Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Cuarta fase de la marcha a la Cumbre del Clima de Glasgow
Pasar el ecuador de la marcha es motivo de alegría. Completar la otra mitad parece más factible y llevadero. La experiencia acumulada tras tantas horas andando lleva a pensar. Aunque viajar andando es la forma idónea de conocer cualquier lugar, sin detenerse no es posible comunicarse con la gente. Cada día hacemos noche en una población diferente, bajo un techo distinto, acogidos por personas generosas que tal vez nunca más volvamos a ver. Paisaje y paisanaje se entremezclan en nuestras mentes. Caminando se puede pensar, incluso soñar, pero no escribir. La escasez de tiempo disponible limita el descanso, la comunicación con quienes nos acogen y en este caso retrasa la entrega de nuevas crónicas.
16 - Harrogate- Skipton-on-Swale
Las condiciones meteorológicas están cambiando. En Harrogate amanece el suelo mojado, con negros nubarrones, aunque no llegará a llover. Iniciamos el recorrido por una vía verde con arbolado. Cruzamos el río Ure sobre el elevado puente del antiguo ferrocarril. Avanzamos por praderas con ganado, enlazando fincas y granjas hasta llegar a Ripon. Paramos para comer, mientras un grupo de gaiteros con falda escocesa ensaya al aire libre.
Ripon tiene 20.000 habitantes y posee rango de ciudad por la catedral. El casco histórico es medieval. La construcción de la cripta de la catedral se remonta al año 672, con sucesivas restauraciones de todo el edificio a través de siglos. Hasta Ripon nos acompaña un grupo de Harrogate. El resto de la etapa vamos por carretera, acabando en Skipton-on-Swale. Es una pequeña aldea con un centenar de habitantes, iglesia y casas diseminadas. Ha anochecido, nada más llegar nos trasladamos a dormir a Thirsk. Este pueblo alcanza 5.000 habitantes. Dispone de todo tipo de servicios, hasta cine. En la plaza central en vez de la efigie de un personaje ilustre vemos un monolito con un reloj.
17 - Skipton-on-Swale- Great Smeaton
Vamos a utilizar dos rutas alternativas que confluyen en Northallerton. Dos miembros del equipo vuelven a Skipton-on-Swale para seguir el itinerario inicialmente previsto. El resto parte de Thirsk sin necesidad de desplazarse. Esta segunda opción permite evitar la carretera. Consiste en avanzar por terreno agrícola, atravesando fincas donde recogen el maíz, sembrados y prados con vacas y ovejas. Este recorrido en zig zag va por terreno inestable y con hierba húmeda, sigue el trazado de la vía férrea y obliga a cruzar vallas que delimitan propiedades. Así se va a Northallerton campo a través.
El resto de la etapa utiliza una carretera sin excesivo tráfico, llegando al pub de Great Smeaton cuando acaba de abrir a las cuatro. Allí esperamos a que nos recojan para ir a dormir a Darlington. Northallerton, capital del condado de Yorkshire del Norte, no llega a 20.000 habitantes. Su principal actividad es el comercio agrícola y ganadero. Para aclarar que en el Reino Unido no todo es fútbol, rugby, hípica y críquet, diremos que Alan Hinkes, el único himalayista inglés que ha ascendido a los 14 ochomiles, nació en Northallerton. Great Smeaton tiene dos centenares de habitantes y sufre el desmantelamiento de servicios común a la generalidad de los pueblos vaciados, aunque conserva la escuela primaria. Darlington, con 100.000 habitantes, es conocida por ser junto a Stockton las estaciones del primer ferrocarril del planeta, que entró en servicio en 1825. Conserva un puente de la época activo. Tiene un museo del ferrocarril.
18 - Great Smeaton- Rushyford
Esta etapa arranca 15 km al sur de Darlington y concluye otros 15 km al norte. Iniciamos el recorrido con equipo de agua, lo acabaremos en camiseta. Partiendo de Great Smeaton, al cruzar el puente donde comienza el municipio de Darlington deja de llover y nos recibe la alcaldesa, junto con representantes de organizaciones ecologistas y sindicales. Tras el saludo de bienvenida continúa el avance, llevando como guías a gente de la zona que nos ayuda a evitar la carretera. Caminamos entre granjas y prados, cruzamos un bosquecillo e incluso un campo de golf.
