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Rajoy, sus economistas y la madre que los parió

En cuanto he leído las noticias referentes a una de las últimas intervenciones del presidente Rajoy sobre la evolución de la famosa crisis, he recordado a su madre (con el debido respeto que merece toda madre) y a las madres de quienes, poseídos de la debida euforia, le aplaudían con denuedo y entrega desatada.

En este caso con denuedo interesado, pues no en vano la corte de aduladores eran los empresarios y directivos de las grandes multinacionales y empresas españolas. El 'rendibú', antes de su subida al estrado y al regreso, se lo hicieron el presidente de los empresarios españoles y César Alierta, su homólogo en Telefónica. Pero, ¿qué fue lo que provocó la aquiescencia de ambos hacia las palabras de Rajoy? Ni más ni menos que ésto: “En muchos aspectos la crisis es historia del pasado y estas Navidades van a ser las primeras de la recuperación. La recuperación económica y social ya se vive en los mostradores de los pequeños negocios o en los pedidos de los proveedores, en las barras de las cafeterías o en las mesas de los restaurantes, o en las nóminas de muchos españoles y en el interior de sus hogares”.

Son muy atrevidas estas afirmaciones de Rajoy, principalmente por infundadas, pero además porque en España son una cuarta parte los españoles que sufren el desempleo, y son una quinta parte los que, según los parámetros internacionales, deben ser considerados pobres. El osado Rajoy no ha aprendido en cabeza ajena porque todos los presidentes anteriores a él erraron en sus previsiones de creación de empleo. Mi pregunta es: ¿habría hecho las mismas afirmaciones sin en lugar de empresarios hubieran sido sindicalistas y desempleados quienes le estuvieran oyendo?

Él es uno de los pocos que ha notado la recuperación de forma ostentosa, porque el pesimismo se ha adueñado de la calle de tal modo que este tipo de pronunciamientos deben ser acogidos como auténticas bofetadas. Sin embargo Rajoy, como el arcángel San Gabriel, de moda en estas fechas, anunció la buena nueva, de modo que la recuperación económica traerá consigo una subida de salarios. ¿Será verdad? ¿Será posible? Veamos lo que opinan otros, pero no otros cualquiera sino los que realmente dirigen a Rajoy, porque él no pasa de ser lo que era Doña Rogelia en las manos del ventrílocuo José Luis Moreno, dado que Rajoy se ha convertido en el muñeco inanimado de los poderes económicos.

El director del Servicio de Estudios del Banco de España, Malo de Molina, ha dicho que la moderación salarial ha sido muy útil para los empresarios y el empleo. Rossell, de la CEOE, opina que el crecimiento de salarios debe limitarse a las empresas que tienen beneficios, si bien supeditados a nuevas medidas que intensifiquen a las adoptadas en las últimas reformas laborales. Y el ministro De Guindos, que es 'de facto' el interventor que los poderes económicos europeos entronizaron en el Gobierno Rajoy, ha dicho que aboga por 'ajustar' los salarios para que se reduzca el desempleo. Completa el elenco de dichos y diretes el anfitrión César Alierta que se atrevió a advertir que “en España hay demasiada obsesión con los costes laborales”. ¿A qué carta nos quedamos?

Que Rajoy es, sobre todo, el presidente de los españoles más acomodados, está muy claro. Que la clase media, o sea los asalariados, ven constantemente mermados su poder adquisitivo mientras los multimillonarios ven engordar sus fortunas de forma desmesurada y alarmante, también. Que la desigualdad social y económica es tan pronunciada como inmoral, también. Que la dignidad de las vidas de los desposeídos deja mucho que desear, aunque no lo deje su decencia como ciudadanos, también. Que la vida de los que menos tienen debe ser tan respetable y respetada como la de los poderosos, no debe ofrecer dudas. Que Rajoy se ha convertido, irremisiblemente, en un tergiversador de las palabras, en un anunciador de laberintos dialécticos, en un cómplice a sueldo de los poderosos, en un extraterrestre con mando en plaza, en un trilero… es mucho más que una simple impresión. ¿Entendéis por qué me acuerdo de la madre que los parió?

En cuanto he leído las noticias referentes a una de las últimas intervenciones del presidente Rajoy sobre la evolución de la famosa crisis, he recordado a su madre (con el debido respeto que merece toda madre) y a las madres de quienes, poseídos de la debida euforia, le aplaudían con denuedo y entrega desatada.

En este caso con denuedo interesado, pues no en vano la corte de aduladores eran los empresarios y directivos de las grandes multinacionales y empresas españolas. El 'rendibú', antes de su subida al estrado y al regreso, se lo hicieron el presidente de los empresarios españoles y César Alierta, su homólogo en Telefónica. Pero, ¿qué fue lo que provocó la aquiescencia de ambos hacia las palabras de Rajoy? Ni más ni menos que ésto: “En muchos aspectos la crisis es historia del pasado y estas Navidades van a ser las primeras de la recuperación. La recuperación económica y social ya se vive en los mostradores de los pequeños negocios o en los pedidos de los proveedores, en las barras de las cafeterías o en las mesas de los restaurantes, o en las nóminas de muchos españoles y en el interior de sus hogares”.