Campaña 'low cost' contra los aparatos de los partidos: independientes al asalto de Zalla, Hondarribia, Mutriku y Llodio

No salen apenas en los medios de comunicación y no pueden contratar publicidad por falta de presupuesto. Son candidaturas modestas pero, a la vez, molestas. En sus municipios tienen una gran relevancia. En algunos casos hasta han gobernado. En no pocos pueblos de Euskadi concurren opciones independientes cuyo origen es diferente pero que tienen en un común un respaldo social relevante. elDiario.es/Euskadi viaja a Zalla con Zalla Bai, que aspira a recuperar la alcaldía, a Hondarribia con Abotsanitz, donde quieren romper la mayoría absoluta del PNV tras años denunciando su gestión, a Mutriku con una plancha ecologista que ha peleado contra un dique portuario y a Llodio con Omnia, que aspira a tener la llave de la gobernabilidad en la segunda ciudad de Álava.

Zalla Bai: “Poner los vecinos en el centro”

Zalla Bai se quedó en 2019 fuera de la alcaldía por un “puñado de votos”. Literalmente. La lista más votada fue la del PNV con una diferencia de sólo 19 papeletas a su favor. El apoyo del único concejal de PSE-EE al PNV hizo el resto y quitó la makila a este grupo que gobernó entre 2011 y 2019. Unai Diago, ingeniero de Telecomunicaciones y profesor de FP, de 48 años, es ahora el que tiene la responsabilidad de intentar devolver a este partido independiente al poder. “Estamos ilusionados de poder conseguirlo”, señala el candidato a la alcaldía, que en la legislatura anterior fue el segundo en la lista y ha sido hasta ahora concejal. “Hay que volver a poner a los vecinos en el centro”, afirma.

“Esto es como una asociación vecinal. No nos sobra gente para tirar del carro y tenemos que repetir los candidatos. Mucha gente del pueblo se nos suma cada día y nos dan su apoyo, pero a la hora de dar el salto de colocarse en las listas es más complicado”, explica. También es complicado hacer campaña porque hay pocos medios. “Tenemos asignado un tope de gasto de unos 900 euros que se nos va en la impresión de papeletas, lo sobres, el programa, posters y demás cuestiones de papelería. Las tortillas o el chocolate que ponemos en los actos corre de nuestra cuenta. Todo de nuestro bolsillo. Y las redes y los vídeos los producimos nosotros con nuestra gente”, explican.

La ley marca que el límite de gasto se fija en función de multiplicar por 0,11 euros el número de habitantes de la población. Pero los partidos que concurren a las elecciones en al menos, el 50% de los municipios de una provincia pueden gastar, además, otros 150.301,11 euros por cada una de las provincias en las que cumplan la referida condición, lo que deja a los partidos independientes que sólo se presentan en un municipio con muchos menos fondos, aunque hayan tenido buenos resultados electorales.

Con los fondos con los que cuentan plantearse publicidad pagada en un medio de comunicación es “impensable”, dice Diago. “Aunque hiciéramos una colecta para sufragarlo nos pasaríamos del gasto y tendríamos una sanción. Así que eso nos condiciona mucho”, añade. Y eso “sin contar con la infraestructura que tienen otros partidos, que se llevan a los candidatos a alcaldes a los actos del candidato a diputado general, por ejemplo”, dice.

Unai Diago quiere devolver la participación ciudadana al consistorio, que considera que se ha quedado al margen de las decisiones importantes desde que gobierna el PNV. “Nosotros hacíamos reuniones con los vecinos a principios de la legislatura y antes de poner en marcha los proyectos. Ahora se está haciendo a posteriori, cuando ya están en marcha y hay poco margen de maniobra para cambiarlos”, señala. Esto es algo que se ha visto claramente, a su entender, con los pasos a nivel de Aranguren, donde ha surgido un importante movimiento vecinal en contra tras conocerse el proyecto.

“Los vecinos se han enterado de que van a tirar una casa o de que se parte el barrio por la mitad cuando ya está todo el pastel hecho”, afirma. Y pone como ejemplo de lo contrario cómo se ha llevado cabo el proyecto de la eliminación del paso a nivel de Zorroza en Bilbao. “Primero se ha hablado con los vecinos, luego con los técnicos y después se ha permitido a los vecinos que elijan entre varias posibilidades. En Zalla se ha puesto sobre la mesa cuando está todo hecho, cuando nosotros levantamos la liebre”, recuerda.

