Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Combatir el crimen bacteriológico
La delincuencia evoluciona hacia formas que van más allá de nuestra imaginación. Lo que ayer era ciencia ficción hoy forma parte de nuestras vidas, de tal forma que, cuando creemos que lo hemos visto todo, aparecen nuevos enemigos a los que combatimos con cañonazos sin saber bien cuál es nuestro objetivo.
El nuevo enemigo de esta sociedad actual se llama “asbesto” o “coronavirus”. Y la Ertzaintza, o la Policía Vasca en general, no tiene armas para combatirla. Los agentes, se lanzan a su encuentro a pecho descubierto, sin formación y sin medios para combatirlos por más que los sindicatos y delegados de prevención avisan de sus consecuencias exigiendo tomar unas medidas mínimas de prevención con formación y dotación de medios tan básicos como unas mascarillas, buzos y guantes
Y todo esto nos coge en un tiempo en el que aún estamos tratando de interiorizar conceptos de nuestros dirigentes como “misión, visión y valores o policía del siglo XXI”, que aún no sabemos muy bien lo que significa (ni nosotros ni quienes nos han impuesto dichos conceptos), pero que supone una pérdida de tiempo mayúscula. En esas estaba la Ertzaintza cuando nos han aparecido estos nuevos delincuentes bajo el disfraz de agentes químicos o virus.
Nos ha atrapado bajo la batuta de un Departamento de Seguridad superado por los acontecimientos y de una bicefalia compuesta por una dirección de Recursos Humanos y otra de Recursos Generales encargada de dotar de los medios necesarios a los agentes, cuyo único objetivo es la optimización de recursos, que es lo mismo que decir, gastar lo mínimo posible. Esto y nada es lo que importa el ser humano que existe bajo el uniforme a nuestros dirigentes y, por ello, nos mandan a la calle a rebuscar entre los escombros de amianto sin protecciones o apoyar a recursos sanitarios sin una mísera mascarilla.
No importan las bajas si son en combate, debe de pensar nuestro incompetente Gervasio Gabirondo (Director de la Ertzaintza). En realidad sólo piensa en sus estadísticas, que es la forma moderna de mentir a la ciudadanía, y en su sistema de calidad, que es de todo menos de calidad. Qué triste que la Policía del siglo XXI sea simplemente la que cumplimente datos estadísticos falsos para que el político de turno salga a la palestra interpretándolos, mientras la delincuencia campa a sus anchas por nuestras calles, incrementándose cada día más los delitos violentos o el robo en domicilios, y sean incapaces hasta de facilitar unos medios mínimos para la seguridad de los ertzainas ante coronavirus, dioxinas, furanos y demás. Lo que queda claro es que para el Departamento de Seguridad lo que tiene menos valor es proteger la salud de sus trabajadores porque para ellos somos prescindibles.
La delincuencia evoluciona hacia formas que van más allá de nuestra imaginación. Lo que ayer era ciencia ficción hoy forma parte de nuestras vidas, de tal forma que, cuando creemos que lo hemos visto todo, aparecen nuevos enemigos a los que combatimos con cañonazos sin saber bien cuál es nuestro objetivo.
El nuevo enemigo de esta sociedad actual se llama “asbesto” o “coronavirus”. Y la Ertzaintza, o la Policía Vasca en general, no tiene armas para combatirla. Los agentes, se lanzan a su encuentro a pecho descubierto, sin formación y sin medios para combatirlos por más que los sindicatos y delegados de prevención avisan de sus consecuencias exigiendo tomar unas medidas mínimas de prevención con formación y dotación de medios tan básicos como unas mascarillas, buzos y guantes