Las cuentas del BEC, el gran recinto ferial de Euskadi que arrastra un agujero de más de 800 millones públicos
Gobierno vasco y Diputación de Bizkaia seguirán suscribiendo ampliaciones de capital de la sociedad hasta 2031 para financiar la deuda y paliar unas pérdidas que confían en equilibrar a partir de este año con el impulso de la Bienal
En el Bilbao Exhibition Centre (BEC) esperan la Bienal de la Máquina-Herramienta como ‘agua de mayo’, aunque llegará ya este mes de junio, entre los días 13 y 17. Es el certamen más importante de los que acoge el recinto ferial ubicado en Barakaldo, a pesar de su nombre. Los máximos responsables del BEC esperan que este año, ya de relativa normalidad tras lo peor de la pandemia, atraiga suficientes expositores y visitantes como para compensar, aunque solo sea en parte, las cuantiosas pérdidas que supuso el parón de actividad impuesto por la COVID-19, que llegó precisamente en año par, año de Bienal, que no pudo celebrarse. Por eso, aunque “la guerra de Ucrania no está permitiendo que la recuperación sea tan buena como se esperaba”, como señala a elDiario.es/Euskadi Xabier Basañez, director general de BEC, los presupuestos de la entidad para este año cuentan ya con una considerable mejoría de los resultados impulsados en buena parte por los expositores de más de 30 países y los visitantes que se espera que atraiga la feria, muy reconocida a nivel mundial. A ellos hay que añadir que se han recuperado los conciertos en el Bilbao Arena y la actividad de ferias importantes, como Expovaciones o el Wind Europe y que también los pabellones del BEC se destinarán a las numerosas OPE que va a convocar la administración. Atrás quedan, por fin, los meses en los que el BEC fue solo uno de los grandes 'vacunódromos' frente a la COVID-19.
La vuelta a la actividad normal, salvando el impacto que pueda tener la guerra, ha permitido al BEC plantearse unos presupuestos para este año en los que reduce las pérdidas de años anteriores, pero, aun así, tendrá un resultado negativo de 15,14 millones de euros. Si finalmente se cumple esta previsión, supondrá la menor cifra de pérdidas desde la inauguración del BEC, porque desde que se arrancó su actividad en 2004 acumula números rojos en sus resultados. El BEC sigue siendo teniendo un enorme agujero por el que se escapan millones cada año, lastrado por el pago de la deuda financiera de su construcción que el Gobierno vasco y la Diputación Foral de Bizkaia pagan a medias cada año, y seguirán pagando hasta 2031, con aportaciones millonarias, que sumarán hasta ese año unos 804 millones de euros. Como dato, el presupuesto de la Ertzaintza entera en 2022 es de 725 millones.
El año pasado se perdieron 19,74 millones, en 2020, 21,71 millones y en 2019, 19,91 millones. Hay que remontarse a 2018, para encontrar una cifra similar cercana a los 15 millones que se prevén para este ejercicio. Entonces los resultados cayeron 16,34 millones. En el año año 2013 el agujero llegó a 40,3 millones de euros. El elevado coste de la construcción del imponente edificio que se levanta en los terrenos de Ansio, de más de 251.055 metros cuadrados, y con seis pabellones para la exposición, superó los 500 millones y la deuda contraída para financiarlo, lastra año tras año los resultados. De hecho, fijándose en el Ebitda, el indicador que muestra el beneficio antes de restar los intereses por la deuda contraída, los impuestos, y la amortización de las inversiones, las finanzas del BEC salen mejor paradas. Aún así, solo tienen el Ebitda positivo los ejercicios 2004, nada más iniciar la actividad, 2006, 2008 y, más recientemente, 2016 con 277 millones, y 2018, con 2 millones. Todos, por cierto, años pares, con Bienal de Máquina-Herramienta, lo que indica la importancia de este certamen en las cuentas. Pese a ello, también fueron años de fuertes pérdidas.
La COVID-19 también ha tenido impacto en el pago de la deuda del BEC que se ha alargado tres años más por efecto de la pandemia. Los pagos finalizaban en 2027, pero el parón de la pandemia y la necesidad de que las instituciones volcaran más recursos en la situación de crisis sanitaria, ha obligado a renegociar los créditos que las instituciones continuarán pagando, suscribiendo ampliaciones de capital anuales. Desde 2004 hasta 2020, el Gobierno vasco y la diputación foral de Bizkaia, los socios que están financiando el BEC, y que poseen el 49,98% del capital cada uno, han aportado entre los dos 515,54 millones de euros para la financiación de la deuda, los intereses y también paliar las pérdidas del BEC. El resto de los socios, con participaciones testimoniales en el capital, Ayuntamientos de Bilbao y Barakaldo (0,01% y 0,02%, respectivamente) y Cámara de Comercio de Bilbao (0,01%) no suscriben las ampliaciones.
