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45 años del primer Alderdi Eguna

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Pasa el tiempo. Muchos, muchísimos, ya no están. Pero estuvieron en 1977. Tras cuarenta años de persecución y de silencio, querían sentirse parte de una familia política de la que se decía era un recuerdo del pasado. Se habían producido las primeras elecciones democráticas en junio y habíamos demostrado que los que eran un recuerdo del pasado eran ellos. El lehendakari Leizaola estaba en el exilio, en Paris, como símbolo de una legitimidad que queríamos que volviera. Había vuelto el exministro  don Manuel de Irujo para estar presente en la Asamblea Nacional de salida de la clandestinidad del EAJ-PNV celebrada en Iruñea en marzo de ese año. El mes siguiente nos presentamos en la ventanilla de Madrid para inscribir un partido que había disuelto la dictadura en 1937. Todo iba muy rápido.

Aquel año 77 fue un turboaño. Yo era miembro del Bizkai Buru Batzar (BBB) y del Euzkadi Buru Batzar (EBB). Los dirigentes históricos eran diputados. Ajuriaguerra, Arzalluz, Bujanda, ... Todos ellos fueron elegidos en junio de 1977.

Yo había visto en 1975 en París la fiesta del diario L'Humanité. Y en Roma la concentración del PC. Pero había ido varias veces al Parque de los Caobos en Caracas a las fiestas de partido de Acción Democrática y Copei. Socialdemócrata y socialcristiano. La jornada era una concentración de casetas, asar terneros, folklore popular y mitin político en el centro de la ciudad. Lo que se decía en el mitin era noticia al día siguiente.

Y propuse en el BBB y en el EBB la misma idea. Nuestros afiliados estaban cansados de ir a manifestaciones con la llamada sopa de letras. Nosotros poníamos la gente y ellos la pancarta porque lo que iba a ser HB se manifestaba siempre sola. Ante eso propuse una fiesta de partido en sintonía con lo que he contado que había visto en Caracas y en París y Roma. Y la iniciativa fue aprobada y nos dejaron a Bizkaia que la organizáramos, aunque el lugar elegido fue el santuario de San Miguel de Aralar.

Txomin Saratxaga era el burukide de Organización. Tenía una gran capacidad para poner en marcha iniciativas de este tipo y con él fui a visitarle a don Juan Ajuriaguerra a su despacho tapadera en la calle del Doctor Areilza. Buscábamos su aquiescencia. Para nuestra sorpresa la idea no le gustó. Dijo que había que preservar la unidad de los partidos alrededor del Aberri Eguna. Nos quedamos cortados. Casi balbuceando le argumenté diciendo que ya habíamos celebrado esa manifestación pero que los afiliados querían una fiesta propia. Verse y sentirse fuertes con los propios, abrazarse después de décadas, y no estar pendientes de los demás.

No le convencí. Pequeño de estatura y desde sus cejas pobladas me decía que no. Y reaccioné. Le dije con respeto que la decisión estaba tomada y que lo haríamos. Él no era burukide, pero sí un hombre disciplinado. Quedamos muy tensos. Los diputados eran personas representativas pero la autoridad estaba en los consejos internos del PNV. Le sorprendió que yo se lo recordase. “Haced lo que queráis”, me dijo.

Y elegimos Aralar, montaña sagrada para el PNV, sin contar lo deficientes de los accesos. Pero no importó. Todavía a las seis de la tarde estaba llegando gente y autobuses. Y fue tal el éxito que se convirtió en la gasolina para los 45 Alderdi Egunas siguientes. Dimos con la tecla adecuada. Este año y después de los parones por la pandemia, toca la celebración 45. Al principio en Aralar y posteriormente en cada territorio. Salburua, Itziar, Aixerrota, Aiegi, ... Hasta que se compró un terreno en Foronda en una Euskadi que es un papel arrugado y carece de terrenos planos.

La foto es del año siguiente, 1978, en Caracas. Estamos en la fiesta de Copei, su Alderdi Eguna caraqueño. Quise que lo vieran el presidente del EBB y el portavoz en el Congreso aquel año de 1978, Garaikoetxea y Arzallluz. Palparon la realidad y el éxito de unir amistad, familia, comida, música y política, todo en uno. Ajuriaguerra nos reconoció la bondad de la idea. Con elementos muy sencillos y tocando el corazón y el estómago, se hacen maravillas. Ese es el secreto del Alderdi Eguna. Y ahí sigue, celebrándose cada año. Y ya van 45.

Pasa el tiempo. Muchos, muchísimos, ya no están. Pero estuvieron en 1977. Tras cuarenta años de persecución y de silencio, querían sentirse parte de una familia política de la que se decía era un recuerdo del pasado. Se habían producido las primeras elecciones democráticas en junio y habíamos demostrado que los que eran un recuerdo del pasado eran ellos. El lehendakari Leizaola estaba en el exilio, en Paris, como símbolo de una legitimidad que queríamos que volviera. Había vuelto el exministro  don Manuel de Irujo para estar presente en la Asamblea Nacional de salida de la clandestinidad del EAJ-PNV celebrada en Iruñea en marzo de ese año. El mes siguiente nos presentamos en la ventanilla de Madrid para inscribir un partido que había disuelto la dictadura en 1937. Todo iba muy rápido.

Aquel año 77 fue un turboaño. Yo era miembro del Bizkai Buru Batzar (BBB) y del Euzkadi Buru Batzar (EBB). Los dirigentes históricos eran diputados. Ajuriaguerra, Arzalluz, Bujanda, ... Todos ellos fueron elegidos en junio de 1977.