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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Los críticos de EA piden la “independencia” de EH Bildu y limitar la coalición a “elecciones concretas”

Eusko Alkartasuna, el histórico partido socialdemócrata vasco escindido en 1986 del PNV y ahora integrado en EH Bildu, camina hacia la ruptura total en puertas de que el fin de semana del 19 y 20 de febrero se celebre en Vitoria su próximo congreso. La ejecutiva nacional de Eva Blanco ha aprobado esta semana -con el apoyo de cinco de los ocho integrantes- la expulsión del líder crítico, Maiorga Ramírez, de los coordinadores de tres de las cinco organizaciones territoriales -las de Álava, Gipuzkoa y Navarra- y de la responsable de Pamplona. En sentido contrario, este grupo mantiene imputados en los tribunales a tres dirigentes del sector oficial, Maider Carrere, Iker Ruiz de Egino y Mariano Álava, que han de declarar en marzo.

En este contexto, el sector crítico que cuenta con el apoyo del fundador y primer lehendakari, Carlos Garaikoetxea, activo aún a sus 83 años, comparece al congreso con una enmienda de totalidad a la ponencia política que hace honor a su denominación y supone un giro de 180 grados en relación a la posición oficial marcada por el equipo de la actual secretaria general. Aunque formalmente no se plantea la salida de EH Bildu, el documento es muy contundente contra la “fusión y progresiva absorción por Sortu” de EA y se habla de “independencia”: “Lo que quiso ser una coalición de diferentes de un amplio espectro electoral ha derivado hacia una real integración como formación política unificada con los rasgos (por añadidura fácilmente caricaturizados por las fuerzas españolas) de la izquierda abertzale histórica y 'heredera política de ETA y HB'”.

Este sector, que recibe también el apoyo de otros históricos como Rafa Larreina y de los expresidentes Unai Ziarreta o Manuel Ibarrondo, rozó la victoria en el cónclave de 2017, en el que se quedó a apenas 14 compromisarios de vencer a Pello Urizar. Éste dimitió en 2019, se abrió de nuevo la lata de la sucesión y los críticos han logrado en los tribunales la anulación de las primarias de en las que su candidato, Maiorga Ramírez, fue excluido por no alcanzar el mínimo de avales en la organización territorial de Iparralde.

La enmienda, en su punto sexto, plantea “nuevas formas de participación política y modelo organizativo” tanto en EH Bildu -que es la segunda fuerza política en Euskadi y condiciona la política navarra- como en la versión para Iparralde, denominada EH Bai. Según este texto, “el actual modelo organizativo” en EH Bildu es el origen de una “crisis permanente” en EA. De entrada, se plantea “el retorno de EUSKO ALKARTASUNA [en mayúsculas en el original] a su independencia como formación política”. La relación con Sortu y con el resto de socios debería pasar a ser “una coalición de partidos limitada a elecciones concretas”. No se menciona el precedente pero PNV y EA concurrieron conjuntamente a las elecciones en varias ocasiones a principios de siglo y luego, pasados los comicios, se separaban en grupos diferenciados y totalmente independientes.

Los críticos sostienen que en el congreso de 2017 un 80% de los compromisarios avalaron una ponencia política en la que se garantizaba el peso de EA dentro de EH Bildu y que, desde entonces, Urizar y Blanco han desfigurado aquella resolución. En este tiempo, EH Bildu ha potenciado sus estructuras propias -como IU respecto al PCE, por ejemplo- y es ya posible ser 'bilkide' o afiliado sin pasar por los socios fundadores. Antes, uno de los cuatro partidos originales, Aralar, se disolvió y sus miembros han pasado a ser independientes dentro la confluencia abertzale. “Lo vemos con enorme preocupación. Si nuestro objetivo era crear un frente amplio y plural, esto es un problema”, admitía a la luz de esta tormenta en EA un alto dirigente de EH Bildu.