Actualmente, según confirma el director general del BEC quedan por pagar 189 millones de euros de principal de crédito a lo que habrá que sumar los intereses. El nuevo acuerdo suscrito con la banca supone que entre 2021 y 2023 solo se pagarán intereses, no la parte de principal. Para ello, se han realizado ampliaciones de 11,6 millones en 2021 y de 10,5 millones en febrero de este año y el que viene será un importe similar. Entre 2024 y 2031, Gobierno vasco y Diputación suscribirán ampliaciones de 32 millones de euros, 16 millones cada uno. Esto supone que a los 515,54 millones hay que sumarle hasta 2031 otros 289,2 millones. Lo que hace un total de 804,74 millones de euros lo que supondrá para las arcas públicas la puesta en marcha del BEC. Unas aportaciones que año tras año, desde las instituciones o desde el propio BEC, minimizan por el importante impacto económico inducido que supone la actividad de la feria en Bizkaia y en Euskadi en general. Por citar algunos ejemplos, se cuantificó el impacto en 45,5 millones en 2021, en 92,5 en 2019 o en 134,7 millones en 2018, la cifra más elevada desde supuesta en marcha.
No es la primera vez que se refinancia la deuda de 400 millones en créditos suscritos para pagar la construcción del BEC, 250 millones con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y 150 millones con un pool de bancos. En 2014 vencía el préstamo con el pool de bancos y la renegociación, unidas a las pérdidas millonarias del BEC -en 2013 perdió 40,33 millones- modificó al alza la aportación de Gobierno y Diputación, que desde 2004 aportaban una media de 24 millones -12 cada uno- en función de acuerdo suscrito en 2002 para financiar la construcción del BEC. A partir de 2014 las aportaciones anuales de las dos instituciones han variado entre 30 y 37 millones. Entre 2021 y 2023 estarán entre los 10,5 y los 12 millones, para volver a los 32 millones anuales entre 2024 y 2031.
Esta situación contrasta con la que atraviesa la Feria Ficoba, en Irún, salvando las distancias que la separan una de la otra, tanto por el tamaño como por la importancia de las ferias que acoge a nivel internacional. Ficoba, que arrancó en 2003 con una inversión de 21 millones de euros y 70.000 metros cuadrados “no tiene deudas porque el recinto ferial está ya pagado y tiene un impacto económico en la zona de 30 millones, y, salvando el bache de la COVID-19, que ha sido igual para todos, da beneficios”, señala José Antonio Santano, alcalde de Irún y presidente del patronato que dirige la feria, propiedad en su mayoría del ayuntamiento guipuzcoano. Santano considera que parte del problema del BEC está en la dimensión del edificio, que “se hizo pensando en las grandes ferias como la Bienal, pero que el resto del año no llena”. “El resto cabrían en Ficoba”, asegura. Este espacio, ubicado en la frontera entre España y Francia, tiene tres pabellones, aunque ahora la feria está en proceso de plantearse una ampliación de las instalaciones, para lo que también pediría apoyo institucional. La decisión y la cuantificación de la inversión puede estar definida después del verano.
Objetivo a 2031: “Que las instituciones no pongan un euro más”
La duda es si el BEC en 2031, una vez esté finalizada el pago de la deuda será autosuficiente y tendrá beneficios o si deberá seguir financiándose con aportaciones de las instituciones. El director general del BEC, Xabier Basañez, achaca las pérdidas de estos años a la “enorme carga” de la deuda financiera, por lo que espera que “para el año 31 la actividad genere recursos suficientes para que Gobierno y Diputación no tengan que aportar ni un euro más”, dice. De hecho, recuerda que tras la crisis financiera de 2012 hay una recuperación del Ebitda hasta llegar a casi el equilibrio entre los años 2018-2019. “Si no hubiera sido por la pandemia, hubiéramos conseguido entrar en Ebitda positivo en 2020. Ahora esperamos que esta meta que nos habíamos fijado de equilibrar las cuentas llegue en el año 2023-2024, o como mucho en el 2025. No mucho más allá”.
De momento las miras están fijadas en que este año se cumplan las previsiones que se han visto en parte truncadas por los efectos que puede tener la guerra en Ucrania. “Estamos recuperando el 100% de las ferias y de la actividad, pero no en los tamaños y en los volúmenes que deseábamos”, lamenta. En cuanto a la Bienal, no se han tenido expositores rusos o ucranianos hasta ahora, aunque sí visitantes, “pero eso no será significativo”, dice. Lo que puede afectar es que la guerra de Ucrania“ está influyendo en todo en general, desde la barra de pan, al litro de gasolina o la electricidad”. En cualquier caso, será “una gran bienal con una ocupación de el 100% del espacio, más expositores de más de 30 países, 3.000 máquinas expuestas y visitantes de más de 100 países”. La Bienal que puede marcar el cambio de tendencia.
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