Unai Diago lamenta además que el equipo de Gobierno no facilita el acceso a la información, ni hay una “actitud generosa con la oposición”. “De hecho, tuvimos que acudir al Ararteko porque no nos respondían a nuestras preguntas”, subraya. Asegura que el proyecto de su formación es “participativo” -“somos un proyecto de los vecinos”- y como retos fundamentales de la localidad destaca el plan general urbano que va a definir el futuro del pueblo, y la eliminación de los pasos a nivel, que van marcar la estructura de barrios como el de Aranguren. El vertedero de Zalla a punto de clausurarse y las obras del polideportivo son otras de las claves que van a marcar la campaña y el futuro de la localidad.

Abotsanitz: “Hay que abrir las ventanas y sacudir las alfombras”

En Hondarribia, un pelotón de ciclistas con una banderola verde recorre estos días las calles de la localidad. Son integrantes de Abotsanitz, plataforma independiente y que es la segunda fuerza municipal, por delante de EH Bildu o de los socialistas. El PNV, eso sí, gobierna con mayoría absoluta. Su presupuesto está “por debajo de 2.000 euros” y los vídeos, carteles o maquetaciones corren a cargo de los integrantes del grupo. “No tenemos presencia en los medios mayoritarios, así que salimos a la calle y estamos en la calle”, cuenta Igor Enparan, el candidato. Realiza la entrevista desde una oficina en la que una quincena de personas ensobran manualmente las papeletas para buzonearlas.

Son sus terceras elecciones y quieren seguir mejorando resultados. “Consideramos que estamos creciendo. En 2015 sacamos tres concejales, en 2019 cuatro y ahora tenemos la sensación de que llegamos a la ciudadanía”, cree Enparan. “Yo soy el portavoz de muchas personas que ponen su grano de arena y colaboran en el día a día”, indica. Y asegura que la clave de su respaldo es ser cercanos a asociaciones, barrios e incluso problemas individuales. Cita Mendelu, Zaldunborda o la problemática del hospital del Bidasoa como algunos asuntos en los que se han implicado. “Al final, el trabajo es estar con la gente. Hacer labor de hormiguita y no solamente en período electoral. Hay que juntarse durante los cuatro años”, señala.

En su trayectoria, Abotsanitz se ha significado por denunciar irregularidades económicas y de contratación en el Gobierno del PNV. Tuvieron particular resonancia las que hicieron en relación a las adjudicaciones al grupo de empresas Montai, propiedad de un cargo del partido. “Al igual que el caso de Montai, que es el que más se ha escuchado, hay otro montón de contratos que se hacen año tras año y que se hacen de manera un tanto irregular. El servicio de limpieza de los edificios públicos ha estado en huelga durante prácticamente un año, con los colegios totalmente sucios. Tenemos la huelga de los jardineros”, apunta.

“Entendemos que en estas elecciones se ha abierto una posibilidad de cambio en Hondarribia. El PNV en este caso ha sido un partido que ha gobernado la institución local durante 24 años y en estos últimos ocho años de mayoría absoluta se ha olvidado de la ciudadanía. El propio Ararteko le tiró de las orejas porque no se respondía a la ciudadanía como debía ser. Entendemos que una de las claves es que ningún partido tenga mayoría absoluta”, apunta. Y promete: “En el Ayuntamiento, el aire está viciado y hay polvo debajo de las alfombras. Hay que abrir las ventanas y sacudir las alfombras”.

Berdeak Equo Mutriku: “El medio ambiente como algo trasversal”

Iñigo Agirre es el cabeza de lista de Berdeak Equo, hasta ahora Berdeak+Independienteak, que ha tenido representación durante cuatro legislaturas en el Ayuntamiento de Mutriku llevando a los plenos, fundamentalmente, las preocupaciones de la asociación ecologista Mutriku Natur Taldea. De hecho, Agirre, candidato a alcalde y ahora el único concejal en el Ayuntamiento de Berdeak+Independienteak, es el secretario general de esta asociación, y el ‘número dos’ de la lista, Rafa Pérez, es su presidente. El resto de la candidatura está conformada por independientes. “Todos hemos concluido que los principios de Berdeak Equo se ajustan con lo que nosotros defendemos”, dicen sobre el partido verde, que en el resto de Euskadi concurre en coalición con Podemos, IU y Alianza Verde dentro de Elkarrekin. Por eso han dado el salto de presentarse como agrupación electoral a sumarse a las siglas de Equo, aunque es él el único que está afiliado a este partido.

