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No han entendido absolutamente nada

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“Caja para depositar las papeletas o números en los sorteos y en las votaciones secretas”. Es la definición de urna. Como objeto inerte que es, se supone que no habla. Pero es eso algo con lo que yo no estoy muy de acuerdo. Y es que ya lo creo que las urnas hablan. Y lo hacen bien alto y claro. De hecho, es la ciudadanía quien dota de voz a esos objetos. Cosa bien distinta es que ciertos dirigentes políticos sigan sin comprender el mensaje que emiten esas cajas llenas de papeletas electorales desde, al menos, el año 2020.

Quienes tenemos una sensibilidad política de base y reconocido origen nacionalista (vasco) observamos con cierto estupor, rubor, pena y desánimo lo que está ocurriendo en el Partido Nacionalista Vasco (EAJ-PNV). Más concretamente, en sus cuadros dirigentes cada vez más distanciados, tanto de sus propias bases militantes como de su electorado.

Los datos son tercos y, en Euskadi, las cosas son como son: gana las elecciones EH Bildu ratificando una tendencia al alza del último ciclo electoral. En segundo lugar, el PSOE gana en los territorios históricos de Bizkaia y Araba, así como en las tres capitales de la comunidad autónoma vasca. EAJ-PNV cae a la tercera posición bajando de los 200.000 votos, algo como para hacérselo mirar de una forma inmediata y no con el habitual soniquete de “una seria reflexión” que viene a justificarse en la polarización, el voto útil, la baja participación, y la abstención de voto propio, electorado al que parecen infantilizar.

Vamos a ver: en igualdad de condiciones (dentro de una injusta circunscripción única estatal) no es extraño escuchar entre electores de EAJ-PNV por qué esas mismas circunstancias no afectan a EH Bildu. En realidad, a la hora de llevar a cabo ese recurrente ejercicio de reflexión, no hace falta que cuenten los números a sus electores ya que, saben leerlos y, más que probablemente, mejor que los dirigentes. Lo que en realidad hace falta es que les digan por qué los votantes clásicos de EAJ-PNV no quieren votar al partido. Como apuntaba, que les expliquen porque EH Bildu no es víctima de la abstención, de la polarización y del voto útil y el PNV sí.

Autocrítica es que les digan que están haciendo mal y de qué son responsables en vez de echar la culpa a los factores exógenos y a otros. Quizá lo procedente sería cambiar de arriba abajo toda la organización interna y terminar de una vez con el conflicto de intereses de decenas de cargos internos y públicos. Actualmente, las redes sociales hacen totalmente absurda su actual organización, en origen municipalista. Responsabilizar por parte de la dirección a unas controladas Organizaciones Municipales vacías de vida, contenido y debate, lleva a situaciones tan kafkianas como las de llegar a responsabilizarlas por elegir mal a los candidatos. Por desgracia, no es ningún sarcasmo.

Desde mi punto de vista, una de las soluciones no pasa por la de un rearme ideológico, sino por la de hacer un reglamento electoral interno democrático y cambiar el funcionamiento nepótico, amiguista, endogámico y cerrado de una cuadrilla. Tan sencillo y difícil como eso. Y, si eso no se hace, solo se debe a dos factores: hay miedo y hay intereses.

Las respuestas no deberían ser tan difíciles: EAJ-PNV ha sido un partido con una importante contribución de voto útil a sus resultados electorales. Para eso no hay que reflexionar mucho. Y para razonar que has bajado de votos porque parte de tus votantes han optado por la abstención tampoco se necesita ni mucha inteligencia ni mucha reflexión. Otra cosa es renovar el proyecto político y adaptarlo a los cambios de la sociedad. Y es que cuanto más tarde el PNV en renovarse, más oportunidades para que surja una alternativa. Lógicamente, veo la situación con la impotencia de un descartado y con la pena de que, algo que costó tanto esfuerzo, la actual dirección lo haya dilapidado… La misma dirección que se siente algo así como el Oráculo de Delfos donde cuyos miembros deben creerse llamados a regir los designios de Euzkadi, o algo por el estilo. En resumen, ni un conato de dimisión.

Una de las soluciones no pasa por la de un rearme ideológico, sino por la de hacer un reglamento electoral interno democrático y cambiar el funcionamiento nepótico, amiguista, endogámico y cerrado de una cuadrilla

La receta de partido para dirigir el país no funciona. El sistema de gobierno de amiguetes para regir el partido no funciona. La represión interna contra quien opina en contra de los burukides mata al propio partido. La falta de libertad para expresar opiniones dentro del partido puede acabar con él. Las redes sociales (casi inexistentes y controladas por afines y cercanos) impiden la libertad de expresión. Un sistema informativo de WhatsApp que no deja replicar no sirve de nada que no sea más que para pontificar. Este modelo de participación en el que quien quiera participar no lo puede decir es más propia de un convento de clausura. En definitiva, hay que abrir las ventanas.

