Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Dudas (razonables) sobre la reestructuración de centros de la UPV
Los medios de comunicación se han hecho eco recientemente de la publicación en el BOPV (5 de enero) del acuerdo del Consejo de Gobierno de la Universidad Pública del País Vasco -en adelante EHU-UPV- por el que se pone en marcha la normativa para la reconversión de los 32 centros universitarios actuales a 20, que quedarán adscritos bajo el lema “Eman ta zabal zazu”.
Nadie en los tiempos que corren debería poner pega alguna a tal reorganización, máxime si, entre la argumentación empleada, aparecen conceptos como actualización, ahorro, simplificación, mantenimiento de oferta educativa, etc… Sin embargo, una reflexión mas pausada (B. Franklin decía que desconfianza y cautela son padres de la seguridad) nos obliga a pensar que una iniciativa como la que tomó el Rectorado hace más de un año y cuya puesta en práctica llevará como mínimo otros dos cursos universitarios requiere una consideración más lenta; al menos, hasta que se aclaren algunas dudas que no fueron respondidas suficientemente en la memoria presentada por el equipo de Goirizelaia, allá por julio del 2014.
Por ejemplo, responder que la reconversión se pone en práctica porque estaba en el programa electoral del equipo de gobierno ¿es suficiente explicación para modificar las estructuras de una institución que con un profesorado de 5.000 docentes y un personal de servicios superior a los 1.500, atiende a más de 50.000 alumnos y alumnas al año? No somos partidarios de incitar al incumplimiento de las promesas electorales, más bien al contrario, pero, precisamente la envergadura de los números debería aconsejar prudencia en la gestión de los cambios y una respuesta más elaborada que la dada en aquella ocasión.
Y ya que hablamos de personas en la UPV ¿crear macrocentros de más de 6.000 alumnos/as, fruto de la fusión de diversas escuelas y facultades y otros de 300 -consecuencia de la presión departamental y humana empleada para preservar su actual situación- permitirá una gestión adecuada de la calidad educativa impartida? El Rectorado en su memoria justificativa pretende despejar nubarrones con el ardid de que tan solo se verán afectados los centros, cuando la tormenta descargará en el breve plazo de dos años, al retocar obligatoriamente departamentos y plazas docentes y de PAS.
Precisamente esta futura tormenta será una batalla más en la larvada guerra que las universidades españolas llevan desde la LOU del ministro socialista Maravall (1983) que auspició la actual bicefalia en la gestión pública universitaria (centro versus departamentos; verbigracia, institución/administración contra docencia/investigación). En este sentido, ¿habrá coincidencia entre la reestructuración mencionada y los reales decretos aprobados por el exministro Wert? Dicho de otra manera, ¿la modificación de la estructura de grados (del 4+1 al 3+2) tiene que ver con esta concentración de centros en la UPV? De ser afirmativa la respuesta, entraríamos en un concepto de universidad pública más privatizadora, donde las posibilidades de estudios universitarios completos quedarán en mayor medida en manos del esfuerzo de las familias y menos de las instituciones públicas, como ocurre hasta ahora.
Por cierto, ya hablando de presupuestos y financiación ¿aparece recogido en algún lugar público la memoria económica que garantice la viabilidad de la reconversión universitaria aprobada? ¿Habrá que sospechar que una vez más se construyen proyectos bienintencionados que adolecen de un estudio económico que lo haga plausible? ¿Tendremos que acordarnos de la decepción que supuso la falta de financiación de la LOGSE, un proyecto pedagógico ilusionante?
En fin, se agolpan las preguntas y no disponemos hasta ahora de respuestas demasiado convincentes para tranquilizar espíritus agitados que viven en la incertidumbre de esta espectacular transformación prevista para la UPV. Aún sin despejarse las incógnitas políticas y normativa universitaria en que nos moveremos los próximos meses (¿nuevas elecciones? ¿nuevo gobierno? ¿nueva ley universitaria?)
Los medios de comunicación se han hecho eco recientemente de la publicación en el BOPV (5 de enero) del acuerdo del Consejo de Gobierno de la Universidad Pública del País Vasco -en adelante EHU-UPV- por el que se pone en marcha la normativa para la reconversión de los 32 centros universitarios actuales a 20, que quedarán adscritos bajo el lema “Eman ta zabal zazu”.
Nadie en los tiempos que corren debería poner pega alguna a tal reorganización, máxime si, entre la argumentación empleada, aparecen conceptos como actualización, ahorro, simplificación, mantenimiento de oferta educativa, etc… Sin embargo, una reflexión mas pausada (B. Franklin decía que desconfianza y cautela son padres de la seguridad) nos obliga a pensar que una iniciativa como la que tomó el Rectorado hace más de un año y cuya puesta en práctica llevará como mínimo otros dos cursos universitarios requiere una consideración más lenta; al menos, hasta que se aclaren algunas dudas que no fueron respondidas suficientemente en la memoria presentada por el equipo de Goirizelaia, allá por julio del 2014.