La literalidad de la ponencia

“Debemos resolver definitivamente la disyuntiva entre la integración 'de facto', progresiva, de EA en un partido controlado por Sortu o la recuperación de su funcionamiento como partido soberano fiel a nuestros orígenes y trayectoria abertzale y socialdemócrata [...]. [La situación] Requiere un retorno inequívoco a la independencia de cada partido, al menos de EA, para su funcionamiento, decisiones electorales y acuerdos de nuevas iniciativas políticas”, se puede leer en la ponencia, que detalla que EH Bildu ha de ofrecer “un programa electoral compartible” y “establecer con claridad las cuotas de participación, listas electorales y rotaciones en su caso”. También se habla de “recursos económicos” para EA dentro de EH Bildu, de “portavocías rotativas o compartidas” -como IU con Podemos en el Parlamento Vasco- o incluso de “discrepancias pactadas”. “[Es] Lo que ha sido habitual en las coaliciones, que nada tienen que ver con las integraciones a modo de partido único, tal y como se ha hecho transfigurarse a EA en una EH Bildu controlada por Sortu”, se añade.

El documento incluye ejemplos de esa supuesto agravio comparativo, definido como “fatal marginación” en “todos los niveles institucionales” e internos. Se habla de “municipios con partícipes de EA privados de voz” y “sustituidos por 'bilkides' controlados por Sortu” como Donostia o Zarautz y hasta de “pérdida de alcaldías históricamente ostentadas por representantes de EA por imponer candidatos de Sortu que finalmente han recaído en manos del PNV”. Igualmente, se denuncia la “desaparición de representantes de EA en el Congreso (sí tiene un escaño en el Senado) y en Europa (cuando hubo que relevar al cabeza de lista no entró la segunda, que era de EA, y se optó por otro miembro de Sortu, inciden) o la salida del grupo europeo ALE -”del que EA es fundador“- para ”adherirse al grupo de las izquierdas radicales europeas“ en línea con la izquierda abertzale.

El “desigual recorrido” de Sortu y EA contra ETA

ETA y las visiones de Sortu y EA sobre el pasado terrorista también tienen un espacio en este descargo de agravios. “EA puede reivindicar una trayectoria histórica políticamente intachable, democrática, progresista y defensora de todos los derechos humanos que corre el riesgo de ser dilapidada en fusiones con partidos de desigual recorrido”, se reseña. Ya ha ocurrido que los críticos han denunciado la tibieza de EH Bildu en algunos casos, como los 'ongi etorri' a presos excarcelados.

Estas discrepancias no son nuevas pero brotan ahora con más fuerza que nunca. Los críticos indican que esta ponencia ha sido respaldada al menos por las asambleas de Vitoria, Bilbao, Donostia y Pamplona, así como en otras localidades. Sienten que tienen “amplia mayoría” para que sea la más apoyada en el congreso, lo que generaría un vuelco político tanto en EA como en EH Bildu. Por el contrario, Blanco ha apostado decididamente por la integración. En una entrevista con este periódico, de hecho, explicó que la actual línea de la izquierda abertzale se parece mucho más a la EA clásica que a la HB clásica. “Hablamos una y otra vez de los derechos laborales o de iniciativas y acuerdos que sirvan para mejorar la vida de la gente. Y eso es Eusko Alkartasuna 100%. Eso es Eusko Alkartasuna 100%. Y el que lo niegue es porque no lo quiere ver”, manifestó. En esa misma entrevista, explicó que las disputas internas en EA no contribuyen precisamente a reforzarla. “Eso no es atractivo para nadie. Me pongo en el lugar de una persona nueva que se quiera afiliar a un partido y esto es todo menos atractivo”, recalcó.

El congreso de EA llegará en algo más de una semana. Se celebrará en Vitoria, donde se fundó el partido. Ni Blanco ni Ramírez han confirmado si se presentarán o no, aunque parece obvio que habrá pugna entre los dos bloques. De momento, la disputa se dirime con las expulsiones por cuatro años del segundo y de Iratxe López de Aberasturi, Mikel Goenaga, Miren Aranoa y Esther Korres, que según 'Gara' no afectarían a sus posibles cargos con EH Bildu. El portavoz del equipo de Blanco, Ruiz de Egino, insistió en Radio Euskadi en que los expedientes tienen su origen, por un lado, en el cuestionamiento permanente de la estrategia del partido y, por otro, en “malos tratos de palabra u obra, o falta grave de respeto y consideración a compañeros”. Ramírez ha alegado que se enteró de la noticia “por la prensa”. López de Aberasturi y Goenaga estaban presentes en la ejecutiva telemática que aprobó las medidas disciplinarias, que previamente se basaban en una instrucción elaborada por la expresidenta de las Juntas Generales de Gipuzkoa Lohitzune Txarola.