EAJ-PNV es un partido asambleario que debería estimular la aportación de cualquier opinión o comentario que, sin represalias ni vendettas, pudiera servir para salir de la actual dinámica derrotista que ha llevado que EH Bildu haya 'sorpasado' al PNV en las elecciones europeas del 9 de junio 2024 en Euzkadi… En Araba y Gipuzkoa, la derrota es de unas dimensiones y proporciones épicas, antológicas. En Bizkaia, se dan claros signos de agotamiento y fallas en bastiones otrora intocables. De Nafarroa, mejor ni hablamos. Testimonial. Y todo ello, de abril a junio… en menos de dos meses… De 380.000 votos en abril a 194.532 en junio. Nunca en la historia el EAJ-PNV había bajado de 200.000 votos, ni tan siquiera tras la escisión de 1986.

Todo comienza en las elecciones municipales y a Juntas Generales, con 'eso' del Entzunez Eraiki (mientras colocaban a todo Dios), el trato al lehendakari, Iñigo Urkullu, la elección del nuevo, el follón de la Ertzaintza, el Guggenheim de Urdabai, el palacio de Iturrate, transferencias que llegan (si llegan), y con un tren de alta velocidad que será el último en la península.

Mientras tanto, la foto es esta. Lo morado oscuro (por CEUS, la coalición en la que concurría el PNV) es lo que han hecho con la sigla histórica.

Inocentemente, iba a hablar sobre la petición de responsabilidades, sobre dimisiones, pero me temo que eso no va con gentes acostumbradas al abuso de posición dominante. Con esas gentes que deberían preguntarse por qué buena parte de su electorado se queda en casa… Sin votar al PNV porque, si persiste esta tendencia, podría darse el caso de que esos mismos no-votantes llegasen a decidir votar a siglas distintas a las de la formación 'jeltzale'. Pero, de verdad, ¡eh! Y no como ese diagnóstico que concluye que el “voto útil” se ha ido al PSOE. Vamos a ver (que, al menos, sabemos contar): en Bilbao, sin ir más lejos, los socialistas han crecido en 5.000 votos mientras que el PNV ha perdido 31.000. El jaleo va a ser gordo cuando esas y esos 26.000 electores tiren de verdad de “voto útil” en vez de quedarse en casa.

Mucho me temo que esto va a ser muy difícil de explicar salvo que la presidenta del BBB, Itxaso Atutxa, vuelva a sorprender a las y los miembros de la Asamblea Territorial cuando soltó -sin pestañear y con gran énfasis- aquel argumento de cosecha propia de que, en las elecciones autonómicas, la Gabarra por la Ría de Bilbao había hecho bajar el voto del PNV en Gipuzkoa. La Asamblea quedó tan estupefacta como perpleja por la profundidad de semejante 'análisis'.

Tampoco es cuestión de ir dando ideas, pero, a saber, quizá ahora pueda hacer una reflexión parecida sobre la pérdida de hegemonía del partido que preside en Bizkaia diciendo que ha sido un maleficio del ultra conocido como Alvise. Al menos, podría tomar nota del nombre: Se Acabó la Fiesta y que la actual dirección haya decidido irse a casa antes de que esa situación llegue a producirse. De lo contrario, podría llegar a organizarse el siguiente Alderdi Eguna en el txoko de Sabin Etxea.

Por otros lares, Yolanda Díaz ha dimitido (aunque solo de sus cargos en Sumar) y Macron disuelto la Asamblea Nacional francesa. Por aquí eso no se estila, pero, de seguir así, disuelven el PNV. Lo que no logró ni Franco.

“Caja para depositar las papeletas o números en los sorteos y en las votaciones secretas”. Es la definición de urna. Como objeto inerte que es, se supone que no habla. Pero es eso algo con lo que yo no estoy muy de acuerdo. Y es que ya lo creo que las urnas hablan. Y lo hacen bien alto y claro. De hecho, es la ciudadanía quien dota de voz a esos objetos. Cosa bien distinta es que ciertos dirigentes políticos sigan sin comprender el mensaje que emiten esas cajas llenas de papeletas electorales desde, al menos, el año 2020.

Quienes tenemos una sensibilidad política de base y reconocido origen nacionalista (vasco) observamos con cierto estupor, rubor, pena y desánimo lo que está ocurriendo en el Partido Nacionalista Vasco (EAJ-PNV). Más concretamente, en sus cuadros dirigentes cada vez más distanciados, tanto de sus propias bases militantes como de su electorado.