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Ocho apellidos (no) vascos en Sestao

Cabe preguntarse qué estará haciendo el alcalde de Sestao a esta hora, y no es difícil imaginárselo porque la respuesta la da él mismo en las grabaciones: “Yo incumplo la ley todos los días, a todas horas”. Pocas veces un cargo público ha dado tantas pistas sobre el momento en el que tiene tendencia a saltarse (presuntamente) la ley. A todas horas. Después de tamaña confesión sería inaudito que la Ertzaintza no pusiera en marcha un dispositivo de vigilancia junto al Ayuntamiento de Sestao. Por lo que pudiera pasar a cualquier hora.

Acostumbrada la opinión pública al carrusel de disculpas que desató el rey tras su cacería en Botsuana, el alcalde de Sestao renunció a forzar el rostro de contrición que se le supone a estas ocasiones y, superados los nervios del principio, salió del Ayuntamiento ufano y victorioso, entre aplausos, como en aquellas tardes de gloria de Jesús Gil en Marbella. En Sestao sólo faltó Imperioso esperando fuera para completar el cuadro. Ni siquiera tuvo que recurrir al manido 'yo no soy racista, pero...', no fuera que el respetable creyera que en verdad no era racista y se viera el alcalde obligado a salir escoltado en vez de vitoreado.

En su comparecencia, Josu Bergara citó expresamente como “inadecuada” la palabra “mierda”. Del “ya me encargo yo de que se vayan, a base de hostias, claro” no hubo mención explícita por lo que puede que esté todavía en vigor la encíclica municipal de sacarte a hostias de la ciudad si el alcalde dice que eres mierda. Bergara explicó, además, que mierda no son los inmigrantes sino los inmigrantes delincuentes e incívicos (“no podemos permitir que vengan a robar”), lo que deja en una extraña laguna legal a los delincuentes e incívicos vascos que no son inmigrantes. Al parecer, estos últimos se libran de las hostias.

Sobre la denuncia por un presunto delito de prevaricación que SOS Racismo ha presentado ante los tribunales, nada de nada. El alcalde eludió aclarar y ni siquiera desmintió que estuviera rechazando de forma ilegal el empadronamiento a familias extranjeras que viven en la localidad. Tampoco nada sobre las exigencias del Ararteko, el Defensor del Pueblo, para que empadronara a una familia a la que el Ayuntamiento se lo había denegado sin ninguna explicación, lo que impidió la escolarización de sus hijos y el acceso a la tarjeta sanitaria. Por supuesto, el alcalde no accedió a que los periodistas le hicieran preguntas. No estaba para hostias, como se suele decir en Euskadi.

Por lo que se ha conocido en las grabaciones, el plan que Josu Bergara ofreció a las empresas inmobiliarias consistía en hacer una selección de qué inmigrantes pueden vivir en Sestao y quiénes no (y ya puestos si pueden salir en anuncios de Coca-Cola o no), lo que viniendo de un exdirector de Igualdad y Derechos Ciudadanos de la Diputación de Bizkaia es, cuando menos, inquietante.

A media tarde, el PNV aclaró que Josu Bergara es una “persona ejemplar”. Con sus ocho apellidos vascos aunque algo Torrente en la intimidad, les faltó añadir. El PNV recordó además que el alcalde ya había pedido perdón, aunque esta vez no parece que el perdón vaya a ser suficiente, a no ser que el PNV quiera dejar de ser considerado como el partido serio que dice ser.

Cabe preguntarse qué estará haciendo el alcalde de Sestao a esta hora, y no es difícil imaginárselo porque la respuesta la da él mismo en las grabaciones: “Yo incumplo la ley todos los días, a todas horas”. Pocas veces un cargo público ha dado tantas pistas sobre el momento en el que tiene tendencia a saltarse (presuntamente) la ley. A todas horas. Después de tamaña confesión sería inaudito que la Ertzaintza no pusiera en marcha un dispositivo de vigilancia junto al Ayuntamiento de Sestao. Por lo que pudiera pasar a cualquier hora.