Blogs Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Peinado multiplica los frentes del ‘caso Begoña’ sin lograr avances significativos
El miedo “sobrenatural” a que el cáncer vuelva: “Sientes que no consigues atraparlo”
OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

Una huelga que es un llamamiento

Ricardo Antón

En primer lugar, ESKERRIK ASKO! Muchas gracias a las trabajadoras que prestan el servicio de taquillas, auxiliares de sala, tienda, recepción, y educación en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Muchas gracias por iniciar esta huelga indefinida, que pone en evidencia las condiciones de precariedad que se esconden tras la estética fachada del sistema artístico-cultural.

Una huelga que desvela el lado tenebroso del Efecto Guggenheim y la burbuja cultural, desde el epicentro de su gestación. La verdadera cara deshumanizada del capitalismo cognitivo en su faceta más neoliberal, de pérdida de derechos, de instrumentalización de la cultura y precarización de las trabajadoras culturales.

Una huelga que pone sobre la mesa la connivencia entre instituciones públicas y subcontratas de servicios (unas desde su irresponsable delegación de responsabilidad sobre lo público, otras desde su búsqueda de beneficio a costa de lo que sea), unidas por contratos privatizadores, cuyo único criterio para su concesión es el precio más bajo.

Una huelga que deja en evidencia al Ayuntamiento de Bilbao, la Diputación de Bizkaia y el Gobierno vasco -parapetadas tras la figura del director del Museo, Javier Viar-, que no solo pretenden lavarse las manos sobre su responsabilidad en esta situación, sino que, además -en un ejercicio de máximo cinismo-, se sitúan como víctimas colaterales del conflicto... ¡y se ofrecen como parte mediadora entre las trabajadoras explotadas y Manpower, la empresa que las explota en su nombre!

Una huelga que bien podría reproducirse (y ojalá así sea, como un virus transformador) en tantas otras instituciones culturales públicas, semipúblicas y privadas. Y más allá, ya que el ámbito cultural tan sólo es un sintomático ejemplo de la 'macdonalización' del sector servicios, sobre todo, en sectores emergentes de 'oportunidad', como pueden ser por ejemplo: la limpieza y mantenimiento de infraestructuras, la atención y cuidado de personas dependientes, o los comedores escolares. Nuevos nichos -en el sentido más mortuorio de la palabra-, sobre los que agentes depredadores y parasitarios del mercado han puesto su mirada; no solo esquilmando los últimos resquicios del 'estado del bienestar' que les quedan por devastar, sino además, dificultando que puedan desarrollarse nuevas propuestas empresariales ligadas a un mercado social, basado en economías de carácter cooperativo y solidario, más orientadas al bien común que a la maximización del beneficio para el accionista.

Una huelga que, frente al formalismo hiperrealista de la exposición que ha impedido inaugurar estos días en la pinacoteca bilbaína, se presenta como acción fluxus, de arte y vida a las puertas del Museo, sacando a la calle las condiciones materiales de producción de las que hablaba Walter Benjamin y que aquí, tienen su expresión más grotescamente naturalista, en los propios contratos laborales, que las trabajadoras del Museo mostrarán en una exposición alternativa que inaugurarán el próximo jueves.

Por todo esto, muchas gracias a las trabajadoras del Museo. Porque desde su situación extremadamente precaria, desregularizada, desvalorizada e invisibilizada, han dado el paso que las artistas no queremos, no sabemos, no nos atrevemos a dar. Los artistas, el aurático sujeto precario de la sociedad del espectáculo, que parecemos seguir viviendo ensimismados, anestesiados, autoengañados, autoexplotados.

Muchas gracias, porque esta huelga, teniendo todo el sentido en sí misma, además podría llegar a ser esa chispa necesaria… Una huelga que es un llamamiento.

Porque ¿qué pasaría si todas las trabajadoras culturales decidiésemos secundar esta huelga?

En primer lugar, ESKERRIK ASKO! Muchas gracias a las trabajadoras que prestan el servicio de taquillas, auxiliares de sala, tienda, recepción, y educación en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Muchas gracias por iniciar esta huelga indefinida, que pone en evidencia las condiciones de precariedad que se esconden tras la estética fachada del sistema artístico-cultural.

Una huelga que desvela el lado tenebroso del Efecto Guggenheim y la burbuja cultural, desde el epicentro de su gestación. La verdadera cara deshumanizada del capitalismo cognitivo en su faceta más neoliberal, de pérdida de derechos, de instrumentalización de la cultura y precarización de las trabajadoras culturales.