“Nuestro objetivo fundamental es conseguir que el medio ambiente, que ahora parece algo accesorio, se convierta en algo transversal, que implique a todas las acciones del Ayuntamiento. Hay que hacer frente al actual contexto de cambio climático”, apunta. Con esta premisa verde, Agirre quiere poner el foco, sobre todo, en las normas subsidiarias de la localidad, que no es otra cosa que el plan de ordenación urbana: “No se han renovado desde hace dos años”. “Nosotros queremos estar ahí para influir en esa normativa que va a tener mucha importancia en el futuro del municipio”, recalca.

Agirre señala como otro punto fundamental paralizar el avance de la ampliación del dique del puerto, una labor en la que está muy empeñada Mutriku Natur Taldea y para lo que ha presentado varias denuncias contra el proyecto en tribunales y también ante la Comisión Europea. Las obras están paralizadas porque hay que realizar un “modificado del proyecto” por “problemas técnicos”, según el Gobierno vasco. “Nosotros lo que queremos es que se paralice de forma definitiva”, insiste Agirre.

El candidato resalta también las dificultades que tienen para hacer campaña por su reducido presupuesto: “No es comparable el presupuesto que manejamos con respecto a un partido grande. Recibimos una aportación desde Berdeak Equo que nos permite imprimir un programa electoral sencillo y unas papeletas. Para los demás actos electorales echamos mano de la creatividad y la ayuda de nuestros simpatizantes para organizar eventos”. Su tope de gasto ronda los 600 euros.

Omnia: “En las encuestas o nos confunden o directamente no existimos”

Omnia es la tercera fuerza en la segunda localidad de Álava. Concurren a sus cuartas elecciones tras aparecer en 2011 con 898 votos y un concejal, subir a 1.989 sufragios y cuatro representantes en 2015 y quedarse con 1.807 papeletas y tres ediles en 2019. El grupo vecinal surgido por una problemática con la Agencia Vasca del Agua (URA) -“implicaba el derribo de casi el 10% del casco urbano y era una barbaridad”- se ha consolidado como una “estructura de participación” que es influyente en el Ayuntamiento, ahora en manos del PNV y antes de EH Bildu. “Estamos cerca de ellos y muy por encima del PSE-EE o del PP”, apunta Álvaro Barrios, el cabeza de lista y que, en su momento, intentó una suma de plataformas locales llamada Ikune para lograr representación a nivel foral en Álava.

Barrios ve muy necesaria una fuerza local y que mire por Llodio. Explica que la comarca de Ayala es Álava pero que mira más hacia Bizkaia, de cuyas Cercanías u hospitales depende. Hasta su prefijo telefónica es del Bilbao y no el 945 alavés. Sienten que la provincia peca de macrocefalia y que Vitoria acapara toda la atención. Su municipio es “el único que sigue perdiendo población” y la “industria se está quedando en nada”. “Las elecciones municipales son para elegir alcaldes, no un delegado de otros Gobiernos”, afirma sobre los partidos tradicionales. Asevera con dureza que el actual Ejecutivo, una coalición de PNV y socialistas, “saquea las competencias municipales”. Y añade Barrios que en toda la comarca hay esa misma sensación de escasa relevancia para Álava. Hay otras dos plataformas en marcha, como son Aiara Batuz y Okondo Aurrera, recuerda.

Como otros grupos independientes, protestan por la escasez de recursos. “El tema de la financiación es bestial. Tenemos 1.900 euros. Nos da para un folleto con las papeletas. Hemos dudado de si meter o no el sobre por si nos pasábamos. Cada cesta de rosas que trae el PSE-EE es una campaña de Omnia. Solamente la carpa del PNV ha costado más que todas nuestras cuatro campañas. El PP, que ahora no tiene representación, puede gastar 25.000 euros aquí”, explica. “Yo nunca he salido en televisión ni en ninguna parte”, continúa Barrios, que añade: “En las encuestas o nos confunden o directamente no existimos”. Con todo, son optimistas de cara a las elecciones y confían en crecer y, al menos, en tener la “llave” de un posible Gobierno. Su furgoneta Seat rosa chillón y unas gafas de realidad virtual para mostrar sus proyectos son sus armas en un campaña 'low cost'.