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Sumar en Euskadi: un proyecto para cambiar de rumbo

Andeka Larrea

3 de junio de 2023 21:46 h

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La constitución de Sumar como partido político, esta misma semana, y la apertura de las negociaciones para conformar un frente amplio para concurrir a las elecciones generales del 23J, son dos acontecimientos que eran esperados por muchas personas. En concreto, por una parte importante de la ciudadanía que exige responsabilidad a quienes aspiran a representarlos en un Gobierno de progreso. Una ciudadanía que exige, ahora, todas las energías y fuerzas disponibles al servicio de un proyecto que garantice los logros obtenidos durante esta legislatura y aspire a seguir garantizando proyectos de vida dignos y justos para la mayoría.

Yolanda Díaz encarna otra forma de entender y practicar la política, más inclusiva, más amable y más centrada en los problemas reales de la gente. Los avances obtenidos en materia social y laboral (subida del SMI, reforma laboral o mejora de la contratación) así lo avalan. Y es a partir de esta otra forma de hacer en política por la que Sumar apela a una gran mayoría, en la que también están quienes se han desilusionado con la política. Una política, esta otra, cuyo objetivo es la mejora permanente de lo público, la ampliación y la garantía de los derechos ciudadanos. En eso, precisamente, consiste el “proyecto de país” que Sumar hizo público hace unas semanas y que servirá, a buen seguro, como primer paso para su programa electoral.

Los resultados de las recientes elecciones municipales y forales vascas arrojan conclusiones claras. La pérdida de confianza y de votos de la izquierda transformadora, que ha sido muy significativa, deja un mensaje muy nítido: hay que cambiar el rumbo. Con una implantación territorial en retroceso y una incógnita en torno al proyecto político que se dirige a la sociedad vasca, es comprensible que poco se pueda movilizar, ilusionar o empujar. La vocación de minoría es incompatible con la existencia de una sensibilidad social que apostó claramente, en 2015 y 2016, por un programa político transformador que se puso como garantía para que la mayoría en Euskadi se sintiera representada y acudiera orgullosa a votar. Desde la esquina del tablero, sin un claro cambio de rumbo, es imposible aspirar a recuperar aquellos apoyos.

Por otra, la sensación de que, por fin, algo parece moverse en la política vasca. La pérdida de apoyos que afecta al PNV resquebraja su imagen de partido imbatible y, si bien aún es pronto, podríamos estar asistiendo a los primeros momentos de un cambio de ciclo. Las recetas de siempre tampoco le funcionan frente a una sociedad vasca que pide políticas menos conservadoras y más acordes con los tiempos: igualdad de mujeres y hombres, oportunidades para las personas jóvenes, blindaje de los derechos sociales y compromiso eficaz con la transición ecológica. Se plantea, entonces, el comienzo de un momento político en Euskadi en el que se vislumbra la necesidad de un cambio de rumbo claro que sincronice con este sentir que expresa la sociedad vasca, no solo en las urnas, sino también cuándo habla de sí misma en los estudios sociológicos: progresista, comprometida con las políticas verdes, solidaria y favorable a una reforma del Estado autonómico que dote a Euskadi de más capacidad para gobernarse a sí misma.

Esta conciencia y compromiso para empujar desde las urnas el gobierno progresista que garantiza Sumar aparecen, por tanto, como las condiciones para movilizar y aunar las voluntades imprescindibles, cómplices y convencidas de las personas que creen firmemente que votar desde Euskadi es tan importante como votar en Euskadi, que hay que empujar desde lo vasco para que Sumar sea la garantía de un gobierno progresista y de que las medidas y derechos conseguidos no tengan fecha de caducidad.

La constitución de Sumar como partido político, esta misma semana, y la apertura de las negociaciones para conformar un frente amplio para concurrir a las elecciones generales del 23J, son dos acontecimientos que eran esperados por muchas personas. En concreto, por una parte importante de la ciudadanía que exige responsabilidad a quienes aspiran a representarlos en un Gobierno de progreso. Una ciudadanía que exige, ahora, todas las energías y fuerzas disponibles al servicio de un proyecto que garantice los logros obtenidos durante esta legislatura y aspire a seguir garantizando proyectos de vida dignos y justos para la mayoría.

Yolanda Díaz encarna otra forma de entender y practicar la política, más inclusiva, más amable y más centrada en los problemas reales de la gente. Los avances obtenidos en materia social y laboral (subida del SMI, reforma laboral o mejora de la contratación) así lo avalan. Y es a partir de esta otra forma de hacer en política por la que Sumar apela a una gran mayoría, en la que también están quienes se han desilusionado con la política. Una política, esta otra, cuyo objetivo es la mejora permanente de lo público, la ampliación y la garantía de los derechos ciudadanos. En eso, precisamente, consiste el “proyecto de país” que Sumar hizo público hace unas semanas y que servirá, a buen seguro, como primer paso para su programa electoral.