Muchos no comparten ni militancia, ni ideas, ni procedencia, pero sí el mismo camino, destino y denuncia. Los participantes de las Marchas por la Dignidad se dirigen hacia Madrid para mostrar el rechazo unánime de tantos y tantos ciudadanos a las políticas aplicadas por el Gobierno de Mariano Rajoy, “que ahogan a los ciudadanos y les abocan a la pobreza”. A estos caminantes les mueve el convencimiento de que la crisis se puede y se debe gestionar de otra manera y quieren visualizar su enfado y su reproche en lo que esperan que sea una de las manifestaciones más multitudinarias vistas hasta la fecha en la capital de España. Quieren tomar Madrid el día 22 de marzo y reclamar bien alto esos derechos fundamentales, “pan, trabajo y vivienda de los que se está privando a gran parte de la ciudadanía”.
Los peregrinos movilizados desde Euskadi desde diversas organizaciones sindicales y sociales o a título individual ya han iniciado el recorrido y algunos, como la columna guipuzcoana, lo ha hecho a pie y bajo la lluvia. En cabeza del pelotón de Irún a Donosti marchaba Jon Hernández hace unos días seguido de cerca de cincuenta personas. “El número variaba a lo largo del recorrido. Hubo gente que se iba sumando según nos veían pasar y otros que se apearon de la marcha en Rentería. Otros llegamos hasta Donostia. El caso era dejarnos ver, que la gente conociera la iniciativa y que se animaran a acudir a la gran manifestación de Madrid”, relata Hernández.
Este activista procedente del movimiento asociativo resta importancia a su militancia porque lo inédito de la iniciativa, a juico de los participantes, es que reúne a colectivos dispares, que dejan de lado sus diferencias para luchar por unos mínimos fundamentales. “Tenemos en común puntos muy elementales y básicos que hay que defender por encima de ideologías o posturas encontradas”, resalta el caminante. Este grupo retomará el camino hacia Madrid uno o dos días antes de la celebración del multitudinario acto. “A ver si conseguimos llenar un autobús, sino iremos en tren posiblemente. No nos hemos animado a ir andando por motivos personales. Las obligaciones laborales en unos casos, las responsabilidades personales en otros o ambas nos han frenado pero la causa lo merece”, declara el guipuzkoano que ha destacado la entrega y esfuerzo demostrados por el grupo de Pamplona que ya ha llegado hasta Zaragoza tras emprender el peregrinaje a pie.
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En Vitoria miembros del sindicato ESK ya han fletado un autobús. “Al principio tuvimos dudas sobre si iba a llenarse. Ahora nos faltan plazas”, revela Ignacio Funes. Irán sobre cuatro ruedas hasta la sierra madrileña. A partir de ahí paso a paso pretenden llegar a Madrid en cuatro etapas. “Haremos de 25 a 30 kilómetros diarios, no más. Hemos ido entrenando en función de nuestras posibilidades y se trata de llegar y no de retirarse a medio camino”, explica Funes.
Desde la capital alavesa saldrán al menos otros cuatro autobuses organizados por otros movimientos sindicales con destino a la manifestación. “La oposición no ha estado a la altura y tampoco ciertos sindicatos mayoritarios. Ante esta tibias reacciones, ¿qué nos queda?. Apelar a la ciudadanía para que todos nos movilicemos, mostremos nuestro malestar. Es parte de un ejercicio democrático. Se trata de unirnos más allá de lo que nos diferencia o nos aleja y hacer gala de la fortaleza y poder de esta sociedad unida el día 22 en Madrid”, explica Funes.
En Bizkaia emprenden tres marchas consecutivas que se desarrollarán el 14, 15 y 16 de marzo a modo de presentación. Además de las caminatas de Leioa a Santurtzi, de allí a Bilbao y de la capital vizcaína a Arrigoriaga, se celebrarán actos paralelos como una chorizada popular y conciertos entre otros eventos reivindicativos.
Desde la organización insisten que
“no se
trata de hacer columnas masivas de gente a pie, sino de sostener a un grupo
desde cada territorio y que converjan en Madrid. Una vez ya allí y sí masivamente, se
unan a personas de todo el país“. Los impulsores de la iniciativa hacen un llamamiento abierto para participar en esta acción. ”Todos tiene las puertas abiertas, personas de cualquier índole y condición, no hace falta que pertenezcan a ninguna organización“, aclara Ignacio Funes, de la sede de ESK en Vitoria.
La aspiración de los organizadores es reunir a un millón de activistas en Madrid.