Entrando a Darlington por la orilla del río, en un parque nos espera otro grupo de activistas con batucada. Recorriendo la ciudad, pasamos junto al nuevo y al antiguo ayuntamiento, hasta detenernos en una plaza donde toman la palabra concejales del Partido Laborista, miembros del Green Party, Amigos de la Tierra y Greenpeace. Luego nos invitan a desayunar (lunch) en un centro social.
Al reanudar la marcha veremos el puente del primer ferrocarril del mundo. Además visitamos un espacio arbolado que se pretende urbanizar. Enlazando por fin con la ruta que lleva a nuestro destino, al caer la noche llegamos en Rushyford, núcleo urbano perteneciente al condado de Durham. De vuelta a Darlington, donde pasamos una segunda noche, vuelve a llover y cenamos en otro centro cuáquero.
19 - Rushyford – Washington
Retornamos en coches y en la furgoneta a Rushyford, final de la jornada anterior. Nos espera otra etapa con sesión de mañana y tarde. El cielo está despejado, el pronóstico de lluvia no se cumple a la mañana. Pasamos Chilton, la carretera tiene la notable ventaja de la acera. Chilton, pueblo de origen minero, está en el condado de Durham. La minería motiva sentimientos confrontados. Nos apena el drama humano que provoca su cierre, siendo necesario para frenar el cambio climático.
Un prolongado descenso lleva a cruzar un puente sobre el río Wear. Salir de esa cuenca requiere recuperar altura, entrando en Durham por la zona universitaria, donde nos cruzamos con numerosos estudiantes. En Durham se nos une un grupo de activistas, ejerciendo de guías a través de esta turística y monumental ciudad. La catedral se asienta sobre una colina y tiene proporciones enormes. Después de visitarla tenemos un acto público en la plaza del Mercado.
Durham es el punto intermedio de la jornada. La segunda parte comienza cruzando por tercera vez un puente sobre el río Wear. Empieza a llover, no durará mucho. Después de atravesar un parque situado a orillas de un canal con patos, cisnes y hasta cormoranes, se prosigue por una carretera local con poco tráfico, hasta llegar a Washington. Aquí vienen a recogernos y albergarnos en el entorno de Durham.
Durham tiene medio millón de habitantes. Ciudad histórica, capital del condado del mismo nombre. Declarada patrimonio de la humanidad, su catedral es de estilo normando. La sede de la universidad es un espectacular castillo. El río Wear abraza la ciudad, convertida en península por un cerrado meandro. Durham cuenta hoy con un cinturón verde que controla el desarrollo urbano. En las calles de Durham se celebra cada año una gran gala minera, desfilando con estandartes y bandas de música. Se considera el acto minero más importante del mundo. La permanente presencia de símbolos de la minería trae el recuerdo de otra película británica con trasfondo social. 'Billy Elliot' se basa en la huelga minera de 1984-1985.
Washington tendrá 50.000 habitantes y da nombre al Washington de EEUU. Aquí vivió la familia de George Washington hasta el siglo XVI en una casona cuya construcción se remonta al siglo XII. Cerca hay una especie de templo dórico sobre una colina, con vistas al Mar del Norte. Es el monumento Penshaw, dedicado a un gobernador de Canadá.
20 - Washington - Cramlington
Amanece despejado, la luna destaca en el lado opuesto por el que emerge el sol. Será una jornada soleada y gélida de la etapa de 30 km alrededor de Newcastle. Volvemos en coche a Washington con ganas de andar. Es la forma de combatir por primera vez la sensación de frío. En adelante habrá que abrigarse más. Buscando la ruta adecuada, vamos por zonas verdes y urbanizaciones hasta una carretera con rumbo norte. En breve la reemplaza un ramal que se eleva por una loma con vistas el Mar del Norte.
