Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Vidas ejemplares hechas con alcornoque (segunda parte): Bengoetxea y Arrizabalaga
Si no ahora mismo, en cuestión de unas horas unas 35.000 “gatas y gatos” (entre ellos, usted mismo), habrán leído estas líneas. Lo digo porque ya hay quienes, pese a tener acceso de pago a cualquier dato de tráficos de audiencia, ya han comenzado a deslizar que estas reflexiones las “leen cuatro gatos”. ¡Miau! Siguen en su zona de confort, sin dar un palo al agua e instalados en su realidad paralela. El jaleo es que esos edulcorados datos son lo que les pasan a sus -aún- jefas y jefes. Ahora bien, ¿quieren seguir viviendo en Matrix? Pues nada, que lo sigan haciendo sin el menor problema, que ya les pagamos a escote. Pero dejemos bien claro que la realidad objetiva es la que es: estas líneas las van a leer, más o menos, y como poco, unas 34.000 personas más que las que hemos asistido este día 31 de julio (San Inazio) a los Jardines de Albia. Comprendo que el dato puede resultar molesto (por no decir más que jodido), pero es el que es.
Hecho el preámbulo, pasamos a centrarnos. Para ser diputada o diputado, más concretamente de la Diputación Foral de Bizkaia, se ha de tener una cualidad fundamental que no es otra más que la de saber abrazar y dar besos. No tan intensos como los de la española que, cuando besa, besa de verdad, pero sí que sean continuos, superficiales y acompañados con una amplia sonrisa. Lo comprobamos con la anterior diputada foral, Lorea Bilbao, que era la delicia de los pelotaris, y lo vemos ahora con su dedocrático repuesto, Leixuri Arrizabalaga. Brazo derecho en la Diputación Foral de Bizkaia y producto del dedazo de la Sra. Atutxa (que quiso hacerla diputada general, pero le dijeron que la ex alcaldesa de Gatika no era la indicada para ese puesto). Con escaño en el Parlamento Vasco (2012-2023) y burukide del Bizkai Buru Batzar, sin que se le conozca iniciativa alguna salvo aparecer a todas horas en Facebook, su primera orden fue decirle a la anterior directora del Palacio Euskalduna que, pese haber sacado ese coliseo tamaño paquebote de las deudas que le había dejado Andoni Aldekoa, se fuera a su casa. Y, claro, Arrizabalaga se cuadró y lo hizo sin pestañear y, para qué engañarnos, de muy buena gana.
Inunda las redes con su sonrisa, algo que no está nada mal, aunque no sepamos qué piensa de verdad acerca de la cultura vasca, ni si tiene plan propio, si conoce Santimamiñe o el Fuero Viejo, siendo ahora la que está en la sopa de todas las letras negritas de absolutamente todos los saraos de todos los medios para darnos envidia sobre lo bien que se lo pasa. Nos cuentan que no debe tener buen carácter y por eso la describen cómo lo hacían con Margaret Thatcher, que sonreía de día, arañaba por la tarde, y mordía de noche. Pero, por encima de todo, es una as a la hora de la obediencia debida.
El caso es que fue la responsable, no solo de designar al animador sociocultural Iñigo Iturrate como nuevo “gestor” del Palacio Euskalduna, sino de defender, y sin ponerse roja, en las Juntas Generales de Bizkaia tan impropia designación, estando a su lado la diputada general más callada que la estatua de Trueba en los precitados Jardines de Albia, la que mira de frente a la estatua de Sabino Arana. Y argumentó semejante dislate diciendo que su amigo Iturrate “es un agente cultural extraordinario y con muchas tablas”. Incluso fue más allá al decir que, el citado, “tiene la sensibilidad cultural necesaria llevando en el ADN lo que se necesita para ocupar el cargo”. Le faltó muy poco para decir a los atónitos junteros de Bizkaia que le había designado porque le daba la gana, pero se contuvo un poco. Seguramente le habría oído decir a su jefa, la Sra. Atutxa, que “las modas pasan, lo importante es el fondo del armario”, frase digna de ser cincelada (junto a la de La Gabarra) en el frontispicio de Sabin Etxea. Estos de la Dipu, trabajando codo con codo con el “Atutxato”, son así, aunque no se dan cuenta de que, si van dejando un reguero de sangre por los pasillos, terminarán resbalándose y. llegado el día, pueden caer por el sumidero. Dios no lo quiera. No deseo innecesarias escayolas a nadie.
