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Sobre este blog

“Estoy relajado. Quiero trabajar. El año que viene quiero terminar la ESO y hacer una FP”

Endika, 24 años. Barakaldo

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Empecé a vivir en pisos y hogares de la Diputación a los siete años, desde la separación de mis padres. Estuve en muchos y mis hermanos también. Somos seis, pero a mí me separaron de ellos, por- que estuvieron en otros pisos.

Luego parece que mis padres volvieron juntos y regresé con ellos un tiempo pero entonces la lie yo, cogía dinero, con once años me escapaba de casa y me volvieron a meter en pisos de Diputación. La verdad es que donde iba la liaba, pegaba a los profesores, seguía faltando a clase... Cuando yo tenía doce o trece años mi familia se separó definitivamente y ya no volví con ellos. Me pasaron a otro centro más preparado, semiabierto, porque en el piso había atacado a un chaval. Estuve seis ó siete meses. Poco a poco se fueron acumulando denuncias y finalmente acabé en un centro cerrado de meno- res por un robo. Estuve allí seis meses y salí con 16 años. Era durísimo. Más que la cárcel, te cacheaban contra la pared a cada paso y no podías hacer nada. Ahora sé que ya no se puede ni fumar pero entonces tenías los cigarros racionados. Ni tampoco tenías tele, solo podías leer, te gustase o no. Allí fue donde dejé la coca.

Después me pasaron a otro hogar, donde hice fontanería y climatización. Pero me escapaba para ver a mi madre. A los trece años robaba motos. Entonces fue cuando probé la coca por primera vez. Pero hasta los 17 no me enganché. A partir de los 21 ya empecé con el cristal pero nunca consumí caballo. Cuando salía de los centros vendía y consumía cristal.

A prisión

Acabo en prisión por conducir sin carnet y por otros delitos: peleas con responsabilidad civil, robos con fuerza, robos de motos... Estuve en Basauri y bastante puteado porque me consideraron con riesgo de fuga. En la cárcel vendía droga y tuve algunas peleas porque allí te tienes que hacer respetar; si no cobras la droga, luego te vienen todos.

La verdad es que las cosas que hay para la gente en la cárcel están muy bien. Desde allí me puse en contacto con Zubia, que ayuda a la gente que sale.

Carretillero

Ahora estoy en tercer grado. Llevo ya un año limpio. He hecho mucho deporte también. Pero cuando termine todo, que está a punto, quiero seguir con esta gente que me ayudan a ordenar- me. He hecho bastantes cursos aquí, de carretillero, grúa puente. Me ayuda- ron con los cursos y con el trabajo actual. En la empresa donde estoy ahora he estado de carretillero y reponedor y ahora me han hecho jefe de grupo. El año que viene quiero terminar la ESO y hacer una FP de chapa y mecanizado. Además de sacarme el carnet de conducir.

Ahora sí que estoy con mi madre. Estoy relajado. Quiero trabajar porque he visto que te puedes ganar la vida mucho mejor trabajando.

Empecé a vivir en pisos y hogares de la Diputación a los siete años, desde la separación de mis padres. Estuve en muchos y mis hermanos también. Somos seis, pero a mí me separaron de ellos, por- que estuvieron en otros pisos.

Luego parece que mis padres volvieron juntos y regresé con ellos un tiempo pero entonces la lie yo, cogía dinero, con once años me escapaba de casa y me volvieron a meter en pisos de Diputación. La verdad es que donde iba la liaba, pegaba a los profesores, seguía faltando a clase... Cuando yo tenía doce o trece años mi familia se separó definitivamente y ya no volví con ellos. Me pasaron a otro centro más preparado, semiabierto, porque en el piso había atacado a un chaval. Estuve seis ó siete meses. Poco a poco se fueron acumulando denuncias y finalmente acabé en un centro cerrado de meno- res por un robo. Estuve allí seis meses y salí con 16 años. Era durísimo. Más que la cárcel, te cacheaban contra la pared a cada paso y no podías hacer nada. Ahora sé que ya no se puede ni fumar pero entonces tenías los cigarros racionados. Ni tampoco tenías tele, solo podías leer, te gustase o no. Allí fue donde dejé la coca.