Bloques de viviendas que contrastan con las casas tradicionales de dos plantas anuncian la proximidad de Newcastle. Un largo descenso con la urbe a la vista lleva a Gateshead. Son poblaciones hermanas, separadas por el río Tyne, que ya es ría. Lo atravesamos por un lóbrego puente metálico situado bajo las vías del tren. Al otro lado está el viejo castillo de nombre Newcastle. Allí nos están esperando con estruendo de tamborrada para llevarnos al centro de la ciudad pasando junto a la catedral. Bajo la elevada estatua de la plaza central se ha improvisado un escenario donde toman la palabra el alcalde y representantes de grupos ecologistas. Finalizado el acto reanudamos la caminata con un guía que nos saca de la ciudad y propone realizar una ruta alternativa. Discurre por vías verdes con carteles que recuerdan la existencia de minas, sin más indicios que una escombrera, oculta bajo un tapiz de hierba. En lo alto de esa panorámica cota hay tres pilares conmemorativos. Por el este asoma el Mar del Norte.
Al bajar de la colina nos dirigimos por carreteras secundarias a Cramlington, final de etapa. En ausencia de núcleo urbano preciso esperamos a los coches que nos llevarán de vuelta a Newcastle en un parque. Entretanto se pone el sol que vimos aparecer ocho horas antes. Al atravesar Newcastle se cruza el punto más oriental del Muro de Adriano. Esta obra arquitectónica lleva el nombre del emperador romano que la mandó construir. En sus orígenes tenía 135 km de longitud, siendo la muralla más larga de Europa. Cubría el territorio que abarca desde el fiordo de Solway en el mar de Irlanda, hasta Newcastle. El Muro de Adriano es protagonista de obras literarias y películas. Lo recorre la marcha “Trail Hadrian’s Wall Path”.
Cramlington tiene 30.000 habitantes. Hubo minería, hoy es ciudad dormitorio de Newcastle. Cerca de la población destaca una gran escultura con forma de mujer tumbada, “Northumberlandia” (dama del norte). El material para su construcción procede de una mina a cielo abierto. Esa atracción turística solucionó la recuperación paisajística y medioambiental de la antigua mina. Newcastle upon Tyne unos 300.000 habitantes, 1.500.000 abarcando el área metropolitana de Tyneside, es decir, el territorio urbano situado a ambas orillas del río Tyne hasta desembocar en el Mar del Norte. Newcastle dista del mar como Bilbao, unos 14 km. También hubo grandes astilleros e igualmente cerraron alrededor de 1980.
El origen de Newcastle se asocia a un fuerte romano que marcaba el inicio del Muro de Adriano. Sobre la colina donde se asentaba ese fuerte se edificó en el siglo XI el “nuevo castillo” que da nombre a la ciudad. Como toda la región, su desarrollo está unido a la minería. Hoy aspira a ser un referente en el proceso descarbonización. Siete puentes unen Newcastle con Gateshead a la otra orilla del Tyne. El más original es el puente móvil peatonal Millenium Bridge, alarde de estética e ingeniería. El centro de la ciudad tiene conexión wifi gratuita. El núcleo antiguo es un dédalo de callejuelas.
En Gateshead residen unas 200.000 personas. Como seña de identidad destaca una monumental estatua de dudosa originalidad, el “ángel del norte”. Es una figura masculina con alas, en posición de echarse a volar.
Las elevadas cifras de defunciones que provoca la pandemia COVID-19 en Gran Bretaña no parecen alarmar a la clase política, tampoco a la población. Aunque es frecuente usar mascarillas, da la impresión de que se acepta como enfermedad endémica. Por si acaso, en el equipo de la marcha seguimos con los tests semanales. Procuramos evitar riesgos que nos impidan llegar sanos y salvos a Glasgow.
Pasar el ecuador de la marcha es motivo de alegría. Completar la otra mitad parece más factible y llevadero. La experiencia acumulada tras tantas horas andando lleva a pensar. Aunque viajar andando es la forma idónea de conocer cualquier lugar, sin detenerse no es posible comunicarse con la gente. Cada día hacemos noche en una población diferente, bajo un techo distinto, acogidos por personas generosas que tal vez nunca más volvamos a ver. Paisaje y paisanaje se entremezclan en nuestras mentes. Caminando se puede pensar, incluso soñar, pero no escribir. La escasez de tiempo disponible limita el descanso, la comunicación con quienes nos acogen y en este caso retrasa la entrega de nuevas crónicas.