Otra de las incógnitas de este nuevo Gobierno vasco es la aparición desde la penumbra de Ibone Bengotxea, nada menos que nombrada vicelehendakari del nuevo Gobierno vasco. Quizás para una vicepresidencia tan importante se hubiera requerido, como lo fue Idoia Zenarruzabeitia, alguien del mundo de la economía para coordinar toda esa área, así como culminar las transferencias, pero, al parecer, había que poner una mujer (que las hay, y muy buenas versadas en economía), pero, sobre todo prima ser amiga de su mentora. Porque lo que me parece un misterio es que estando EiTB como está (por los suelos), y que habiendo sido hasta hace cuatro días nada menos que directora gerente de la radiotelevisión pública vasca (luego corresponsable de la deriva del ente), la hayan ascendido de la peana a los cielos en un abrir y cerrar de ojos. Algo así como en aquel hit veraniego cantaban Alex y Christina Rosenvinge: “¡Hago chas y aparezco a tu lado!”. Igual yo no lo he podido comprobar, pero en su biografía, más bien hagiografía, nos decían que “tiene habilidad para las relaciones interpersonales, lo que le puede servir de ayuda para coordinar equipos y ejercer la vicelehendakaritza primera”. Ojalá sea así pero mucho me temo que no es esa la fama que tiene.
Nadie sabe que pasó para que no sustituyera a Iñaki Azkuna tras su fallecimiento y eso que comenzó su meteórica carrera política en 2003 en el Ayuntamiento de Bilbao, institución en la que fue concejala de Circulación y Transportes (también de Cultura y Educación) hasta 2015, por lo que nadie sabe por qué “saltó” de la noche a la mañana a la Diputación Foral de Bizkaia (presidida por el desaparecido Unai Rementeria), donde estuvo hasta el año 2021, período fecundo para ella pues conoció al actual lehendakari, pero hete aquí que, de repente y sin mayor explicación, apareció junto a Andoni Aldekoa en EiTB no sabemos exactamente a hacer qué. Su cese como diputada foral en plena pandemia sigue siendo uno de los grandes misterios de la transparencia del Bizkai Buru Batzar no detectado en su “escucha activa” pues desapareció junto a la portavoz foral, Elena Unzueta en plan Thelma y Louise.
Curiosamente la sucedió Elixabete Etxanobe. Por aquellos días sonaba remasterizada y versionada la vieja canción “Un velero llamado Libertad”, aquella que decía: “Ayer se fue, tomó sus cosas y se puso a navegar… Una camisa, un pantalón vaquero y una canción ¿Dónde irá? ¿Dónde irá?... Y se marchó. Y a su barco le llamó Libertad. Y en el cielo descubrió gaviotas y pintó estelas en el mar... Y regresó… Y una voz le preguntó. ¿Cómo estás? (...)”. Me encanta esta canción. Vene al pelo. Pero no es de uno de Mamariga, es de un conquense. O sea, que no es de Pradales, es de Perales.
Pero, también, curiosamente, la salsa no está ahí ya que hablamos de algo temporal. De hecho, ya se barrunta (y cuando el Cadagua suena, agua lleva) que su promoción no se debe a otra cosa más que a darla cierta visibilidad pública ante la posibilidad de que pueda ser la próxima la candidata de EAJ-PNV a la alcaldía de Bilbao. En este régimen de dedocracia, que no de meritocracia, esto no significa, ni mucho menos, que Juanmari Aburto no vaya a finalizar su mandato, pero quizás, por simples fechas electorales, quién no terminaría el mandato el Gobierno vasco sería la propia Bengoetxea. Y, si me pongo empático, hasta podría comprender la desazón que puede llegar a producir en el actual alkate de Bilbao el hecho de no poder designar a su sucesor o sucesora pero las cosas parecen pintar así. También siento en el alma que Amaia Arregi se tenga que enterar por aquí, pero, bueno, que no cunda el pánico: ya le buscarán “algo”. Y es que eso no se hace a todo un alkate, y menos ahora que lleva dos meses ensayando su aurresku anual en Begoña y para Aste Nagusia. Reconozco, sin la menor coña, que cada vez lo hace mejor. Al menos, el hombre le pone ganas e interés. Las cosas como son.
La nueva jefa de gabinete, la de Bengoexea, es una exconcejala en Bilbao con la que me llevo bastante por lo que, en absoluto, voy a entrar a valorar su buen hacer ni la que considero buena valía profesional. Pero tampoco voy a rebatir a quienes la conocen a nivel interno en el batzoki de Bilbo Zaharra (Casco Viejo) y me aseguran que es uno de esos corchos insumergibles que tiene en activo el PNV y a la que nunca se le preguntará qué le pasó a su nueva jefa en el Ayuntamiento de Bilbao o en la Diputación Foral de Bizkaia para dejar esos puestos sin que nadie - absolutamente nadie- ofreciera la menor explicación. Como hemos dicho, teniente de alcalde, eterna promesa con el difunto alkate Azkuna, y diputada foral que, como los viejos soldados a los que aludía el general de cinco estrellas Douglas MacArthur, se diluían en la niebla hasta que volvían a aparecer sin que nadie supiera qué habían hecho ni por qué se habían ido. Lázaro resucitó al tercer día. Bengoetxea día y medio antes.
Son esos curiosos misterios en la vida de estas personas que, como los rayos de luz, pasan por los cristales de una ventana sin mancharla ni romperla. Luminarias que, de repente llegan, hacen algo (aunque no sepamos qué) y, de pronto, desaparecen. Magia en estado puro: nada por aquí, nada por allá, pero siempre de pie y con la sonrisa puesta en el kit de serie. Exactamente igual que Arrizabalaga, su actual compañera en las letras negritas en los “ecos de sociedad”, de forma constante, bien sea en reiterados publirreportajes de El Correo (Español), en Deia, o en donde se tercie, proceda, o sea menester.