Una reunión en el Parlamento con Blanco

“Se inició contra mí un expediente. No tengo constancia ni de la denuncia original ni de los hechos concretos. No he tenido posibilidad de declarar ante el instructor. No he tenido acceso a ningún tipo de documentación”, ha señalado Ramírez en el Parlamento de Navarra, donde es miembro del grupo de EH Bildu y representante de la coalición en la Mesa. Fuentes de EA indican que para garantizar el derecho a la participación política en la vida interna de este grupo las sanciones se activarían justo después del congreso. Añaden que, si ganan, tendrían capacidad para revocar estas decisiones. Los afectados, en cambio, insisten en que si una decisión política puede cambiar las expulsiones es que ha sido tomada de manera arbitraria, sin una base objetiva. En todo caso, la comisión de garantías que hace las veces de tribunal viene muy tocada de la pugna entre sectores. Este órgano estaba controlado por el sector de Ramírez y la misma sentencia en que anuló su exclusión de las primarias se hablaba de su proceder “irregular”, incluso con “presiones” a la única de los cuatro integrantes que era del sector oficial, a la que no se le permitía ser ponente en ningún asunto. No había ni presidencia, ni orden del día ni deliberaciones.

A 100 kilómetros de Pamplona, en el Parlamento Vasco, Eva Blanco es también miembro de la Mesa. Hasta la Cámara se han acercado dos docenas de afiliados críticos con carteles pidiendo democracia interna. Demandan urnas en los 'alkartetxes', las sedes sociales de EA al modo de los 'batzokis' del PNV. Entienden que el sector oficial ha suprimido las primarias y ha optado por un congreso con compromisarios. Jabier Estébanez, que ha ejercido de portavoz del grupo, ha asegurado que a días del cónclave desconocen cuántos delegados tendrán derecho a voto e incluso ha denunciado que las votaciones telemáticas van a complicar que muchos críticos de avanzada edad puedan participar con normalidad. Estábanez y otros dos miembros de EA han recibido autorización de la Ertzaintza para entrar en el Parlamento y reunirse durante unos minutos con Blanco en la segunda planta del edificio. Le han entregado una carta en la que le acusan de querer “subvertir” la voluntad de la militancia para retener el control del partido. Ante los periodistas, Estébanez ha añadido: “Si la afiliación les sobra, se la quitan de encima con expulsiones”. También ha dado a entender que solamente acatarán el resultado del congreso si estiman que ha tenido las garantías mínimas, “si es limpio”. Blanco no ha hecho comentarios tras la reunión.

EA su fundó en 1986 en un contexto muy concreto. El primer lehendakari, Garaikoetxea, lo fue por el PNV, pero se distanció del partido en posiciones políticas como la Ley de Territorios Históricos (que blinda el poder foral frente al autonómico) o por el caso del espionaje que sufrió por miembros de la Ertzaintza. La ruptura del PNV estuvo a punto de cambiar el panorama político vasco de raíz y el nuevo partido surgió con mucho peso, incluso ganando elecciones en ciudades como Vitoria con José Ángel Cuerda. En las autonómicas de 1986, tras el cisma, el PSOE superó en escaños al PNV y EA irrumpió con fuerza, pero los socialistas cedieron la Presidencia a José Antonio Ardanza. Una década después el PNV consolidó su posición mayoritaria y EA acabó integrada como socia en coaliciones con los nacionalistas. Tras el naufragio en solitario en 2009 y escisiones como la de Hamaikabat, EA impulsó un “polo soberanista” con la izquierda abertzale que sirvió de base para Bildu, Amaiur y ahora EH Bildu.

elDiario.es/Euskadi

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