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OPINIÓN | 'Ingenio de disuasión masiva', por Elisa Beni

Pokémons, zumba y rock and roll

Si Sabino Arana hubiese salido de la tumba hace diez días y se hubiese dejado caer por el Arenal de Bilbao se habría encontrado con la siguiente estampa: un nutrido grupo de vizcaínos socialdemócratas, todos vestidos de rojo, que, móviles en ristre, buscaban pokemons en torno al teatro Arriaga. Las Juventudes Socialistas lo publicitaron como la “Pokeparada socialista” y era, se supone, un acto de campaña.

Los actos de campaña, no lo olvide, se hacen para conseguir que paisanos le voten a uno. El porqué el PSE considera que los pokémons movilizan el voto es un misterio que ni siquiera trato de comprender. Claro que no es el único partido que ha optado por actos aparentemente diseñados para poner a prueba la vergüenza ajena del respetable.

Hace unos días, el PNV, formación conocida por su proverbial sobriedad, montó algo llamado U Fest (la U es de Urkullu), definido por el propio partido como un “mitin fiesta”. La parte de “fiesta” incluyó música en directo, DJs y clases de zumba (no me preguntes) con, por supuesto, barra de bocatas y katxis de kalimotxo. No deja de ser curioso que el promotor de semejante acción fuese precisamente el partido de Iñigo Urkullu, un hombre que, según ha confesado, solo bebe agua y solo porque, si no lo hace, igual se muere.

Algo parecido, aunque un poco más marchoso, montó Bildu el fin de semana: rap, danza contemporánea y equilibrismos (literales, aunque no sé si con voluntad metafórica) combinados con algún que otro destello de folclore autóctono. Eso sí: ni rastro de pokémons ni de zumba.

Pero volvamos al Sabino resucitado. Porque si, confundido por la pokeparada socialista, el fundador del PNV se diese una vuelta por el ensanche bilbaíno, podría tener la desgracia de toparse con, atención, la “Alonso Gilda Truck”. Una gilda, por si no lo sabe, es una un pincho que (en general) incluye una guindilla, una aceituna y una anchoa. Alonso es el candidato a lehendakari del PP. Y truck es camión en inglés. Esta combinación sintáctica da como resultado un food truck azul con el eslogan “El sabor es lo que nos une” (¿?) en el que, por alguna razón, Alonso va por ahí ofreciendo gildas gratis.

Desconozco la finalidad de todos estos espectáculos que, como habrá notado, nada tienen que ver con la política ni, en general, con nada. No tengo ni idea de si pretenden afianzar el voto cautivo o atraer otro nuevo. Quizá la psicología conductual tenga una explicación al fenómeno. A lo mejor se trata de confundir, emborrachar y saciar a la población con la finalidad pauloviana de asociar el partido tal a las endorfinas propias de la borrachera y el baile. O a lo mejor es simplemente que vivimos tiempos un poco idiotas y la política no puede quedarse al margen.

Si Sabino Arana hubiese salido de la tumba hace diez días y se hubiese dejado caer por el Arenal de Bilbao se habría encontrado con la siguiente estampa: un nutrido grupo de vizcaínos socialdemócratas, todos vestidos de rojo, que, móviles en ristre, buscaban pokemons en torno al teatro Arriaga. Las Juventudes Socialistas lo publicitaron como la “Pokeparada socialista” y era, se supone, un acto de campaña.

Los actos de campaña, no lo olvide, se hacen para conseguir que paisanos le voten a uno. El porqué el PSE considera que los pokémons movilizan el voto es un misterio que ni siquiera trato de comprender. Claro que no es el único partido que ha optado por actos aparentemente diseñados para poner a prueba la vergüenza ajena del respetable.