Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.
¿Y tú me lo preguntas? Corrupción… eres tú
Imaginen la escena.
-¿Qué es corrupción? -dice Ciudadanos mientras clava su pupila en la pupila azul del PP.
-¿Qué es corrupción? ¿Y tú me lo preguntas? Corrupción… eres tú.
Pero Ciudadanos ha evitado citar a Gustavo Adolfo Bécquer y ha contestado con un complaciente “corrupción es lo que tú quieras” y para el PP corrupción son muy pocas cosas, y esas pocas cosas que le afectan al PP no son ciertas. La corrupción es siempre la de los demás.
Como dice Alberto Moyano, a qué degradación habrá llegado la política española, que incluso se permite clasificar sus casos de corrupción bajo diversos criterios. España apenas tiene universidades entre las mejores del mundo pero se ha propuesto publicar la Enciclopedia Británica definitiva sobre la corrupción. Y en un gesto más de innovación de políticas públicas, y con el apoyo inestimable de Ciudadanos, España va a encargar al partido más corrupto la tarea de determinar qué es la corrupción y cómo hay que combatirla. No se podrá negar que son los que más saben. De primera mano.
Todo empezó con Ciudadanos levantando el veto a Rajoy y retirando el nombre de Bárcenas de la comisión de investigación que puso como condición al PP para iniciar las negociaciones de investidura. Y puede terminar exonerando en diferido de responsabilidades políticas a quienes han sido ya condenados por corrupción. Se esperaba un circo, pero la negociación entre PP y C’s exige acrobacias inéditas como afirmar que defraudar a Hacienda (es decir, robarnos a todos) no es corrupción sino “mala praxis”.
Los caminos de la regeneración política en España son inescrutables.
Por extensión, tampoco es corrupción que las multinacionales fichen a políticos para que utilicen sus influencias a favor de su nuevo jefe, o que empresarios de armas sean ministros de Defensa. Tampoco es corrupción que los tribunales que juzgan a los políticos sean designados por los políticos. Ni el endogámico sistema por el que se rige la universidad española. Por supuesto, no es corrupción la cortesía parlamentaria de ceder diputados para que otro partido gane cientos miles de euros y varios cargos más a cambio de que esa cortesía sea correspondida en algún momento. Ni es corrupción apoyar a un corrupto cuando ya se sabía que era un corrupto ni decirle a una televisión pública lo que tiene que emitir y lo que no. Tener dinero en Suiza no es corrupción y tampoco es corrupción el clientelismo secular que anida en España.
La fallida estrategia tradicional de la lucha contra la corrupción en España ha consistido en mandar al partido corrupto a la oposición hasta que se corrompiera el siguiente partido. Ahora se va intentar solucionar el problema intentando convencer al partido más corrupto, pero en realidad al PP le están haciendo un favor: ha conseguido un asidero -un Pacto Anticorrupción- al que agarrarse para blanquear su historial de corruptelas. Ciudadanos iba a limpiar al PP y es el PP el que se está limpiando solo gracias a Ciudadanos.
Imaginen la escena.
-¿Qué es corrupción? -dice Ciudadanos mientras clava su pupila en la pupila azul del PP.