Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.
En tu casa o en el casoplón de la candidata de Podemos
En Euskadi no tenemos a Bertín Osborne pero sí tenemos a ETB que se marcó un Bertín Osborne canónico la semana pasada. ETB dedicó un programa a la otra cara de los políticos, que es la forma con la que los medios de comunicación evitan entrevistas con preguntas políticas engorrosas que hacen sonar los teléfonos en la redacción. En concreto, ETB dedicó el programa a la parte autorizada, amable y potencialmente rentable en las urnas de la vida privada de los candidatos a lehendakari: la parte de me gusta cocinar y estar con la familia (a Urkullu además le gusta brindar con agua, fiestón).
Ya puestos a invadir la vida privada de los políticos, hubiera molado que los candidatos nos hubieran relatado las fantasías con las que se masturban en la ducha por las mañanas o cómo les roban el costo a sus hijos para fumarse un canuto mientras toman un ruso blanco y escuchan discos de Grateful Dead. En fin, habrá que conformarse con que Urkullu y Otegi confesaran que fregar les relaja. Me gusta la lluvia, dicen en las ciudades en las que apenas llueve.
El caso es que en la otra cara de la candidata de Elkarrekin Podemos, Pili Zabala, apareció un pedazo de chalet en el que cabían varios círculos de Podemos dentro. Tres plantas, revestimiento de piedra en la fachada, jardín con huerta, sillón de cuero. Una de esas casas en las que gritas a los niños y escuchas tu propio eco. Según unos vecinos, hace cinco años esos chalets de Zarauz estaban valorados en un millón de euros. La tuitesfera de la izquierda abertzale aprovechó la veta abierta por ETB y bautizó el hogar de Zabala como ‘el casoplón de la gente’.
Una semana después, cuando la polémica había amainado y parecía haberse quedado en el terreno endogámico de los fans de la política (aunque unos 65.000 vascos vieron de media el programa), Pili Zabala publicó un vídeo en el que explicaba el origen de su casa –el dinero de una indemnización por un accidente de tráfico–, y Podemos consiguió que, esta vez sí, hasta el último votante de Amoroto se enterara de que la casa del príncipe de Bel-Air se había reencarnado en Zarauz. Los adversarios políticos de Podemos no se podían creer que les estuviesen adelantando los regalos del Olentzero.
Al momento, empezaron las conspiraciones. En realidad todo había sido una trampa del PNV –ETB mediante– contra Podemos, pero en la vida hay trampas en las que solo se mete uno si se presta a ellas. Durante los días de campaña electoral hay una ley fundamental: no la cagues. Y si la cagas una vez, no lo hagas dos veces en la misma piedra. O en el mismo chalet. Vista la falta de reflejos de la campaña de Podemos en Euskadi no se descarta que pueda todavía haber un tercer capítulo y Netflix compre los derechos del serial.
Sobra decir que para ser de izquierdas no hace falta vivir bajo un puente. Y tiene razón Carolina Bescansa cuando afirma que supone una “reducción al absurdo pensar que por ser de Podemos hay que ganar 400 euros o estar en situación de extrema pobreza”. El compromiso para transformar la sociedad no se mide por la declaración del IRPF. Como explica Pablo Martínez Zarracina esto es muy sencillo: cada uno compra la casa que más le gusta dentro del presupuesto del que dispone. Fin de la historia. Pero Podemos no dejó que el debate se fuera diluyendo y, de hecho, lo desenterró con un ímpetu inusitado, como con cierto sentimiento de culpa, cuando el tema parecía olvidado y nadie había pedido explicaciones a Zabala sobre su casa, salvo unas pocas andanadas en Twitter.
Y precisamente esa necesidad de dar explicaciones sobre su patrimonio es la que ha encendido la mecha de mucha gente alimentada durante años con el mantra de que todos los políticos son iguales, y les ha recordado que Podemos nació representando a los de abajo frente a los de arriba, a los que las pasan canutas frente a los que lo tienen todo, les ha recordado que Podemos creció con el mensaje de “somos el 99%” y que la casa de Pili Zabala parece del 1%. El debate es absurdo, dice Bescansa, sí, lo es, casi tan absurdo como ver a los maestros del marketing político hacerse semejante harakiri en plena campaña electoral.
En Euskadi no tenemos a Bertín Osborne pero sí tenemos a ETB que se marcó un Bertín Osborne canónico la semana pasada. ETB dedicó un programa a la otra cara de los políticos, que es la forma con la que los medios de comunicación evitan entrevistas con preguntas políticas engorrosas que hacen sonar los teléfonos en la redacción. En concreto, ETB dedicó el programa a la parte autorizada, amable y potencialmente rentable en las urnas de la vida privada de los candidatos a lehendakari: la parte de me gusta cocinar y estar con la familia (a Urkullu además le gusta brindar con agua, fiestón).
Ya puestos a invadir la vida privada de los políticos, hubiera molado que los candidatos nos hubieran relatado las fantasías con las que se masturban en la ducha por las mañanas o cómo les roban el costo a sus hijos para fumarse un canuto mientras toman un ruso blanco y escuchan discos de Grateful Dead. En fin, habrá que conformarse con que Urkullu y Otegi confesaran que fregar les relaja. Me gusta la lluvia, dicen en las ciudades en las que apenas llueve.