Al menos, en la inminente Aste Nagusia, esperemos no verlas en esas cutres “fotos de familia” que lo más casposo de nuestra Villa suele hacerse posando para los “ecos de sociedad” a la entrada del siniestro antro bilbaíno de tortura animal (Vistalegre) aunque, si alguien les dice que es bueno salir en la foto, pues no duden que ahí las veremos. Todo es cuestión de, como dicen en las Administraciones que gestionan, esperar los días hábiles que quedan hasta el 17 de agosto.
Para finalizar, un aperitivo de la siguiente entrega antes de que pierda actualidad. Resulta que hace unos días Aitor Esteban reprochó en sede parlamentaria, y directamente, al presidente (Sánchez): “Me sorprende que nadie diga que hay cosas que no se deben hacer, no porque las prohíba la ley, sino porque no se deben hacer”. Era una referencia a los presuntos “negocios” de Begoña Gómez. Centrándose en el “aspecto ético” de las actividades de la esposa de Sánchez, Esteban abundó en el reproche a la actuación del matrimonio presidencial.
Tengo que reconocer que hay que tenerlos bien cuadrados para soltar eso en la villa y corte sin pestañear y con un autosuficiente semblante entre serio y graciosillo. De hecho, no sé si glosarlo en el refranero por aquello de “consejos vendo, pero para mí no tengo” o, encajarlo en ése otro que habla de ver la viga en el ojo ajeno y no ver la paja en el ojo propio. Porque si nos ponemos estupendos, tampoco porque lo prohíba la ley, que no lo prohíbe, pero, desde un punto de vista ético -más bien estético- ya me dirán ustedes de dónde (y de quién) suele salir la primera propuesta para que la imagen de Aitor termine siendo colgada en una inmensa desplegada en Sabin Etxea.
También sabemos que Itxaso Atutxa sigue de cerca la campaña presidencial en los Estados Unidos de Norteamérica y, quienes la han sufrido la empiezan a llamar Ke-Mala Atutxa. Al margen del chiste, que, reconozco, no es muy para allá, lo cierto es que, supuestamente, culminada la “reflexión” derivada proceso “Entzunez Eraiki” no parece Atutxa aplicar las lecciones que dijeron haber aprendido. Por ejemplo, la esposa de Esteban (presidenta del EBB de EAJ-PNV, según nos “informaba” el pasado 24 de julio el Teleberri de ETB-2), afirmó haberse dado cuenta de que EAJ-PNV era percibido como un partido con “imagen de amiguismo” y, sin embargo, sin esperar siquiera a que dejara su alto cargo en el Parlamento, el acomodador de VIP en los mítines (Iturrate) era aupado a director general de Euskalduna Bilbao, en un movimiento que todo el mundo entendió -y entiende- como una puerta giratoria de libro, y con el agravante de que quitaba el puesto a Nerea Lupardo, que había conseguido dar la vuelta a las cuentas del palacio pasándolas del rojo al negro. Y si eso (que generó -y sigue generando- un considerable alboroto interno entre sectores de afiliados) no era suficiente, pues nos encontramos con el exvicelehendakari Erkoreka reconvertido en asesor de quién fuese su pupila
A éste, al taurófilo “Txikito de Bermeo”, también le veremos en las fotos del antro de tortura animal de Vistalegre en esta próxima Aste Nagusia. Le encanta y, sin miedo a errar, salvo por causa de fuerza mayor, lo podemos comprobar en la Semana Grande de Bilbao. Además, le gusta hablar en absurda terminología taurina.
Así las cosas, está el patio como para andar diciendo por ahí que la mujer del César no sólo debe serlo, sino parecerlo. Esperemos que a Sánchez no le de por adelantar a octubre las Elecciones Generales porque, de ser así (y tiene toda la pinta) el Partido Nacionalista Vasco se va a encontrar con un problema de los buenos... Con otro.
Y ya no va a “colar” más lo de justificar puertas giratorias después de haberlas desencajado vía “urgentes” ceses/nombramientos en el Boletín Oficial vascongado, lo de la pantomima de los “entzunes eraikis”, del “hemos entendido nada”, del cuento de la “bipolarización” (y, en esa circunstancia no tendrían el comodín del público de la circunscripción única), de lo de volver a nominar a tu txurri desde el salón de tu casa.
Creo que el cuento se va terminando, Va a ser que ya no cuela. Que pregunten a las urnas, esas cajas llenas de sobres con papeletas que ya no votan bien porque no votan conductas endogámicas, amiguistas, nepotistas, ni a clanes identificados. Si nadie lo impide, terminarán por cargarse una sigla con 130 años de historia por indisimulados intereses personales propios y cercanos. Al tiempo. Tristemente, lo estamos viendo venir. ¡Que levante la mano el jeltzale que no lo vea!
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