para una actriz supone trabajar menos?

Es una realidad. No hay duda de esto, no tengo ni que decirlo. Los papeles femeninos son muchos menos que los masculinos a partir de cierta edad. Así de claro. Eso no quita que haya grandes personajes y se puedan hacer grandes trabajos. Yo no me puedo quejar, a mí no me ha faltado afortunadamente, pero es evidente que para los hombres en el cine no hay límite de edad y para las mujeres a cierta edad empieza a escasear el trabajo.

elDiario.es/Euskadi

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