Una veintena de grupos han conformado la plataforma vasca contra los crímenes del franquismo, que reclama la creación de una Comisión de la Verdad. Su primera tarea ha sido la recopilación de información. “No hemos cuantificado todavía la barbaridad de fusilados que hubo. En San Sebastián hemos censado 393 pero solo del año 1937. En Euskadi, calculamos que hay más de 3.000”, asegura Félix Soto, miembro del grupo Genocidio en Donostia, uno de los 20 colectivos de la plataforma, que este domingo ha celebrado una marcha en San Sebastián en homenaje a los ciudadanos que frenaron el avance de los franquistas. Un centenar de personas ha participado en la manifestación para denunciar la “impunidad” del franquismo.
Soto tiene claro que la barbarie pudo ser mucho peor en Euskadi. “Si no llega a haber una férrea defensa como hubo y no se da la orden de evacuación, que en San Sebastián propició que la mitad de la población se fuera, nadie sabe lo que habría pasado. Una masacre de fusilamientos”.
La plataforma ha recogido testimonios de unas 40 personas para reconstruir lo que pasó y ha acopiado documentación procedente sobre todo de hijos y nietos. Entre los papeles, hay uno que resalta, una instrucción del general Mola en 1936 antes del golpe de los franquistas. “Hay que sembrar el terror entre la población, eliminar si ningún escrúpulo ni vacilación a todo aquel que no piense como nosotros. Todo aquel que sea defensor del Frente Popular debe ser fusilado. Tenemos que causar una gran impresión”, reza textualmente el documento, bajo el epígrafe “instrucción reservada base quinta”.
La plataforma va recopilando paulatinamente más información, aunque “de los primeros fusilados en 1936 no hay nada. Aparecen como muertos en la década de los 40. Todavía tenemos casos de desaparecidos, como un hijo que se llevaron al no estar el padre en su casa”. El trabajo realizado descubre la crudeza de la represión franquista. “Tenemos el caso de un detenido en 1937 por estar al frente de los comedores públicos en la zona de Gros [en San Sebastián]. Lo fusilaron en 1939 y, a los seis meses, llega a una cárcel la comunicación de la conmutación de la pena”.
Otro fusilamiento fue el de un hombre que le detuvieron en la fábrica en la que trabajaba. “Su mujer fue a preguntar por él y le dijeron que había sido liberado, una coletilla que significaba entonces que le habían fusilado. El enterrador de Hernani [que solía hurgar en los bolsillos de gente que fusilaban y trasladaban al camposanto], sacó una foto del bolsillo de aquel hombre y se la quedó”. Esa imagen apareció hace cuatro años y permitió a aquella mujer (Pepi Etxeberria, la actual presidenta de la asociación Genocidio en Donosti), saber lo que le ocurrió a su marido. Proyectos de obras, como uno que se hizo en uno de los puentes del Urumea en San Sebastián, han permitido localizar siete fusilados, una vez transcurridos más de 70 años. La asociación censura “las pocas ganas” de los anteriores gobiernos municipales de San Sebastián “de cumplir la memoria histórica y eliminar los signos de la dictadura”.
El objetivo de la plataforma vasca contra los crímenes del franquismo es claro. “Esclarecer lo que ha pasado. En todos los sitios se han hecho Comisiones de la Verdad. Y que se juzgue a los culpables. El genocidio y los crímenes de la humanidad no prescriben”. La plataforma se ha sumado a la denuncia de un argentino en el Tribunal Correccional de Buenos Aires, que ha admitido una querella por genocidio. “El ministro [español] de Asuntos Exteriores ha evitado que venga la juez aquí y tampoco han dejado que se haga por videoconferencia. Pero hay gente dispuesta a ir a declarar a Argentina”.